Capítulo 10: Invitaciones, Adiciones
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Boba te deja sentarte en su polla mientras hablas de algunas cosas. Al día siguiente, Din te ayuda con las reparaciones del Esclavo I. Lo invitas a unirse a ti y a Boba esa noche.
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Capítulo 10 - Invitaciones, Adiciones
Arriba en tu apartamento, Boba te suelta vacilante.
"Los negocios primero", dice cuando haces un puchero.
"Ugh, bien", estás de acuerdo. "Voy a hacer un poco de té."
Mientras te ocupas en la cocina, Boba deambula por la habitación y luego se detiene junto al sofá para quitarse la armadura. Lo observas mientras se quita los aparatos ortopédicos y los apila con cuidado en el suelo como lo ha hecho un millón de veces antes.
"Oye", gritas desde la cocina, "¿Cómo es que nunca he estado en tu piso?"
"Mmm. No estoy seguro. Para ser honesto, no hay mucha diferencia con este. Tengo algunos... trofeos, pero aparte de eso, el diseño es el mismo. No pensé que te interesaría."
"Todo sobre ti me interesa."
Boba se ríe y se sienta en el sofá. "No dirías eso si supieras todo sobre mí".
"Bueno no. Porque entonces ya sabría todo sobre ti, ¿ves?" —le bromeas mientras colocas la taza frente a él.
"Quiero decir... no quieres saber todas las cosas que he hecho". Boba suena cauteloso. "No soy un buen hombre, cyare."
"Lo sé. Tal vez no lo fuiste en el pasado, he escuchado las historias, ¿sabes? Pero ahora eres diferente, e incluso si no puedes olvidar tu pasado, puedes aceptarlo”.
Te mira con diversión.
"Apenas la mitad de mi edad, pero ya tan sabia, pequeña".
Sonríes y empujas su brazo hacia un lado para sentarte en su regazo.
"Soy muy sabia, viejo. Deberías escucharme más a menudo."
Boba se ríe suavemente y te acerca a él. Tus caderas se mueven por su propia voluntad, rodando hacia él antes de que puedas detenerte.
"Cuidado, princesa. Todavía doy las órdenes por aquí."
Dejas pequeños besos con la boca abierta a lo largo de su cuello y él inhala con fuerza.
"Y así es como me gusta", le susurras al oído.
Puedes sentir que se vuelve cada vez más duro debajo de ti y tienes que recordarte a ti misma que todavía tienes que hablar con él sobre Kuat, incluso si realmente no quieres parar. Ya lamentando la decisión, intentas deslizarte de su regazo, pero las manos de Boba te agarran como un tornillo y te mantienen donde estás.
"¿Sabes lo que creo que haría que nuestra conversación sobre Kuat fuera más llevadera para mí?" Boba murmura y su tono despierta tu interés. Levanta sus manos para ahuecar tus tetas y te apoyas en su toque, la fricción es deliciosa incluso a través de la gruesa tela de tu mono.
"¿Qué?"
Su boca se mueve contra la concha de tu oreja y te estremeces.
"Si te sientas en mi polla mientras hablamos".
Tus ojos se abren como platos y tu ritmo cardíaco se acelera. Una ola de excitación te recorre y ya puedes sentir que te mojas ante la idea de tomarlo, que te llena mientras se burla de ti y te hace hablar de tu día.
