Capítulo XX 🍷

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Nathan.

                 Los sucesos desastrosos acontecidos últimamente se los debo a dos personas en particular. Aunque podrían ser tres. Pero voy a obviar a la peor y centrarme en aquellos que de verdad me están amargando la existencia.

Tengo "ordenes" de no acercarme a Maine Coral Gale, a menos que sea por algún tema estrictamente laboral. Lo cual me causa gracia porque desde el momento donde haga el punto final de su firma en el contrato por los seis meses, pasará a convertirse en un miembro de la "familia" y tendrá que atravesar por el ritual "familiar" de cada tercer viernes al mes donde todo se volverá engorroso.

No puedo acercarme pero Jefferson sí, ya que se convirtió en su guardia de seguridad.

Yo no puedo pero Jason sí, quien ni siquiera es parte de la familia pero si es su asesor de imagen personal.

Yo no pero el musculitos de la sonrisa brillante, a veces petulante, sí. Y su acercamiento hace temblar todos mis esquemas.

La noche del incidente, quedé realmente preocupado. No me gustó en absoluto que mandaran a Jason a quedarse a dormir con ella. De no saber cuáles son sus verdaderas intenciones y que sus intereses están fijados en otra persona, hubiera estallado en ese mismo momento. Aun así, al llegar a mi pent-house, no dude en llamar a Jay para brindarle las indicaciones necesarias para que la pequeña "Boo", como él mismo la bautizó, pudiera dormir tranquilamente sin ningún problema. Tuve que indicarle dónde encontrar los sobres efervescentes y cuantas dosis servirle. También le pedí que por favor cambiara todo de lugar y elimine la evidencia.

No habiendo quedado tranquilo, decido escribirle. Realmente mi cabeza estaba trabajando a mil, imaginando escenarios innecesarios. Agradezco enormemente que Jay sea quién es.

Miro a mi cita con recelo mientras se desnuda en medio de mi sala de estar, la urgencia y necesidad que tiene esta persona llegan a agobiarme.

- ¿Escribiéndote con Venice a estas horas? – Pregunta mientras se recuesta semi desnuda sobre mi nuevo sillón de cuero color marfil.

¿Mentirle o decirle la verdad? Si afirmo que estoy chateando con Venice puede que llegue a vestirse o incluso salir así del edificio. Si le digo la verdad, ira corriendo a contárselo a su hermana siamesa... Arlene.

- Sí, ¿Algún problema con ello? – pregunto desafiante aguardando paciente a que se vaya, no tengo ganas de aguantar su mal humor.

Ella frunce el ceño y trata de sonar lo más casual que puede, siendo que ambos sabemos que cuando se trata de "Vini", las cosas nunca terminan bien. - Pensé que se había quedado en Maldivas. Pero claro que iba a volver si Alan se le adelantó.

La pobre ilusa cree que va a darme celos con ese planteo estúpido. Venice es mi mejor amiga, la única con la que jamás hemos compartido ni un beso. Ella es la terapeuta personal de mi hermano menor. Donde esté uno, encontraras al otro aunque...

- Bien sabes que Vini y Alan tienen una relación netamente profesional: Médico - paciente.

La escucho bufar y doy un brinco mental al verla recoger sus pertenencias. Nathan 1 – Dita 50. Algo es algo.

- Ya veo que tu cabeza no está aquí sino con tu querida "Vini". De modo que nos vemos mañana. Adiós, adiós.

- Oye ¿no me darás el besito de las buenas noches? – Me encanta como suena mi tono desesperado pero ¿saben que es lo que más me encanta?

- Que te lo de tu querida "Vini". – Sí, su respuesta.

Una vez que la puerta se cerró de un portazo, releo los mensajes que nos mandamos con Jay, deteniéndome en la hermosa foto que me mandó. ¿Cómo alguien puede lucir tan angelical solo durmiendo? Observo la foto detenidamente, le hago zoom y comienzo a acariciar su rostro dormido. A esto he llegado, a conformarme con una miserable foto.

Madness ~ El Club de los condenadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora