A simple vista Jasón y Caleb parecían ser dos personas normales, súper sociables y amigables con las que se podía conversar. Comienzo a dudar si soy yo la que va extendiendo su nubarrón negro sobre el espíritu de las personas alegres, porque desde que salimos de esa habitación, hasta que llegamos al garaje ninguno dijo una palabra.
Solo vi como Caleb, el de cabello negro y músculos bien marcados, codeaba de vez en cuando a un Jay bastante decaído.
Cuando pensaba que me iba a dormir en plena caminata, escuché una voz aguda largar a los cuatro vientos: - Pedazo de imbécil. "Lleven el deportivo, bla, bla" – Esto lo dijo imitando el tono de voz grave de Jeff – Como no se va a...
- Oye, vas a espantar a la nueva. – Dijo Caleb sonriéndome con amabilidad.
- Maine. La nueva se llama Maine. – Me presenté con todo el carisma que voy derrochando por la vida.
- ¿Maine a secas? – Esta vez fue Jay el que preguntó.
- Por ahora es mejor así. – Intervino Caleb, mientras saludaba con la mano a un guardia de seguridad.
- Bien Maine a secas, marca tu dirección en el GPS mientras busco las malditas llaves. – Me extendió su celular y desapareció dentro de una garita.
Jay se acercó y me pidió disculpas por todo lo que pase desde que me topé con la familia James allá por el año 2018, más o menos.
- Oye... siento mucho si estos fenómenos te hicieron sentir incómoda. Los conozco desde niños y no siempre fueron así. Desde que la matriarca pasó a mejor vida éstos se volvieron más insensibles e interesados de lo que ya eran. Jefferson es una persona agradable, cuando lo llegas a conocer. Arlene puede mostrarse muy simpática pero es demasiado meticulosa y arpía. Y Nathan, Nate es... el más trasparente de los cuatro...
- Cuatro. Conoces al que no se puede mencionar. Pensaba que lo tenían encerrado en una mazmorra, o internado en algún psiquiátrico. - O reclusorio, uno nunca sabe.
Las risas no se hicieron esperar.
- El cuarto... - comenzó Caleb que no sé en qué momento se acercó a nosotros – no es un psicópata del que hay que tener cuidado. Solo es... diferente. – Sonrió hundiéndose de hombros quitándole la tensión al asunto.
- ¿Se lo puede ver o lo tienen escondido como un animal exótico? – Esa es mi curiosidad hablando por mí.
- Bueno, ahora estas interesada en una persona que, lamento desilusionarte, jamás podrás conocer. No, al menos...
- Al menos qué.
Jay se llamó a silencio y subió al auto dejándome sola con musculitos.
- A menos que tu permanencia en este lugar sea realmente duradera. – Contestó con una sonrisa que no llegó a sus ojos. Conozco esa sonrisa, es la que te dan cuando sabes que las cosas van a salir mal.
No sé por cuánto tiempo nos quedamos ahí, parados en medio del oscuro garaje sosteniéndonos las miradas. No me sentí incómoda en ningún momento. Caleb y Jay transmiten paz y seguridad. Lástima que Jasón sea tan dramático y ruidoso, ya que con bocinazo bien fuerte rompió la atmosfera que se había creado.
Ni bien nos subimos al auto el peli rosa se rió de nosotros diciendo que se sentía como en una película romántica, de esas donde la tercera rueda se siente rotundamente desplazado por los protagonistas.
Instintivamente giré mi cabeza en dirección a la ventanilla y permanecí en esa posición hasta llegar a mi humilde morada. Escuchando a los amigos hablar sin parar de sus vidas. Sinceramente nada de lo que dijeron captó mi atención. En mí cabeza no dejaba de reproducirse el claro mensaje de advertencia de Jefferson. Que no confié ni siquiera en él.
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Madness ~ El Club de los condenados
Mystery / Thriller"Nosotros estamos locos, rotos... enfermos, y lo mejor de todo es que ninguno de los dos, ni él, ni yo pensamos componernos" Solo tengo un par de cosas para advertirte: 🍷 No todo es lo que parece 🍷 No te encariñes con los personajes, varios de ell...