Los brazos de takemichi estaban sobre su cabeza, mikey acababa de darle una fuerte patada en el abdomen, mientras que el pelirosa sostenía sus brazos y hanma mantenía sus piernas quietas para que así mikey pudiera golpearlo sin que el se moviera, llevaban alrededor de diez minutos golpeandolo después de lo que takemichi le dijo al rubio este dio la orden de que lo sujetarán, los demás sólo disfrutaban del espectáculo con enormes sonrisas o caras muy serias. Takemichi estaba llorando.
Pero no por el dolor, la verdad era que solamente estaba aburrido y que mejor que hacer pensar a esos chicos que eran fuertes para después bajarlos de su nube y cayeran en el duro concreto de la realidad, el ya tenía un plan, ¿por que no aprovechar que el director estaba en las manos de su amigo y conseguirles un castigo más largo cuando lo viera todo golpeado y con los ojos hinchados?
Una pequeña sonrisa se formó en sus labios cuando el rubio le soltó un fuerte puñetazo —¿aún te atreves a sonreír maldita mierda? —le dice el rubio con una mirada muy turbia, ni siquiera parecía haber color en ella.
—¿sabes como matar a una persona sin dejar rastros rubio? —le pregunta con una enorme sonrisa escupiendo sangre —porque yo si, es tan fácil y divertido —le dice sintiendo como el agarre en sus brazos flaqueaba, al parecer el pelirosa se asustó.
—no soy un monstruo —le dice dándole otro fuerte puñetazo tirándolo al suelo por la nula fuerza con la que sus brazos estaban agarrados.
—¿estas seguro? — pregunta sintiendo su cuerpo doler por los fuertes golpes que le dieron —eres tu el que está golpeando a un chico inocente para sentirte bien consigo mismo, eres tu el que golpea a chicos inocentes para olvidar lo mediocre y triste que es su vida, lo sabes perfectamente nada en este lugar se hace sin tu permiso, así que no vengas con esas mierdas de que no eres un monstruo, porque definitivamente eres el ser más despreciable que existe —le dice poniéndose de pie con la cara totalmente seria, hubo algo que noto, aquel chico era muy fuerte cuando de una pelea se trataba pero era débil mentalmente, se notaba que era alguien que no sería capaz de soportar la soledad y oscuridad por la que él tuvo que pasar y eso solo hacía que se enojara más, porque no lograba encontrar una buena razón para que ese idiota fuera un monstruo.
Una carcajada salió de los labios de takemichi al ver la mirada del rubio vacilar —¿acaso disfrutan más cuando los chicos que acosan gritan? —pregunta con una enorme sonrisa limpiando las lágrimas que caían por su mejilla —¡ayuda! ¡Por favor basta! ¡Duele dejame! —grito al punto de sentir como su garganta se desgarraba y su voz se cortaba, después empezó a reírse viendo las caras en shock de todos los chicos en ese baño —¿cuanto tiene que gritar una persona para que dejen de lastimarla o Acaso la persona debe quedar inconsciente para que ustedes la dejen en paz? —les pregunta dándole un fuerte puñetazo a hanma para después tomar su cabeza y estrellarla contra el lavamanos —ahora yo quiero que griten por su vida, quiero verlos retorcerse de dolor como las malditas cucarachas que son.
Todos estaban en silencio viendo como hanma ni siquiera podía defenderse de los fuertes y brutales golpes que le daba el rubio, takemichi sonrió al recordar el cigarrillo que estaba en el bolsillo de su chaqueta, lo sacó y lo prendió dándole una calada para después acercarlo a la cara de hanma —¿donde creen que se veía linda esta cicatriz? —les pregunta con una enorme sonrisa viendo las caras pálidas de los demás chicos.
—estas llevando esto demasiado lejos —le dice un chico con una cicatriz en el ojo, parecía una cortada, iba de su frente a su ojo blanco, se preguntó si podría ver.
—¿estas seguro? Yo creo que no —antes de que alguien más dijera algo takemichi pego el cigarrillo en la herida abierta de la mejilla de hanma, escuchándolo gritar de dolor tratando de despegar el cigarrillo de su piel.
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𝕻𝖗𝖔𝖇𝖑𝖊𝖒𝖆𝖙𝖎𝖈 𝖘𝖈𝖍𝖔𝖔𝖑
أدب الهواةEn un tranquilo y costoso barrio de la ciudad, Takemichi vivía con su hermano menor, Kisaki Tetta, de dieciséis años. Sin embargo, últimamente, algo oscuro se cernía sobre su hogar. Kisaki comenzó a llegar a casa con moretones y heridas, y cada vez...