Capitulo Veintitrés:

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La mudanza de Coraline ocurre pronto, tan solo le han bastado par de días para conseguir el alquiler de una preciosa casa de dos pisos

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La mudanza de Coraline ocurre pronto, tan solo le han bastado par de días para conseguir el alquiler de una preciosa casa de dos pisos. Está decidida a comprarla, pero luego, aunque esté legalmente separada y no tenga obligaciones con Angelo, tiene cierta reticencia a lo que él pueda hacer para joderla.

Consiguió hacer un trato con el vendedor, primero un alquiler y luego cuando ella esté soltera finiquitan la compra, todo ha Sido legal, Miranda también la ha ayudado con ello, y no puedo estar más contenta por ella, cada peldaño que sube suma, le acerca a su victoria.

Todo este proceso ha sido duro, todavía lo es, y todavía le falta muchísimo por recorrer.

Con sus papás, Eddi y Antonella nos hemos dispuesto a ayudarla, tan solo debe mover su ropa, la que llevó a casa de su hermano, en realidad, la intención es animarla, que se sienta segura en su decisión de estar lejos de Angelo.

La casa está habitable, la empresa que ha contratado para la decoración lo ha dejado todo precioso, irradia paz tantos ventanales donde se cuela la luz natural, los tonos crema, beige y terracota con los que han decorado el salón, y su habitación, gris, blanco y rosa.

La casa grita Coraline, es acogedora, es un sitio perfecto para empezar de nuevo.

Las chicas nos hemos encargado de ayudarle con la ropa, mientras Eddi y su papá revisan que todo esté en orden, el agua, la calefacción, la cocina, y de más, a lo que supongo que sí, porque no han subido a avisarnos de nada.

Al término, la señora Lestienne se acerca a su hija dándole un pequeño abrazo, al que ella se acurruca rápido entre sus brazos. Es consentida por su familia, la escena me da ternura.

—¿Cómo te sientes en tu nuevo hogar? —le pregunta.

Mis ojos se fijan en los de mi cuñada. He aprendido a conocerla, en lo controlada que es en base a sus sentimientos, sabe esconderlos a la perfección, en lo que me siento una excepción, la he visto tantas veces destrozada que creo poder mirar un poco más allá de lo que aparenta.

—Bien —responde, con una sonrisa que no es del todo sincera —Supongo que, en lo que empiece a pasearme por él, usar mis cosas, lo sentiré más mío y terminaré por adaptarme.

—Cómo todo en la vida, cielo —Le da un beso en la cabeza, sin dejar de frotar su brazo —Lo importante es que te sientas cómoda y tranquila.

Asiente.

—Lo estoy.

Antes de que continúe, Antonella se acerca a su abuela y le toma la mano.

—¿Me acompañas al baño? —le consulta un poco sonrojada.

La señora acepta enseguida, y al pasar por mi lado me da una caricia en el brazo. Todos los Lestienne son encantadores, pero si hay algo que sobresalta es lo cariñosos que son, entre ellos, y con los demás, al punto de hacerme sentir parte de su pequeña familia. Eddi me ha presentado como su novia, y eso ya ha bastado para que sus padres me pongan en un altar, siendo cariñosos, atentos, como nadie lo ha hecho conmigo, lo que me alimenta mi amor por él.

Sabor a Caramelo (Serie: LIBRO III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora