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• Boba, de todas las personas, sabe que las vacaciones pueden ser difíciles, especialmente la Navidad. Ya sea relacional, emocional, mental o una combinación de los tres; está intrínsecamente familiarizado con la soledad. Todavía no conoces la historia completa, aunque apuestas a que te lo contará cuando esté listo, pero sí sabes que su padre murió cuando él era muy pequeño, dejándolo huérfano, abandonado en el sistema de acogida. Había pasado muchas Navidades solo, sin el amor que necesitaba, y no fue hasta que llegaste a su vida que trató de aceptarlo.
• Y bendícelo, realmente hace lo mejor que puede. Él no entiende el atractivo de algunas de las festividades, pero es mejor que esté tratando de apegarse a las tradiciones que conoce. ¿Visitas guiadas ligeras? tu apuesta ¿Una sesión para hornear galletas? Él está en ello. ¿Escoger un árbol para decorar? Solo querrá el mejor. Y lo que él no sabe, estás más que feliz de mostrárselo. Mientras te haga feliz, él está de acuerdo.
• Una de tus cosas favoritas es ver a Boba inusualmente relajado. Siempre está tan tenso, un millón de guerras rugen en su mente, las cejas bajas con una severidad moldeada por el trauma y la pérdida: te derrite el corazón verlo con un suéter suave, bebiendo una taza de chocolate caliente, con una cálida sonrisa en su rostro. . Te encanta acurrucarte con él mientras ves una película, su amplia fama eclipsa la tuya y te mantiene cerca.
• La Navidad tampoco siempre es fácil para ti, pero nunca te sientes presionada por tener todo perfecto. Siempre está el drama familiar, los días difíciles, tus propias pérdidas o momentos en los que tu mente no es amable contigo. Pero sin importar la prueba, tú y Boba trabajan duro para que sea especial, a tu manera, pintoresca y única.
• Boba es un hombre práctico: muestra amor a través del servicio, los regalos y las acciones reflexivas. Las palabras a veces pueden ser difíciles, pero él siempre se esfuerza. Si le dices que te gusta algo, no lo olvidará. Te sorprenderá con estas cosas durante todo el año, así que la Navidad no es una excepción. Pero incluso entonces, siempre le gusta mantenerte adivinando, siempre haciendo todo lo posible para sorprenderte.
• Llegabas a casa después de un largo día de trabajo y te encontrabas con una bandeja de galletas ya horneadas, una chimenea de leña navideña encendida en la televisión y Boba sentado en su silla, esperándote. Te darás cuenta de que está de vuelta con ese suéter acogedor que tanto te gusta, el suave que hace poco para ocultar su cuerpo fuerte, un gorro de Papá Noel posado en su cabeza.
"Hola princesa", su cálida voz te atravesaba, casual y relajada mientras le daba palmaditas en el muslo, haciéndote señas con una sonrisa de complicidad. "Aún tienes que decirme qué quieres para Navidad".
Te sentabas allí, en su regazo, acurrucada contra su pecho, y le dabas un beso en los labios, uno que él devolvía con avidez.
"Ya me diste el mejor regalo de mi vida", te encontrarías con su mirada, sonriendo cuando ves una breve confusión pasar por esos ojos ámbar dolorosamente hermosos. "Tu amor."
"Siempre, pequeña", te besaría profundamente, sosteniéndote tan cerca, sin querer dejarte ir. "Siempre."
