Las reparaciones del santuario de Londres continuaron casi por un mes. Entre los tres consiguieron dejar el santuario como nuevo y aquello, según Cynthia, merecía una celebración.
-¿Qué celebramos exactamente? -David observó su vaso con alcohol, para luego observarla a ella.
Cynthia movió sus manos y apareció un equipo de música. En seguida el sonido se extendió por la sala. William estaba sentado en un sillón, con un vaso de whiskey mientras los observaba. Se sentía un poco incómodo, no sabía qué hacer en las fiestas porque nunca había ido a una.
-Celebramos que hemos terminado las reparaciones.
-Pero es nuestro trabajo. -añadió David.
-David -dijo ella señalándolo con el dedo.- No me quites la ilusión.
Él levantó las manos en señal de rendición mientras sonreía divertido.
El ambiente entre los tres había mejorado mucho. Cynthia y David se movieron al ritmo de la música, ella no podía evitar sonreír. Más conforme el alcohol afectaba su cuerpo.
- Vamos William -dijo Cynthia. Pero William no era de los que bailaba, así que no se movió.
Ella movió sus manos y una energía blanca agarró el sillón haciendo que se moviera despacio hacia ellos. Sino quería levantarse bailaría sentado. El sofá flotó en el aire al ritmo de la música mientras David reía a carcajadas. William solo oculto su rostro.
Las horas pasaban entre risas y bailes, hasta que empezó a anochecer. Cynthia se sintió cansada y se fue a su habitación, dejando a ambos hombres en la sala, charlando.
Se quedó sentada en su cama observando la ventana. Llevaba casi un mes sin saber nada de Stephen. No iba a negar que se sentía un poco dolida. Había esperado que él la buscase pero al parecer no iba a ocurrir.
¿Debía rendirse? ¿Dejar que aquel sentimiento muriese poco a poco? O ¿Debía ser ella la que diese el paso?
Cynthia resopló mientras se dejaba caer en la cama. No sabía qué hacer, pero lo extrañaba mucho.
(...)
Unos días después, Cynthia acudió a Kamar-taj. Era costumbre que los maestros de los santuarios se reunieran con el Hechicero Supremo para informar sobre la situación. En esa ocasión, el Hechicero Supremo era también un maestro. Se reunieron en la intersección que había entre puertas de Kamar-taj en la biblioteca. Stephen la miró nada más atravesar la puerta. Había estado nervioso desde que supo de la reunión, no sabía cómo actuar, no como mirarla.
Ambos se miraron en cuanto estuvieron en el mismo lugar, ninguno apartó la mirada. Sintió como su corazón latía desbocado. Ella lo había saludado con una sonrisa y él había correspondido. Ni siquiera se enteró de que iba la reunión. Ella habló poco, lo único que había podido hacer era reparar todo el santuario.
Cuando la reunión había terminado, se sintió triste. No quería irse aún, así que se quedó quieta, hasta que estuvieron a solas.
- Parece que lo llevas bien. -comentó ella
Stephen se sentó en una de las sillas de la biblioteca. Su sonrisa era tensa.
-Hago lo que puedo, teniendo en cuenta que no se lo que hago la mayor parte del tiempo.
Ella se sentó frente a él, su mano temblaba así que colocó su mano sobre la de él. Ignoró las cicatrices y se concentró en su mirada.
- Estás haciéndolo genial, señor Hechicero Supremo. - él sonrió por su tono juguetón- ¿Debo inclinarme cada vez que lo veo?
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Love in dark times (Doctor Stephen Strange x oc)
FanfictionCynthia Spring, es como cualquier mujer de Nueva York. Poco tiempo libre, pocas relaciones sociales y mucho trabajo. El único amigo que aún sigue a su lado desde su infancia es Stephen Strange, un neurocirujano muy reconocido pero increíblemente arr...