El haberme enterado de absolutamente todo lo sucedido con mi pequeña hermana se siente como una patada en las pelotas. Maldigo a cada momento, incapaz de estar tranquilo, incapaz de acabar con las ganas que siento de partirle la cara a Angelo. Nunca nos gustó él como su pareja, pero mis padres y yo lo callamos al verla tan entusiasmada, tan decida a casarse, y pese a todas las alarmas decidimos apoyarla.
Tan solo tenía veintiuno, estaba empezando con su sueño de la casa de modas, un matrimonio, su propia familia, y la verdad, es que no teníamos corazón para dañarle su ilusión con lo que presentíamos, lo achacamos a nuestro deseo de cuidarla, de protegerla de todo.
Siento parte de la culpa, de no haberla cuidado como lo prometí, y que ahora su vida tenga turbulencias. Sé por mi propia vivencia que una separación no es fácil, hay dudas, hay dolor, hay miedo, y me hubiese gustado haberle ahorrado todo este pesar.
Al menos me reconforta un poco que ya esté saliendo de todo, con la ayuda de Miranda, mi precioso caramelo, y nosotros, su familia. Hace un par de días mis padres han llegado de Estrasburgo, la cuidad natal de mi papá, y ahora mismo los he dejado en el hotel para que descansen, después de pasar todo el día junto a Coraline.
Ella se ha mantenido viviendo conmigo, lo que ha generado que mi pulga se mantenga pegadito a nosotros, más con sus abuelos cerca, tan solo se separa de mí cuando está en la escuela, por ahora, es mi compañera en todo momento, se despide de sus abuelos con un fuerte abrazo, prometiendoles que los verá mañana.
Volvemos de nuevo a la casa de modas, esta vez por mi hermana y Brigitte, verla y no poder darle un beso, un abrazo largo, que permita tener todo su dulce aroma es otra patada más, Antonella aún no sabe nada, y no sé si está a momento de saberlo.
Estoy enamorado de Brigitte. Me veo a largo plazo con mi precioso caramelo, pero también conozco a mi hija, es muy apegada a mí, a sus tiempos conmigo, y no quiero que se vea a afectada, quiero que lo tome bien.
Llegamos a la casa y ya las dos chicas están afuera esperándonos. Me bajo para abriles las puertas, pero mi hermana se me adelanta, y guiñándome el ojo se sienta en la parte de atrás.
—Necesito amor de mi pulga, ¿me puedo sentar aquí contigo?
Asiente encantada, y ya no observo nada más, me fijo en mi caramelo que tiene una bonita sonrisa en sus labios. Con un suspiro poso mi mano en la curvatura de su espalda, necesitado de su calor, y una vez ha subido, cierro la puerta y me siento a su lado.
—¿Te parece bien sí nos llevas a nosotras primero? —me consulta Coraline, antes de que pueda movernos.
Su intención es clara, me mira con picardía a través del retrovisor y no puedo evitar sonreír.
—¡Ay, noooo! —se queja Antonella incapaz de separarse de mí —Me gusta acompañar a papá a llevar a Brigitte.
—Pero así es mejor para todos —se excusa mi hermana, con una fatal mentira.
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Sabor a Caramelo (Serie: LIBRO III)
ChickLit***TERCER LIBRO DE LA SERIE AMORES EN ITALIA*** Hace ocho años lo dejé todo por él. Ahora vuelvo a Milán, por amor a mí. Existen sacrificios por amor, pero dejar de amarme nunca fue negociable. Comenzar de cero nunca ha sido una tarea fácil, meno...