Capítulo XXI 🍷

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Maine.

Como era de esperarse no llegue a presentar ese estúpido final a tiempo, lo cual significa que si decido retomar la carrera en algún futuro deberé recursar esa odiosa materia. Solo espero que el planteo final sea algo mucho más interesante y relevante que esa cosa que llaman "Amor", o al menos que haya otro profesor encargado de la catedra. 

Sumida en mis pensamientos, visualizo la pista de baile y el sector de cajas, donde Jay comienza a cantar esa canción de Reyes y reinas que ya no se me hace tan pesada. Es inevitable no sonreír al verlo bailar y disfrutar de lo que él mismo declaró su "Himno personal". De pronto me encuentro recitando el estribillo de la canción. No me culpen, es Jay quién la tiene de alarma, tono de llamada y la escucha mientras se baña o aquí en el trabajo. No será mi favorita pero es movida.

Sonrió como estúpida cuando descubro a cierto sujeto mirarme reteniendo una sonrisa. Caleb y yo no volvimos a compartir un momento como el de la playa pero de algún modo nos volvimos más cercanos.

Me explicó que una vez que firme el contrato ya no podré salir con nadie a ningún lado y que me esperan muchos meses de esclavitud, entre otras cosas. Siendo sincera me da lo mismo, mientras tenga un techo, comida, y a Pipín lo demás carece de importancia.

En un momento solicitaron mi presencia para pasar una tarjeta negra, creo que la dueña es una chica que está festejando su cumpleaños. Como soy la única encargada del manejo de esas tarjetas no me quedó de otra que acercarme a ellos.

En estas semanas aprendí a mostrarme más cortes y simpática. A diferencia de mi otro trabajo, aquí se me exige ser más "amigable", de modo que me acerco al mostrador y la jovencita se me queda mirando por un largo rato.

- ¡Tus ojos están en llamas! – Le escucho balbucear, puesto que no puede modular muy bien por el efecto del alcohol.

- Así dicen. – Contesto con una sonrisa mientras hago mi trabajo.

Cuando se va, con otro balde de champan, Caleb se me acerca solo para molestarme. - No te sorprendas si aquellas niñas dejan sus números en una servilleta, chica en llamas. – Se burla mientras señala con la cabeza al grupo de mujeres que nos observan y hablan entre ellas.

Vuelvo a mi lugar, no sin antes darle un golpe de puño amistoso en su hombro. Pasados unos minutos vuelve a acercarse solo para recordarme lo inevitable.

- Mañana cumples un mes aquí. Y al parecer, tras tu excelente desempeño comienza la gran travesía por los próximos seis largos, larguísimos meses de esclavitud.

- Ya no sé si eso es bueno o malo.  – Contesto con una media sonrisa. - ¿Alguna última recomendación? – Indago esperando algún consejo.

Caleb mira para todos lados, lo que no me parece extraño, antes de contestarme: - Por lo que más quieras no consumas nada de consistencia transparente. – Susurró muy cerca de mí.

- Cale, esas bebidas no se prepararan solas. – Interrumpió Jay dejándome completamente confundida.

Jason nos estaba mirando como advirtiéndonos que estábamos siendo observados desde el palco Vip. No quise levantar la mirada temiendo encontrarme con los hermanos "James". No vaya a ser cosa que malinterpreten la situación y mañana vuelva a trabajar en la bodega. Aunque no le veo nada malo.
Una vez que la pista se cerró y la caja fue evaluada, Jeff ya nos estaba esperando en la puerta de la barra giratoria. Nos dirigimos, como todas las noches en su dirección para emprender viaje a la casona, cuando sus brazos se extendieron hacia adelante pidiéndole al resto que siga de largo, ya que nosotros debíamos dirigirnos en otra dirección.
Jason me saluda con un beso en la mejilla, sus ojos se ven apagados y hasta puedo percibir un aura negativa. Caleb saluda a mi guardaespaldas personal y pasa de largo mostrándose completamente despreocupado. He notado que hace cuatro noches Jason ni siquiera le dirige la mirada a Jeff. Con nosotros se muestra igual de sonriente y animado, pero cuando el mayor anda cerca de nosotros Jason adopta una postura seria y distante.

Jefferson observa al dúo partir mientras se mordía los labios. Algo me estaba perdiendo, y desde que convivo con Jay mi curiosidad comenzó a dispararse hacia arriba cada vez más.

- ¿Sucede algo? – pregunté. Hay una cierta pizca de confianza que me hace llegar a tutearlo.

- De hecho.... – comienza clavando sus ojos grises en los míos. – Arlene nos está esperando. Necesita hablar contigo cuanto antes.

De seguro nos estuvieron observando y algo no les gustó, el semblante serio y el tono de voz, más grave de lo usual, de éste grandulón me lo acaban de confirmar.

Fenomenal, lo bueno dura poco... suelen decir. No me sorprendería que me salgan con algo como: Puedes ir agarrando tus cosas y tu maldito Pipín y volver del agujero del que los sacamos.
Camino a pasos lentos, pero seguros. Voy prácticamente mirando los talones de Jeff mientras pienso en que me hubiera gustado despedirme de todos, incluido Nate. ¿Qué será de él? Como era de esperarse no nos volvimos a ver desde esa noche donde la pelinegra voluptuosa se lo estaba tragando vivo.

A pesar de todo lo sucedido esa noche, incluyendo ese bonito amanecer... no deje de sentirme incomoda tras lo que tuve que presenciar, sobre todo cuando la supuesta Dita siguió frecuentando el Club. Esta noche no la vi, es fácil deducir donde debe estar, con quién y haciendo qué. No debería sorprenderme, Caleb me lo explico muy bien. Pero eso no quita que la molestia siga instalada en mi estómago.

Decido levantar mi rostro y comenzar a despedirme en silencio de este lugar, si bien la forma en la que llegue fue rotundamente inesperado, llegue a sentirme cómoda. El trabajo era realmente fácil, nada de otro mundo. Y mis compañeros de trabajo no se parecen en nada a los de la facultad. Con ellos pude divertirme, a mi modo.

Creo que echaré en falta las ocurrencias de Jay, la cara seria de Jeff, la simpatía de Caleb y nada más. Arlene me cae bien, pero yo no soy una persona materialista de modo que no puedo decir que echaré en falta sus atenciones. Tal vez sí se me hará extraño no tener quién me llame noche de por medio para ver si estoy bien. Fue bueno mientras duró.

Madness ~ El Club de los condenadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora