FUEGO +18 [2] ✓ [Borrador]

54° Vuela alto mi ángel

Narrador Omnisciente

Una noche estrellada y fría a su vez, toma la ciudad de Moscú. Mientras que unos buscaban cómo darse calor a través de cobijas, guantes, bufandas y demás, los señores Ivanov pasan una acalorada noche en la encimera de la cocina demostrando su deseo carnal. Para la sociedad aún es muy tabú las prácticas sexuales fuera de lo normal, cosa que ni Akem y Arabella están acostumbrados experimentar.

Arabella siempre ha sido una mujer que le ha encantado aprender nuevos métodos de placer, ella está abierta completamente de mente a la hora de follar. Le gusta ser una mujer deseada ante la vista del hombre y aunque mayormente no está buscándolo, igualmente ocurre y le sube el ego.

Akem es un mafioso que creció obteniendo todo lo que desea, especialmente el poder, respeto y prestigio. Desde muy chico a tenido en sus manos la decisión de elegir entre varias mujeres para ocupar unas horas de sexo rudo, al principio no le gustaba "maltratar" a una mujer pero cuando descubrió junto a su ex difunta novia Annika el BDSM, supo que eso era lo suyo. Alli tambien descubrio su fetiche por la sangre donde pocas veces a practicado con su esposa ya que Arabella le ha mostrado que el sexo no se enfrasca en una sola cosa. Le ha provocado nuevas fantasías que jamás había tenido el capricho de cumplirlas hasta la llegada de ella a su vida.

La llegada de ambos a diversas vidas sacudió todo su mundo como un terremoto, un terremoto cargado de lujuria, deseo y amor.

Con las luces apagadas de la cocina ambos follan deliciosamente y aunque tenian previsto tener sexo en el piano al llegar, Arabella quiso refrescarse con un vaso de agua; agua que se convirtió en sexo.

Con su vestido ya roto por las grandes manos del Boss y nada de ropa interior, Akem tiene su cabeza metida entre las piernas de su mujer lamiendo, chupando, haciéndola ver las estrellas y si es hasta posible tocarlas. La mujer de la mafia roja gime sin parar, no tiene ni una pizca de vergüenza al hacerlo. Ella posiciona su mano sobre la cabeza de él para controlar cada movimiento que la boca del idiota la hace sentir, la hace estremecer.

— ¡Idiota me voy a venir! — grita con el éxtasis colado en cada poro de su cuerpo.

— Hazlo, vente en mi boca. En la boca del Boss. — continúa lamiendo en ese botoncito que a cada mujer le da placer — Calla mi sucia boca con tus divinos fluidos. — agiliza más los toques con su lengua hasta que Arabella no aguanta más y se viene junto a un grito que se esparce por toda la cocina.

Espasmos recorren su escultural cuerpo, sus nudillos quedan blanco por la presión que sentía a la hora de correrse. Akem se apodera de su boca reclamando una vez más como suya, Arabella probó su sabor mediante el beso y como cosa rara, le gusto. El Boss cargo a su esposa y la llevó hasta la sala de estar para luego situarla en el taburete del piano, ella al ver que si se iba a cumplir la fantasía fugaz que vino a su mente, se relamió los labios descaradamente.

Arabella se colocó de rodillas ante el Boss y le bajó hasta mitad de sus piernas el pantalón y su ropa interior dejando visible la notable erecta polla. Para que ella no estuviera tan incómoda, hecho el taburete hacia atrás para que ella tenga más acceso a su miembro y así no se golpee la cabeza con el gran piano de cola.

— ¿Qué quieres que toque, pequeña? — pregunto Akem con la vista puesta en los ojos azules de su mujer, ojos que cada vez que los admiraba quedaba más hechizado que la vez anterior.

— Una melodía fuerte, que conlleve absoluta concentración. — lo reta con una sonrisa burlona — Una de Richard Clayderman. — pidió finalmente.

— Lo que mi dama quiera, así se hará. — posiciono sus manos en las teclas del piano para comenzar a tocar pero ella lo detuvo por un momento.

Lo vio con nostalgia en la mirada, un nudo en la garganta se le forma y sin aguantar los tormentosos ojos de Akem, bajo la mirada. El Boss toma su barbilla y lo hace ver a los ojos, él sin comprender la levanta desde sus hombros hasta que queda sentada en su regazo. Una de sus manos acariciaba su suave mejilla con ternura y preocupación, lágrimas se apoderan de los ojos de Arabella y este las quita inmediatamente.