Capítulo IX 🍷

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Nathan.

Adorable. Esa es la palabra que la describe a la perfección. Su cara de derrota por poco toca mi corazón. Como lo suponía desde el segundo que abandonaron la Comarca, el dúo dinamita ya la habían puesto al tanto de toda la situación. Me imagino a un dramático Jay diciendo algo como: - "Ay no, pobre de tu alma inmaculada, de seguro te acomodaran al lado del insensible y desgraciado Nathan James". De solo pensarlo me dan ganas de reírme.

Me doy el lujo de sonreírle con amabilidad. No voy a negar que no me cayera en gracia su hermosa carita toda arrugada, pero voy a dejarla descansar...por ahora.

- Bien, es casi medianoche. Ustedes dos deberían volver al trabajo o Arlene se molestará. – De verdad no necesito otro rechazo en este momento, de modo que ni siquiera me ofrezco a ayudar. – Mientras, Maine podrá hacer lo que quiera. Disfruta de esta noche con "Pipin" a partir de mañana ya no contarás con tanta disponibilidad.

Por lo visto, lo último sonó tan amable de mi parte, que tres pares de ojos se clavaron en mí examinándome a profundidad. Bueno, en el fondo no quería sonar tan comprensivo.

Veo al trio despedirse con asentimientos y señas y me tomo tres minutos para estudiar a la pequeña piedra con piernas. Está sola frente a mí, cabizbaja admirando la pecera de cristal. Se nos hizo costumbre esto de permanecer mucho tiempo en silencio, deduzco que está perdida en sus pensamientos. No veo intención de querer moverse. ¡Claro!

- Esas cajas no subirán por si solas. A ver. – digo mientras me voy de lleno a apilarlas y agarrarlas para emprender en dirección a la segunda planta. – Las dejare en la puerta, no más invasiones de espacios personales. Ya me quedó claro. Por cierto, ¿Cómo sigue tu mano, duele?

- ¿Amm? No, no duele. Fue la impresión del momento. – contestó por lo bajo.

- Cuidado con las escaleras. – No pienso voltearme, suficiente con llevar estas cosas.

Avanzamos por el pasillo y me detengo frente a su puerta. Le pido que utilice la llave y al no obtener respuesta, decido mirarla. Mi paciencia tiene un límite y esta criatura comienza a exasperarme. Aquellos ojos bordo que tanto llamaron mi atención estaban fijos en un punto detrás de mí. De inmediato comprendí cuál era el objeto de su atención. Mi puerta.

- Te dije que íbamos a ser vecinos no que íbamos a estar pegados como chicles pared con pared. La casona es inmensa. – Acaso sus ojos volvieron a brillar. ¿Tanto le desagrada mi presencia?

- Ya veo. Puedes dejar las cosas aquí, si quieres. – Dijo y comenzó a acercarse a mí analizando cada paso que avanzaba. – ¿Podrías tener a Pipin por unos segundos, por favor?

- Sí, Claro. Claro. – Me presento: señor obviedad, mucho gusto.

Una vez que abrió la puerta ni siquiera prendió la luz, metió las cajas, puso el bolso sobre la cama y por último agarro a Pipin, no sin antes rozar mis manos con las suyas. No hubo miradas, lo único que vi fue una un puerta negra a punto de romperme la nariz.

- De nada. – Le dije al aire y me volví sobre mis pasos. Tenía que dejar ese lugar cuanto antes.

Contemplaba la vista desde el palco vip. La marea de gente que se movilizaba sobre la pista principal hacia sonreír a Arlene. La entiendo, este lugar es como su bebé. Ella y Jefferson llevan los números del club, Jefferson y yo los números de la Bodega. El menor y yo nos encargamos de la Casona y la Mansión. O al menos eso hacíamos hasta hace poco.

Me detengo a observar a mi hermana, es una joven de finos rasgos, delicada y de mirada felina. El lunar sobre su labio superior es lo más hermoso de su rostro. Su cabello natural es castaño claro, con mechas doradas. Pero ella necesitaba tintarse el cabello de color manteca, para estar a la moda. De su círculo de amistades, todas culebras venenosas, es la que destaca por ser la única soltera. Pasa que nosotros los James, no estamos para compromisos, ni relaciones por más cortas o largas que sean. No niego que tenemos una que otra aventurilla por aquí y por allá, pero nada más que eso. No tenemos tiempo.

Madness ~ El Club de los condenadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora