XLIV

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Me encontraba absortó, entregado por completo a las palabras que fluían de sus labios. No podía apartar la vista de su rostro, notando la forma en como fruncía el ceño.

Pasó mucho tiempo, por eso, sus recuerdos no son tan dolorosos.

Quedó huérfano desde muy pequeño. Ni siquiera recordaba a sus padres. Su sueño siempre fue ser un soldado que sirviera al rey, pues según lo que le contaron, su padre lo fue. Me dijo todo lo que hizo antes, en su infancia vivía cerca del mar con unas personas que lo criaron hasta alcanzar la adolescencia. Pasó recolectando caracolas desde muy pequeño y se convirtió su pasatiempo favorito, por eso, cada vez que había festividades, él pedía permiso al rey para ir hacia la casa frente al mar, ya que en esos días no había mucho que hacer en el reino.

—¿Kai iba contigo?

—No, él iba a visitar a su familia.

—¿Solo tiene a su madre y a Sehun? ¿Qué ocurrió con su hermano?

El silencio se apoderó del espacio por un breve instante. Me di cuenta, de que tal vez no debería haber preguntado eso; es la vida de Kai, no la de Chanyeol, por lo tanto, no me incumbe y él no puede andar hablando de ello.

De todos modos, él decidió confiar en mí y contarme todo.

—Murió... La razón por la que Kai odia los humanos es porque ellos mataron a su hermano. Era lo más importante para él, él y único en quien ha confiado y ha respetado —confesó, y yo, aturdido, me vi sumido en la incapacidad de hallar alguna palabra que decir—. Hyunki no era un soldado, pero quiso luchar para proteger la vida del rey. Kai estuvo mal por mucho tiempo... pudo superar la muerte de su hermano gracias a Tao.

—¿Tao? —pregunté en un susurro apenas audible, sintiendo un nudo en la garganta.

—Tao tiene un parecido con su hermano.

Mis ojos ardieron y las lágrimas amenazaron con empañar mi visión. Chanyeol al darse cuenta de que no me sentía bien, se puso de pie en silencio y ocupo el espacio a mi lado.

—Yo...

—Tú no tienes la culpa.

Yo... Me acerqué muchas veces a Kai, sin saber que debió estar batallando en su interior. Luchando contra el mismo para no hacerme pedazos. Ellos siempre han odiado a los humanos y han cargado con las cicatrices de nuestras acciones. Debió ser duro convivir conmigo, mientras yo permanecía en mi ingenuidad. Ellos tenían sus razones para no dejarme estar aquí, me odiaban y tenían todo el derecho de hacerlo. Que impotencia debió sentir Kai o Yuri ante mi presencia y no poder cobrar venganza.

Nunca he asesinado, ni siquiera he permitido que la sombra de la violencia se deslice por los rincones de mi mente. Jamás me he imaginado haciendo daño a otra persona, pero... No sé qué es lo que haría si alguien le lastimara a mis hermanos. Creo que ese momento la cordura me abandonaría, me volvería loco...

—Lo siento.

—Tú no tienes la culpa.

El silencio se hizo por unos largos minutos. Chanyeol fue considerado al no decir nada más, consciente de que una palabra más desataría mi llanto. Resistirme fue inútil, mi labio tembló.

¡Ah!

Kai siempre me miró con odio y tenía todo el derecho en hacerlo. Chanyeol... Pues, si había querido matarme, pero...

—¿Porqu... por qué tú no sientes tanto odio como los demás? —le pregunté girando mi rostro hacia él.

Me regaló una sonrisa amarga, bajó la mirada y en ese instante, sentí una presión en el pecho, era como esa señal que te advertía que te iban a dar una mala noticia. Entonces, soltó algo que sonó como su mayor secreto.

En Los Ojos Del Dragón || ChanBaek.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora