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Muchas veces uno no sabe por qué escribe, o no lo quiere saber.

No se que sentir en mi ahora mismo. Mi corazón se acelera cada vez más sonando como un reloj de pared, por cada segundo un tic hambriento que quiere saciarse con la libertad, la verdad, la venganza, la liberación. No se exactamente lo que quiero, solo sé que no me gusta lo que me pasa cuando me voy de viaje. El cambio de aires nunca me ha sentado bien, pero ver mundo es algo muy beneficioso y es algo que quiero hacer una y otra vez. El problema es que al hacerlo vuelvo a tener el sentimiento de insatisfacción aunque mi día sea mejor que todos los demás juntos. Mi rutina me tiene atrapado en un mar de imperfecciones del cual quiero salir, pero estoy atrapado. Quiero gritar, pero no me quedan fuerzas. Es como estar en una cárcel de acero en medio de un lugar helado. No te gusta el exterior, pero en el interior hay más de lo mismo. Frío. Mucho frío. Un frío incontrolable que no deja nunca de cesar. Un agobio constante que se genera en el estómago que no para de crecer, como los nervios, pero peor. Unas ganas de llorar incontrolables que contengo porque me creo un hombre y lo que en verdad soy es gilipollas. En definitiva, una vida y unos pensamientos que no se los deseo a nadie. Llevo mucho tiempo escribiendo con la idea de pensar en publicarlo, y se me había olvidado lo que era escribir por escribir y ya si eso publicarlo. Hoy termino esta liberación de una vez y espero algún día poder salir de la jaula helada para aguantar el frío de la vida y llegar a un lugar más cálido donde pueda vivir en paz, aunque sea, conmigo mismo. Me gusta pensar en los demás y me he descuidado demasiado a mi mismo, quizás sea un imbecil. No, que digo, soy un imbecil. Si me cuidara más, nada de esto pasaría ni hubiera pasado. Luego me pregunto de quien es la culpa de todo sufrimiento que paso o llego a pasar, y he concluido que es por mi propia culpa. Creía que estaba avanzando en buena dirección, pero nooo, solo me dirijo a más puta niebla y más putos barrancos que me ayudan a desmoronarme cada vez más al vacío. Un vacío vacío, valga la redundancia, donde no quiero estar, donde no quiero llegar. Aunque me sienta que pertenezca ahí, no quiero caer tan bajo, esta vez no.

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