XVI. ES AÑO NUEVO, CARIÑO.

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Ayudo a mi madre a poner la mesa, mientras mi hermana espera paciente frente a la televisión por el maratón de Los Años Dorados

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Ayudo a mi madre a poner la mesa, mientras mi hermana espera paciente frente a la televisión por el maratón de Los Años Dorados.
Mamá, aunque tenga su mirada puesta en los cubiertos, también ansía poder verlo. Después de todo, era el programa favorito de mi padre. Lo veíamos los seis. Él, mamá, Jiyoung, Yeon, Gong y yo. Todos apretados en el sofá.

Yeon en el regazo de papá, yo en el de mamá, Jiyoung y Gong debajo de sus brazos...

—¿Falta mucho?—pregunta el abuelo, desde su silla de madera.

—Te dije que poco hace un minuto, Yang—dice mi madre, él frunce el ceño.

El abuelo es un poco especial. Inpaciente, de mal carácter y algo meláncolico. Pero lo queremos, de todas formas. Además, pasaría las fiestas solo sino fuera por que lo visitamos cada año en estas épocas. La abuela murió hace casi una década y su hijo, mi padre, hace cuatro. Mi madre dice que somos lo único que tiene y que debemos disfrutar de su compañía porque nunca sabremos cuando abandonará el mundo, lo que me provoca escalofríos.

—¡Gong, está entrando humo, le hará mal al bebé!—exclama Jiyoung. Mi hermano acomoda la leña por vigésima vez en el día y sopla para desviar el humo.

No le he dirigido la palabra desde que nos subimos al auto y partimos a casa del abuelo. Sólo el ver su rostro le da alas a mi imaginación,
exagerademente gráfica y perturbadora, tanto que podría vomitar encima de los frijoles.

Gong se limpia las manos y toma una papa frita de la bandeja.
—¿Todo bien en la escuela?

Me muerdo el labio. «Maldición, maldición», repito internamente.
—Sí, todo bien.

Se lleva un frijol a la boca, y me contengo de preguntarle si está todo bien ahí dentro.
—Mamá dijo que no estabas seguro de aplicar a Winsdey, para ayudar en la florería. ¿Estás seguro... del todo?

—Me lo estoy pensando, sí. Además ni siquiera debo «aplicar», exactamente...

—¿Y qué es lo que hará Yoongi?

Me quedo mudo por unos segundos. Opto por fingir no darle mucha importancia y encogerme de hombros.
—No lo sé, no le he preguntado.

—Bueno, él siempre ha tenido buena mano para los estudios, con sus calificaciones podría entrar a cualquier universidad que desee. Incluso podría obtener una beca y largarse de Winsdey cuando quisiera.

Vuelvo a hacer silencio.
—Sí—trago saliva—, es verdad.

Gong no se equivoca. Pero ese hecho no hace que deje de doler, ni un poco.
Pasan las semanas, junto con los días y las horas, y no dejo de temer porque Yoongi se aparte de mi lado.
Después de todo este tiempo siendo amigos, y haciendo esas cosas de las que deberíamos avergonzarnos... Todas esas malditas y hermosas experiencias por las que hemos pasado, que he convertido en recuerdos horripilantes que me atormentan... como si él fuera algo que quisiera olvidar, o pretender que no está ahí.

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