Después de eso takemichi llevaba ignorado a mikey, el viaje en carretera ya había dado inicio otra vez, estaba intercambiando mensajes con izana y kazutora en el grupo que acaban de crear, mikey trataba de llamar su atención con diferentes cosas o también hacia todo lo posible para empezar una conversación pero simplemente no lo conseguía.
Después de un rato takemichi empezó a quedarse dormido, una lástima que no se dio cuenta como se estaba apoyando en el hombro de mikey, el rubio sonrió complacido, enredo sus dedos con los de takemichi y se dispuso a descansar, la comida que compró para el rubio aún permanecía en su mochila, la verdad no estaba seguro de cómo dársela sin que este lo mandara al demonio.
Sanzu volteo a verlo con la intención de empezar una conversación pero solo bastó una mirada para que este entendiera que mejor se debía quedar callado y fingir que no vio nada.
—oye mikey si te gustó tanto como para ver así a tus lacayos debe decirte que es muy halagador —el susurro burlón llegó desde abajo al bajar la mirada, vio a takemichi con la cabeza recostada en sus piernas.
No tenía idea de cómo llegó ahí, pero no podía decir que le desagradaba —tú... ¿te duele? —pregunta sin saber realmente cómo iniciar una conversación, takemichi se tocó la mejilla y asintió.
—umm, me duele mucho, ese idiota tiene fuerza ¿sabes que me duele mas? —mikey lo miro con atención, takemichi señaló los rasguños en su cuello y después alzó su camisa dejando ver el moretón rojizo que tenía en la espalda gracias a kakucho.
Mikey pasó su mano con delicadeza por el cuello de takemichi —¿Quién te hizo esto?.
Takemichi lo miró con una sonrisa —el amigo de papá —ante el rostro en shock de mikey takemichi empezó a reírse de forma escandalosa —sólo bromeó, fue un viejo raro en la tienda de antigüedades, empezó a decir cosas raras y luego trató de besarme.
—¿Qué carajos?... —mikey estaba sorprendido y disgustado —debiste decirme antes, le hubiera roto la maldita mano y echo que se disculpara.
Takemichi lo miró con una sonrisa burlesca —oh claro y ¿Cuándo te decía? Antes de que profanaras un cementerio o después de que kazutora tuviera el ataque de pánico.
—no debiste ir ahí.
Takemichi solo suspiro —tu tampoco debiste ir y mucho menos a hacer eso —suelta sentándose correctamente en su silla —carajo, me muero de hambre.
Mikey al escucharlo tomo su mochila y sacó la bolsa que tenía más de diez alimentos en ella, takemichi lo miro sorprendido cuando se la tendió, la tomó algo inseguro, el rubio apartó la mirada sonrojado cuando sus dedos rozaron por accidente, empezó a revisar la bolsa con cuidado y encontró leche de fresa, esa era su favorita, la sacó con una sonrisa y dejó la bolsa de lado empezando a tomársela con rapidez.
Mikey lo miraba atento y anotó algo en su celular "#17 a takemichi le gusta la leche de fresa" guardo su celular y volvió a mirar al rubio el cual ya había empezado a comerse los taiyakis que compró para ambos.
—gracias... —susurra takemichi con una pequeña sonrisa mientras le tiende el taiyaki que ya había mordido, mikey lo tomó sin ningún problema —creo que es la primera vez que alguien me compra comida en mucho tiempo.
Si no se equivoca la última persona que le compró comida fue south, siempre le compraba alguna tontería cuando se quedaban estudiando en su casa y a la mañana siguiente el desayuno ya estaba listo, recuerda que incluso solía preparar comida para su hermano y sus amigos, carajo de verdad south fue el mejor novio que pudo tener.
—¿te has enamorado alguna vez? —pregunta mikey algo inseguro.
Takemichi le dio un trago a la leche y lo miró —umm, creo que si, solo una vez fue hace mucho tiempo, aun sigo enamorado —mikey lo miró atento, dándole a entender que continuará —me enamore perdidamente del dinero, cuando pienso en los millones que tengo en el banco me entra un cosquilleo en el estómago muy raro.
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𝕻𝖗𝖔𝖇𝖑𝖊𝖒𝖆𝖙𝖎𝖈 𝖘𝖈𝖍𝖔𝖔𝖑
FanficEn un tranquilo y costoso barrio de la ciudad, Takemichi vivía con su hermano menor, Kisaki Tetta, de dieciséis años. Sin embargo, últimamente, algo oscuro se cernía sobre su hogar. Kisaki comenzó a llegar a casa con moretones y heridas, y cada vez...