Mi papá es genial

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Mi papá es genial. Es muy considerado conmigo. El otro día, me regaló una caja de música muy bonita. La pongo todas las noches para dormir. Es de lo más relajante, además mi padre se queda escuchándola conmigo. Mi padre es muy guay. Ayer no pudo estar conmigo. Mi madre me dijo que estuvo todo el día en el hospital, pero no es nada grave. Mañana volverá y podré pasar más tiempo con el. Mi padre volvió a casa y le pedí jugar. Me dijo que estaba cansado y no podía jugar. Me puse muy triste. Yo quería jugar con papá, pero no pasa nada, mañana tendrá más energía y podré pasar más tiempo con él. Hoy me he despertado y ninguno de mis padres estaban en casa. Pregunté a mi hermana y me dijo que estaban de nuevo en el hospital. Me puse de mal humor. Yo quería jugar con papá y él nunca puede. A las tres horas, mi hermana recibió una llamada que le preocupó mucho. Quise saber que pasaba, pero no me quiso decir nada. Al rato, regresó mi madre de casa. Corrí para saludar, pero me percaté de que mi padre no estaba con ella. Pregunté dónde estaba mi padre. Mi madre me dijo que papá había fallecido de un infarto. Me quedé callada por un momento, caí de rodillas y rompí a llorar. Ese día fue el que cambió mi rumbo. Por ello escribo esto hoy, día de mi muerte. Día en el que mi antiguo yo desapareció para dar lugar a una nueva persona. Pasé de risueña a depresiva. De enérgica a perezosa. De curiosa a desinteresada. Y todo porque papá ya no está.

Ya han pasado días desde la muerte de mi padre. Todas las noches escucho su caja de música, pero hay algo que me falta cada vez que la escucho. Su compañía, su cariño, su cercanía. Ya no están, nunca volverán.

Una noche, después de hacer sonar su caja por tercera vez, decidí mi destino.

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