48° Dos rayos y una estrella

2.1K 170 26
                                    

Arabella

Quizás todo esto sea una pesadilla, tal vez tome algo y me dejó delirando... pero me niego, me niego aceptar que mi madre y mis hermanos están muertos; que no volveré a verlos más. Entre los brazos de Akem miro a todos vestidos de negro en el funeral de ellos, algunas amistades de mi madre estan aqui al igual que una parte del elenco de la pelicula que grababan mis hermanos.

Mi tío Valentin no se ha separado de los ataúdes desde que la funeraria trajo los cuerpos. El recuerdo de mi madre con su preciosa cara deformada y pidiéndome disculpas, no salen de mi mente. Beatrice no fue la mejor madre del mundo, pero para mi lo era ya que todos como seres humanos nos equivocamos. Dios, mi Dios no le dio una oportunidad para estar con sus nietos, conmigo y Valentin.

Rodrigo y Alessandro Duarte, los gemelos inseparables. Tenían un futuro por delante, muchas películas más por grabar y una familia que formar. Rodrigo dejó a su novia de toda la vida destrozada y con el corazón roto; mientras que Alessandro nos dejó devastado a mi tío y a mi. Se que Massimo desde la cárcel se debe estar lamentando todo, perdió a dos de sus hijos y perdió una gran mujer, y si el le llaga a llorar a Beatrice, que las lágrimas se le sequen. Engaño a mi mamá cuantas veces quiso, ahora que se ahogue con el dolor.

— Pequeña, tienes que sentarte un rato. No le hace bien al bebé y mucho menos a ti. — Akem besa mi frente sin dejar de darme calor con sus brazos — Tienes los tobillos muy hinchados. ¿Quieres comer algo?

Lágrimas silenciosas se escapan de mis ojos. — De aquí no me muevo, Akem. No tengo apetito. Anda y come algo tu, que no has comido nada en el transcurso del día.

— Lo mismo te digo Arabella. No lo hagas por mí, ni por ti. Hazlo por esa pizza que viene en camino, por nuestro hijo. — me mira a los ojos con compasión.

Asiento. Él tiene razón, por el niño que crece en mí debo ser fuerte pero esto no me lo esperaba. Nadie, absolutamente nadie pensó que esto iba a ocurrir. Me querian asesinar a mi junto mi idiota, si me hubiera subido a la camioneta, mi madre y los gemelos estuvieran aqui.

¡Llorando tu muerte! — me recrimina la voz de mi cabeza.

El silencio reina en el lugar, las miradas puestas en mi transmiten compasión. Ver las tres ataúdes de las personas que más quiero en la vida, me destroza el alma; el odio y la venganza es mi nombre donde no me importa a quien me lleve de por medio, así como no les importaron lanzarme al vacío en el cual es muy difícil de salir.

Me alejo de los brazos de Akem y me encamino hacia la urna de Beatrice. Tocar la fría madera con la yema de mis dedos, eriza mi piel. Sobre ella se sitúa un porta retrato de su magnífica cara, con una sonrisa tan angelical. De esas que me regalaba cuando me sentía mal cuando niña y se quedaba durmiendo conmigo; de esas que deleitaba cuando llegaba a casa luego de los viajes de trabajo. En la fotografía se puede ver lo feliz que era últimamente, desde que se separó de Massimo.

Leonardo ni porque su madre haya muerto la coloca como prioridad, todo es su miserable trabajo. Se convirtió en un ser ambicioso, solo le importa si mismo y la gran reputación que tiene.

— ¡Mami! ¿Por qué te fuiste? ¿Por qué no aguantaste un poco más? — pregunto como si me fuera a responder — Es mi culpa, madre. A mi era a quien querían matar, yo soy la que debería estar ahí. ¡Levantate joder! demuestra quien eres, la D'angelo que somos. — susurro con un nudo en la garganta. — Juro que me vengare y no me importa a quien me lleve por delante. No se debieron meter con mi familia, ahora sabrán que esta Arabella no siempre tiene misericordia.

¡Maldito! ¡Mil veces maldito!

Todo ese miedo que sentía solo por oír la voz de Fabrizio se desvaneció. Ese temor se convirtió en sed de venganza, mató a mi madre y a tres de mis hermanos. Esto no puede quedar impune.

FUEGO +18  [2] ✓ [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora