La mayoría de los chicos con los que comparto Química, Matemática y Ciencias Sociales son deportistas. Con ellos a cada costado, arrojándose el balón en medio de las presentaciones individuales, es como si estuviera en medio del campo de juego.
Diré que me fue mejor que el año pasado con eso de presentarme y decir quién soy, qué me gusta hacer y a qué aspiro. Aunque no quite el hecho de que sigo creyendo que es rídiculo que si no contestas una de esas tres preguntas el profesor a cargo te fusilará con un montón más. Yoongi está de acuerdo conmigo: ¿cómo quieren que sepamos quiénes somos? Porque no puede ni ocurrírsenos responder con nuestro nombre de pila.
Ya no sé qué esperan de nuestra generación. Pero al menos no estoy solo en mi perdición social. Soy del veintidós porciento de la preparatoria que no tiene idea sobre qué hará luego de graduarse (el año pasado hicieron unas encuestas.)
Aún sigo creyendo que mientras pueda comprar unos KitKat para Yoongi y para mí con el sueldo de la florería estaré bien. Digo, no es como si estudiar una profesión sea indispensable. O al menos no lo es para mí. Jamás se lo he preguntado a Yoongi. Aunque en el fondo ya sé que me dirá y me aterroriza un poco.Me paso el recreo comiendo bollos de mermelada de fresa que compré en la cafetería.
Veo a la exnovia de mi hermano besándose con un tipo de mi clase-seguramente-en una de las mesas. Se ha cortado el pelo hasta los hombros. Tal vez tiene un fetiche con los atletas. ¿Será algo normal en las chicas fantasear con ellos? Mi hermana solía hacerlo todo el tiempo con un tal Brad, aunque ninguno de sus novios se llamó así. Estuvo con un tal Steve, el simpático de Charlie, Matthew, (maldito Matthew y sus mezclas de hiphop que se estancaban) y no sé cuantos más hasta que conoció al tímido de Frank. Admito que no creí que fuera él con quién se quedaría al final. No es del tipo con los que solía salir. ¡Es de lo más tranquilo!
Y ahora están esperando un bebé. ¡Un bebé!
Mi hermana y un bebé que no asimilo del todo en las curvas que lucía los veranos en la laguna. Recuerdo como si fuera ayer la vez que me agarré a golpes con un tipo que le chifló, y a Yoongi tirándome del cuello, con su sombrero de paja y la camisa de manga larga cubriéndole los brazos, arrastrándome como a niño regañado por el lugar, maldiciendo en voz baja.
Lo busco entre la gente de la cafetería hasta que la campana me interrumpe. De camino al taller de Ciencias Sociales miro cada rostro del pasillo. Comienzo a creer que Yoongi no salió de su aula y que no me está buscando como yo a él.
Qué se joda.
No es como si fuera mi único amigo.
Mi mente deambula mientras la presunta Sra. Hoods trata de que convivamos. Nos asignó parejas y este chico con el que me tocó apesta a colonia sesentera de las que mi padre solía ponerse apenitas en la nuca.
-¿Eres el hermano de Gong, no?-me pregunta, entusiasmado-. ¡Él era una bestia en el campo!
Lo miro con pesadumbre. Si me dieran un dolar por cada vez que llaman bestia a mi hermano Yoongi olvidaría la idea de ir a la universidad. (¡Sé que esa será su respuesta, lo sé!)
-¡Hombre, Jeon Gong es una leyenda andante!-exclama.
Intento meterme en la cabeza que este tipo sólo intenta ser agradable. Y no sé si es su cara o su voz, o su maldita y molesta colonia que intenta intoxicarme desde hace veinte minutos, pero deseo golpearlo tanto. Tanto. Y lo mejor es que Yoongi no está aquí para impedirlo.
-Mira...-empiezo a decir, pero un balón lo golpea justo en la frente haciéndolo tambalearse sobre la silla.
-¡Sr. Kim, primer día y es la tercera vez que le llamo la atención!-regaña la profesora.
Volteo sobre el hombro.
-Lo siento Sra. Hoods, mi compañero tenía un mosquito y ya sabe, primero el bienestar de otros que el de uno mismo.
-Sí, claro que lo sé si lo dije hace tres minutos. Una advertencia más y no lo querré volver a ver dentro de mi clase.
Ella se voltea indignada y camina a los pupitres de otros dos.
El chico de atrás lleva puesta la misma chaqueta que mi hermano solía vestir cuando asistía a Liberty, lo que me deja en claro una cosa: él es el nuevo capitán del equipo. Es bastante bien parecido como para no admitirlo, pero siento que su cabello empapado de gel y con forma de rampa arruina bastante su fachada de galán
-Discúlpalo-me dice-, se emociona como una niña con coletas cuando habla de Jeon Gong.
Mi «pareja» se palma la nariz.
Yo me encojo de hombros y vuelvo la vista a la pizarra.
Yoongi hijo de puta. ¡Ni siquiera me buscó!
-¿Jeon Jungkook, verdad?-me extiende su mano encorvándose sobre el pupitre-. Soy Kim Taehyung. Te ví en el pasillo.
Tiene un anillo en el dedo anular con forma de tigre.
Dejo su mano flaqueando en el aire y me doy la vuelta.
-Sí, la gente lo usa para trasladarse, así que es normal que me hayas visto ahí.
No siempre soy tan odioso. En realidad, soy el agradable. Yoongi se acerca más a odioso de lo que yo y eso es porque se aparta de las personas con gran facilidad. Se hace un lado y ellas piensan que es odioso. Quizá por eso soy el único amigo que tiene. Mi exnovia Lee solía decírmelo. «Tiene suerte de tenerte como amigo», pero últimamente no dejo de pensar en que él no es el afortunado... y útimamente estoy al borde de perder la cabeza.
Creía que era del tipo de chico que no piensa mucho antes de hacer las cosas: ahora me replanteo hasta mi desayuno.
Y mentiría si dijera que comenzó en mi cumpleaños. Ahora me percato de que es como si siempre hubiera estado aquí. Como una voz bajita en mi interior que ignoré de pequeño pero que con los años su tamaño ha ido aumentando y no tengo más remedio que oírla. Sin embargo, no quiero hacerlo. No por ahora.
Busco a Yoongi a la salida. El humo de los cigarrillos de la gente me aplasta entre el grupo hippie de la escuela. Yo sería uno de ellos si no escucharan tanto reggae, (se podría decir que es mi género menos preferido.)
Los deportistas se despiden chocando puños y me hablan de una fiesta que harán el sábado en la casa de Taehyung. La exnovia de mi hermano está con él.
Les digo que lo pensaré y finalmente se van.
Ubico a Yoongi a unos metros. Quiero darle un susto como los de película de terror cuando me aparezca de repente. Pero mientras más avanzo más creo que no quiere que lo haga.
Está con personas. Sonríe mientras una de ellas hace alguna estupidez con la boca. Y no soy lo suficientemente tonto para no notar que todos los de su alrededor son chicos.
Mis piernas se paralizan y lo único que hago es verlo. Me quedo donde estoy y lo observo un rato más. Cuando sonríe resplandece.
El error que cometí fue creer que el único que lo notaba era yo.