XVII

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—Duerme esta noche aquí.

Miré el pequeño lugar. Era un tanto oscuro y con una vista hacia la naturaleza tan verde. Parecía ser un sitio cómodo y tranquilo, pero dónde ni siquiera iba a poder dormir.

—Gracias.

—¿Estás bien? —preguntó mirándome con esos ojos, rojos e intensos—. Durante la cena estuviste callado. Además, fue descortés que no hayas comido, ya que solo por ti se preparó un banquete.

—Sí, lo siento... —Me disculpé en voz baja y agachando la cabeza.

—¿Kai te hizo algo?

Alcé la mirada.

—No —negué enseguida—. No me ha hecho nada, es solo que... Por lo de esta tarde, no me he sentido muy bien después de eso.

—Debiste decirme que eras sensible ante esas cosas. —Me regañó—. En ese caso, puedes venir a dormir conmigo.

—¿Qué? —pregunté estupefacto—. ¿Deja entrar a su habitación a cualquier persona? ¿Está loco?

—Eres el primer y último humano —aclaró rodando los ojos—. Además, tengo que tenerte vigilado. Mañana, al amanecer tú regresarás y no volverás más...

—Majestad. —Me acerqué a él tomando sus manos con las mías, eso hizo que él abriera los ojos, asombrado—. Le ruego que no me envíe a casa, le suplico que no me prohíba la entrada a su reino.

—Baekhyun ya hablamos de esto —dice soltándose de mis manos y retrocediendo—. No volveré a repetirlo.

—Le juro por mi vida que nadie sabrá que estoy viniendo aquí, pero... Le imploro que no me prohíba la entrada a su reino—mis rodillas dolieron cuando me tiré al suelo para suplicar—. Por favor.

—Baekhyun, póngase de pie. —Me tomó del brazo y me levantó del piso con delicadeza—. No entiendo cuál es la razón para que esté queriendo venir aquí cada vez que se le plazca. —Me miró con su ceño fruncido—. Debo pensar lo que me está pidiendo.

—Te lo agradezco...

—El que lo vaya a pensar no quiere decir que mi respuesta sea afirmativa. Quizá no cambie de parecer

Se dio la vuelta, saliendo de la habitación y yo lo seguí. Los pasillos son fríos y solitarios, oscuros y tenebrosos.

—Confía en mi palabra.

Es lo que digo mientras camino detrás de él. Es tan alto y delgado, su figura es tan imponente y autoritaria que puedo asegurar causa miedo, sin embargo, para mí, él es el único con quien me siento a salvo en este lugar.

—Tú quieres que te crea y yo quiero que mi reino confíe en mí.

—No voy a traicionarte—aseguré.

—Eso... es muy difícil de creer.

—Te lo prometo.

Él no me respondió.

Subimos infinidades de escaleras. La noche es tan lúgubre, a pesar de todo eso, en este lugar me sentía tranquilo, yo no quería volver a ser encerrado.

Cuando llegamos a sus aposentos, me quedé de pie detrás del rey observando cómo los guardias le abrían las puertas.

—Él dormirá aquí esta noche. —Les hizo saber antes de entrar—. Estén pendientes... Aunque no me haya hecho algo aún y puede que le tenga un poco de confianza, hay que estar precavidos.

—Puff —puse los ojos en blanco—. No sé preocupen, no tocaré ni un solo cabello de su rey.

Los guardias no dijeron nada. Sir Kai había dicho que si su Majestad no los autorizaba hablar frente a él, todos se mantenían callados. Me parecía algo increíble, a pesar de también venir de un castillo lleno de riquezas, allí los guardias hacían lo mismo, sin embargo, me sorprendía, pues me había dado cuenta de que los soldados de este reino eran aún más obedientes que los de mi reino.

En Los Ojos Del Dragón || ChanBaek.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora