Estás sentada junto a Boba en el brazo del trono, esperando mientras se reúne y habla con un grupo de personas importantes hoy.
Te dijo cuando llegaste esa mañana que te quería allí. Para lucir hermoso, tentador y amenazante al mismo tiempo, para que pudieras darle la fuerza que necesitaba para pasar un largo día. "Mientras seas paciente, haré que valga la pena, pequeña". Sus ásperas palabras en tu oído resonaron en tu mente todo el día.
Pero el asiento era incómodo y tu vestido también. Y lo peor era que ni siquiera te miraba ni te tocaba ni nada. Sólo tenías que sentarte allí. Era aburrido y tú estabas increíblemente inquieta. Cambiaste de posición, acercándote poco a poco a él a medida que avanzaba el día.
Se veía tan fuerte, despiadado y guapo y no querías nada más que pasar tus manos sobre él. Lo deseabas lo suficiente como para sentir la tentación de deslizarte en su cómodo regazo. Justo donde tu juguete favorito estaba alejado de ti. Se te hizo la boca agua al pensar en quitarle la armadura, de la forma en que solo te permite hacerlo, y acariciarlo, lamiendo su sabor justo en su punta hinchada.
Esto fue cruel. Gimoteaste junto a él en voz baja, apenas audible para los ciudadanos en la corte, pero Boba se dio cuenta. Conocía ese sonido y sabía qué hacer contigo cuando lo hacías. Respiró hondo. Una advertencia sutil para comportarse. Los dedos de su mano derecha tamborileando sobre el trono una y otra vez. Este era normalmente el momento en que te regañaba por actuar. Tal vez incluso tomarte en su regazo y azotar tu trasero hasta que recupere su sensibilidad.
Suspiraste con fastidio. Ser negado lo que querías, lo que merecías después de esperar todo el día, sacó el comportamiento de mocosa de ti. Y sabías que Boba nunca podría resistirse a tratar con su mocosa favorita. Tan sutilmente como pudiste, sin que la multitud se diera cuenta, deslizaste tu mano a lo largo del brazo de su brazo descansando, prácticamente pateando para llamar su atención.
Lentamente, su mirada rodó hacia ti, mirándote por primera vez desde esta mañana. Sus ojos se entrecerraron, comunicando tu segunda advertencia para cortarlo. Mientras hacía todo lo posible para parecer severo, en el brillo travieso de sus ojos marrones, viste ese destello de lujuria emocionada que florecía y expandía sus pupilas. Te moviste para descansar tu mano en su bíceps y le hiciste un puchero. Juras que viste su bragueta moverse mientras su polla probablemente se contraía de emoción.
Una sonrisa lenta y diabólica dividió su rostro severo cuando su droide llevó a cabo cualquier orden que le había ordenado mientras no estabas prestando atención. Con dos dedos te hizo un gesto hacia él, inclinándose para susurrarte al oído. “Tienes 10 segundos para arreglar esa actitud, princesa, antes de que te lo arregle más tarde. Ya sabes lo rudo que se pone papá cuando actúas como una mocosa." Terminó con un profundo gruñido alimentado por la excitación.
Te alejaste, sosteniendo su mirada mientras contabas 10 largos segundos, la lujuria encendiendo la necesidad carnal en sus ojos oscurecidos. Te alejaste de él de repente, cruzando los brazos sobre el pecho y haciendo un puchero aún más, prácticamente sellando tu destino para más tarde. Boba dejó escapar un profundo suspiro, indicando a su droide que terminara las cosas para el día. Tenía algunas otras reglas que hacer cumplir en privado esta noche.
