5. El ojo de Agamotto.

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Aún había muchas cosas que debía mejorar y a la vez había mucha energía en su interior que debía controlar. Su poder estaba despertando, poco a poco y debía ir aprendiendo conforme aquello iba ocurriendo. No era sencillo. A veces tenía exceso de energía y explotaba como una bombilla, y otras se sentía agotada y vacía.

Ver aquellas estelas solo fue el principio. En ocasiones las imágenes de un futuro cercano iban a sus ojos mostrandole exactamente que iba a pasar si no hacía algo. Eso era difícil de controlar, sobre todo por que, por lo general, eran imágenes sin ningún sentido de gente que no conocía o situaciones que no sabía en que momento exacto iban a ocurrir podía ser en varias horas o minutos o años. Aquellas imágenes iban por la noche, o mientras desayunaba o cuando se duchaba. Daba igual el momento. Ella no lo controlaba, lo único que sabía es que eran situaciones que de alguna manera la involucraban.

Pero recientemente había descubierto que podía ver también lo que ella deseaba ver. Debía concentrarse mucho hasta un punto que sentía que su cabeza iba a explotar. Pero lo conseguía, conseguía las imágenes que más ansiaba. Para probar, lo intentaba con situaciones cercanas, como averiguar qué comería al mediodía o de que hablaría con Wong en la biblioteca.

La Hechicera consideró adecuado que practicase artes marciales. Cynthia sabia un poco de defensa personal, pero no artes marciales. No iba a negar los nervios que sentía, pero no debía haber mucha diferencia de lo que hacía con la Ancestral, aunque el propósito fuera diferente.

La Hechicera simplemente observaba la lucha, se paseaba observando a todos los aprendices pelear y corrigiendo ciertas posturas. No le pareció extraño que practicasen artes marciales, supuso que era otro tipo de entrenamiento, como algo de disciplina. Stephen y Mordo peleaban varios metros a su lado, y ella tenía delante a su contrincante, un maestro mucho mayor que ella. Sonrió con inocencia.

-Espero que no sea muy duro conmigo.

El maestro no sonrió, no dijo nada, permaneció impasible. Una parte de ella comprendía un poco a Stephen. Era un lugar demasiado serio y formal para la personalidad de ambos.

El maestro le lanzó un palo, normal y corriente. Él fue el primero en atacar, aprovechando que ella miraba el palo, confusa de que no tuviera magia, pero ella levantó la mirada a tiempo y se defendió. Colocó el palo en medio antes de ser golpeada, retrocedió buscando distancia. Sus ojos captaron aquella estela blanca, cada vez la veía con mayor facilidad y supo que moviendo iba a hacer. Movió el palo hacía sus pies, buscando que él perdiera el equilibrio.

Algunos estudiantes dejaron de entrenar y observaron. Stephen se distrajo mirándola el tiempo suficiente para que Mordo lo agarrara del cuello desde atrás.

Cynthia y el maestro se encontraban inmersos en un baile, o al menos eso parecía desde fuera. Los movimientos era elegantes y precisos. Atacar, esquivar, moverse. El maestro tenía a sus espaldas años de entrenamientos y aun así no conseguía tocarla y ella, tan novata y principiante como era, se las arreglaba para esquivar, moverse y atacar. Ella lo veía, cada moviendo, cada respiración...

Hasta que encontró un hueco en sus defensas, tan pequeño que merecía la pena intentarlo. Estiró el palo hacía el rostro del maestro y luego aprovechando que iba a defenderse, con una rapidez asombrosa lo golpeó en sus piernas.

El maestro simplemente retrocedió perdiendo el equilibrio y ella remató golpeando su pecho. El palo se agitó en el aire y salió volando hacía Mordo que sostenía a Stephen. El golpe en la cabeza lo distrajo lo suficiente para que su amigo se liberase. Stephen y Mordo la miraron.

-Perdón. Se me ha escapado.

La fingida inocencia de su sonrisa y sus palabras la delataban. Mordo gruñó y se centró en Stephen. Su amigo la miró apretando los labios para ocultar la sonrisa que amenazaba con asomarse.

Love in dark times (Doctor Stephen Strange x oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora