He estado pensando en lo que sucedió aquella noche del cinco de septiembre, y por más que le dé vueltas y más vueltas, sigo creyendo que es culpa mía que Jungkook comenzara a evitarme.
El domingo de esa semana lo ví en la iglesia, con la corbata a rayas que su padre usaba en las fiestas.
Apartó su mirada de la mía en cuanto se encontraron.En la escuela la mayoría del tiempo lo pasa con futbolistas.
Quiero decirle que lo siento, pero no hago más que querer y quedarme quieto como un idiota en mi lugar.
Supongo que él no estaba seguro de lo que quería esa noche. Debí habérselo preguntado. «Jungkook, ¿de verdad quieres besarte conmigo, un hombre que está más que demente por que al menos lo mires?»
A este paso no volverá a dirigirme la palabra hasta fin de año.
E intento respetar su decisión. Él no esperaba tanto este beso como yo. A él probablemente ni siquiera le debo de gustar.Cada vez que pienso en lo que dijo más creo que sonó como si tratara de convencerse de que así era. Y entiendo. Porque cuando era más joven, solía intentarlo todo el tiempo. Incluso fisjonear las revistas de Zach. Pero nunca me satisfacían. Tan sólo el rostro de Jungkook provocaba más cosas en mí que esas porquerías.
—¿Y entonces por qué me besó?
También existe esa pequeña posibilidad de que simplemente quería probar.
Todos deberíamos ser libres de probar, podría decírselo y ofrecerle pretender que no fue nada. Podría... pero no hago más que hacerle mezclas desde hace un mes.
Porque para mí lo fue todo.