Maine.
Una vez que llegamos a las puertas de cristal, pude notar que no se podía ver hacia adentro puesto que unas gruesas cortinas rojas tapaban la vista.
Jefferson se dio vuelta y me miro por un segundo, por un minuto creí que iba a decirme algo pero se arrepintió al último momento sustituyendo lo que estaba por largar por un simple: - "¿Estas lista?"- No señor, no lo estoy. Me estaban malcriando y mal acostumbrando, pero eso no lo iba a decir, en cambio asiento con la cabeza. Que sea lo que tenga que ser. Sea para bien o para mal.
Al ingresar a la habitación todas las conjeturas se desvanecieron en el instante que una sonriente Arlene nos recibió con los brazos abiertos.
- ¡Cariño! - Exclamó demasiado animada para luego correr hasta mí y darme dos efusivos besos en mis mejillas. ¡Ugh! Todavía no termino de acostumbrarme a estas muestras de afecto. – Disculpa el atrevimiento.- Habló y, muy aferrada de mi brazo derecho, nos llevó hasta el sofá más cercano, donde nos sentamos.
- Me hubiera gustado que conozcas a nuestro progenitor pero tuvo que retirarse antes, ya sabes... cosas de la edad. En fin. Te mande a llamar porque quería anunciarte que después de evaluarte meticulosamente durante un mes completo, incluyendo el evento del incidente, y debido al fantástico rendimiento no quería dilatar más el asunto y necesitaba darte la noticia que... A partir de hoy pasaras a formar parte de la planta permanente.
Perdón ¿Escuche bien?
- Muchas Gracias. – Contesté cordialmente. Ponerme a preguntar si todo era cierto iba a quitarme muchos puntos de credibilidad. Si yo no creo en mí, ¿Quién más lo hará?
Arlene aplaudió como foca descargando todo el entusiasmo con el que cargaba.
- Eso quiere decir que si todo sigue marchando a la perfección puede que el contrato se extienda por un año, incluso dos. ¿Acaso no suena emocionante, querido?
- Oh, claro que sí. – Ironiza Jeff poniendo los ojos en blanco. Jamás se le dio bien eso que llaman "aparentar"
- ¿Qué opinas si mientras esperamos por los papeles brindamos con algún especial de la casa?
"No consumas nada de consistencia trasparente" La advertencia clara y precisa que me dio Caleb retumbó como eco en mi mente.
Aguardamos pacientes hasta que el único hombre en este cuarto cuadrado de cristal sirvió tres copas con un líquido... bordo. El "especial" de la casa era un "James aterciopelado" Cosecha 1870, supuestamente uno de los primeros vinos de la familia.
La rubia levanta dos copas para luego entregarme una.
- ¿Emocionada? – Pregunta instándome a saborear la bebida.
- De hecho... Pensaba que no se me tenía permitido consumir alcohol, mucho menos en mi lugar de trabajo.
Jefferson sonríe de lado muy divertido, mientras olfatea su copa.
- Cariño, ésta es una ocasión especial. – Agregó la rubia risueña. Luego le pidió a su hermano que se acercara a nosotras.
Una vez que los tres nos pusimos de pie, chocamos nuestras copas y al son de un sonoro: ¡Salud!, bebimos un sorbo. Voy a ser sincera, el sabor de este añejado vino es realmente exquisito.
- Ni bien Nathan vuelva del viaje de negocios le pediré que organice una fiesta de Bienvenida. Sé bien que no te gustan las reuniones y el tumulto, de modo que solo serán los miembros del staff y mis hermanos y sus amistades en algún lugar bonito. Yo no podré asistir debido a que cuando él regrese deberé acompañar a mi padre en otro viaje. Negocios, negocios.
Escuchar su nombre después de tanto tiempo tuvo un efecto extraño en mí.
Tras decir aquello unos golpes se escucharon sobre el cristal, era el contador que traía los papeles en una ridícula carpeta con bordados en dorado donde, obviamente, la letra "J" destacaba en el centro de la misma.
En el momento que me puse de pie con intenciones de dirigirme al ya conocido escritorio, mi vista se nublo y comencé a ver todo borroso. No quería ser muy obvia y confesar que mi tolerancia con el alcohol era deficiente, así que me aguante el mareo y disimule lo mejor que pude.
Cuando pusieron la carpeta delante de mí, Arlene me pidió que por favor lea y analice el manifiesto. Asentí con la cabeza para luego tratar de centrar la vista en los papeles ante mí. Lo único legible era que:
❖ No tenía permitido involucrarme sentimentalmente con los dueños.
❖ No involucrarme sentimentalmente con los miembros del staff.
❖ No involucrarme sentimentalmente con los clientes. Esto está terminantemente prohibido.
❖ Prácticamente sentimentalmente no involucrarme con nadie
Que debía pasar por revisión médica dos veces al mes. Y que debía... sí, que debía permanecer en la casona y el club sin salir a otro lugar, a menos que lo pida con anticipación. Y ya no pude leer más, solo divise las palabras "tercer viernes al mes".
Ante la interrogante si había entendido lo que especificaba allí o si necesitaba esclarecer alguna duda, me guardé las preguntas para luego pedir un bolígrafo y sellar con mi firma un tratado donde prácticamente les estaba entregando mi vida para que hagan con ella lo que le plazca.
Otra vez la noche, el cansancio que no sabía que traía más dos sorbos de vino hicieron mella en mí.
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Madness ~ El Club de los condenados
Mystery / Thriller"Nosotros estamos locos, rotos... enfermos, y lo mejor de todo es que ninguno de los dos, ni él, ni yo pensamos componernos" Solo tengo un par de cosas para advertirte: 🍷 No todo es lo que parece 🍷 No te encariñes con los personajes, varios de ell...