Capítulo XIII 🍷

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Nathan.

- Tranquilos, es normal que una persona con su condición se descomponga. – El doctor Schwartz es una persona sabia, pero en estos momentos, y después del incidente mi paciencia se está drenando. Maine se lastimó un pie, ¿Cómo pudo desmayarse por algo tan mundano como eso?

- Vamos a revisar a la paciente. – dijo, mientras se acercaba a ella y Jefferson se hacía a un costado.

- No traje el historial clínico, podrían recordarme si es alérgica a algo.

- Avellanas. – Contestamos al unísono mi hermano y yo, algo que me produce una ligera sonrisa. Primera vez que veo a Jefferson tan preocupado por alguien más que su persona.

El doctor nos dedica una mirada de ceja alzada y luego dispara: - Bueno, eso no será necesario en estos momentos. ¿Algún fármaco que este consumiendo?

Adivinen a quién acaban de fulminar con la mirada. Sí, a mí.

- Hace unas semanas le suministré un calmante para que pueda dormir.

- Oh, volvieron las pesadillas. - Afirmó el doctor mientras preparaba el tensiómetro con el que iba a tomarle la presión a la bella durmiente. 

- Sí. Pesadillas seguidas de insomnio. Supuse que al mudarse a este lugar con un montón de personas desconocidas, los efervescentes la ayudarían de algún modo. – Trato de explicarme solo para que el imbécil de ceño fruncido comprenda el verdadero motivo de la situación.

- Bien. ¿De cuántos "sobrecitos" estamos hablando?

- Cuatro noches, cuatro sobres.

- ¿Presentó alguna anomalía después de la ingesta?

- No, que yo sepa.

- Okey. El calmante no contiene una dosis fuerte, digamos que solo la ayudaba a dormir más relajada y a suprimir los sueños, pesadillas. Nada grave. De seguro su cuerpo ya eliminó los restos del fármaco. – ¿Escuchaste eso hermanito? Tantas advertencias y amenazas desperdiciadas.

- Maine es una chica propensa a los accidentes domésticos. – Acotó Jeff. – La noche que vino a vivir aquí se cortó la palma de su mano. A la semana se quemó con el horno. Unas noches atrás se cortó un dedo. ¿Tiene algo que ver su despiste con sus lagunas mentales o es torpe porque esa es su naturaleza?

Ahora que escucho detenidamente al de la voz profunda vienen a mi memoria aquellos momentos en los que me sentí rotundamente ignorado. Era como hablarle a una pared.

- También... tiende a distraerse con facilidad. Podemos estar hablando de algo y de pronto se queda observando un punto fijo sin siquiera pestañar.

- La señorita Gale sufrió una lesión cerebral severa a muy temprana edad. No recuerda absolutamente nada previo al accidente. Los dolores de cabeza frecuentes y los despistes – Explica mientras examinaba sus ojos con una linterna – son efectos colaterales. Inclusive puede llegar a olvidar lo que hizo por la mañana, o el día anterior. Por eso deben estimularla a diario, hacerle preguntas sencillas. Conversarle y captar su atención. No queremos que recuerde su pasado solo prevenir que su cuadro se complique. – Culmina poniéndose de pie para luego rebuscar en su bolso una botellita de alcohol.

Luego de analizar nuevamente su pulso, y hacerle oler el alcohol la bella durmiente despertó.

- ¿Doctor?

- Buenas Noches, Maine. Puedes llamarme Emmanuel.

- Noches, Doctor Emmanuel.

- Bien, ¿Cómo te encuentras? ¿Recuerdas lo que sucedió?

Madness ~ El Club de los condenadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora