Memoria del pasado IV

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-¡Peter no muerdas a tu compañerita!-la escuché a su mamá retarlo, Peter era un nene gordito y rubiecito, era travieso, estaba en la etapa de la infancia en la que estaba descubriendo muchas cosas a la vez y tocar al otro, olerlo y sentirlo era algo común para los niños.
-¡Perdón!-su mamá Claudia se disculpó con la mía.
Mi mamá María José se rió.
-Mariana puede superarlo, tiene carácter-ella me miró a mi que a los diez segundos me había puesto a a perseguir a Peter para hacerle lo mismo.
-Son dos vampiros-Claudia también se rió.
Ese fue el primer día que nos sacaron una foto juntos, el primer día en el que nos vimos por primera vez, el que nos conocimos, nos convertimos en compañeritos de sala de dos.
Todos los días llevábamos algún juguete especial para nosotros para compartirlo con el otro, todo en nuestra relación iba bien hasta que Peter al ser más bruto pinchó mi pelota favorita, todo fue llanto y desastre, nuestras mamás no sabían que hacer porque no queríamos ni vernos.
-¡Lali!-mi mamá captó mi atención-Peter no lo hizo a propósito, mira, trajo su pelota para jugar con vos
Un Peter aún chiquito de ahora tres años de edad esbozó una pequeña sonrisa tímida.
-Perdón-me ofreció su pelota y todo en mi interior se volvió cálido, todo él me dio ternura.

Cazadora de sentimientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora