VII

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Aparté la mirada. Mis mejillas ardían. Me encontraba avergonzado, por eso fingí que mi estómago no había gruñido e ignoré lo que dijo.

Sabía que no era de su agrado y no era necesario que estuvieran repitiendo a cada momento, que querían matarme. Tomé la decisión de concentrarme en ver ese reino. Todas esas bestias se encontraban volando y era terrorífico. Se veía increíble, pero eso no quitaba que fueran enormes monstruos, eso no significaba, que no diera miedo.

Así paso el tiempo, el hombre de ojos rojos de verdad observó cada pedacito de ese reino, no se perdió ni un detalle de absolutamente nada.

El carruaje se detuvo de nuevo frente a ese castillo, ya era medio día porque el sol se encontraba sobre mí. Me bajé y no me sorprendió para nada, el hecho de que, otra vez, Kai apuntara su espada hacia mi cuello. Ni siquiera me inmuté, lo miré con aburrimiento mientras observaba que en sus ojos se hallaba el enorme deseo de querer acabar con mi vida, pero se contuvo.

—Baja la espada. —Le ordenó su rey detrás de mí.

—¿El humano no ha intentado atacarlo, Majestad?

Solté aire por la nariz.

—Por supuesto que no. No le he tocado ni un pelo —respondí con simpleza y eso hizo que la ira en las pupilas de kai se encendiera.

—Cierra la boca —dijo de forma grosera, apretó sus dientes, sus ojos de ese morado intenso me observaron y en ellos vi todo el odio que tenía hacia mí. Pero gracias a los Dioses, alejó esa peligrosa arma de mi cuello —. Nadie te ordenó que hablaras, asqueroso animal.

Me quedé con la boca abierta después de escuchar lo que dijo, me sentí muy ofendido. La palabra animal hacía eco en todos los rincones de mi mente. ¡Pero si los animales son ellos! Aquí, entre nosotros, yo era el único normal. Ellos eran los monstruos.

—Deja de maldecir. ¿Aún no entiendo por qué tanto odio?

El hombre de ojos rojos empezó a desabrochar los botones que su saco tenía, así bajo este, quedó expuesta una camisa de cuello de color blanca.

—¿No lo sabe? —Kai le dio una mirada fija a su rey, parecía decepcionado—. Es por lo que su raza hizo. Usted también debería odiarlos.

—El odio no resuelve las cosas. Solo te nubla la mente, hace que cometas errores y para cuando entres en razón, será demasiado tarde —dijo sin molestarse en echarle un vistazo. El hombre de ojos rojos caminó, yo lo seguí y sentí que Kai vino detrás de mí—. Hasta ahora, el humano no ha hecho nada en contra de nosotros, está mostrando lealtad y mientras lo haga no lo atacaré. La violencia no es la razón de nuestra creación, la reina madre nos creó para proteger a los débiles, recuerda eso siempre.

Kai no dijo algo al respecto, caminó detrás de mí. Yo seguí al hombre de ojos rojos, también en silencio, pero alerta, porque no confiaba en Kai, me daba la impresión de que en cualquier momento sacaría su espada y la clavaria en mi espalda.

Pero no lo hizo, se mantuvo en silencio y en calma, no voltee ni una sola vez en su dirección, no quería ser el causante de terminar con esa tranquilidad que tenía. El hombre de cabello oscuro siguió caminando, no entramos en el castillo, lo estábamos rodeando, parecía que se dirigía a la parte trasera de este. Cuando me di cuenta de que llegamos a un lugar en donde había espadas, no podía verme, pero estaba seguro de que mis ojos brillaron de la emoción.  

—¡Yo también! ¡Yo también! —grité mientras corría hacia el hombre de orbes rojas, no me importó que el polvo que levanté al correr ensuciara mi ropa.

—No te acerques. —Me detuve de forma brusca, un poco más y esa maldita espada atravesaba mi garganta—. Olvidé ordenarte que te quedaras junto a Kai.

Fruncí el entrecejo.

¡Claro que no!

No me iba a perder la oportunidad de que alguien me enseñara a dominar la espada. Además de que todo sería más extraudinario si llegaba a enfrentarme con el rey de los dragones bajo el cielo en el que volaban los mismos 

—El rey dio una orden —solté aire por la nariz al escuchar la voz de Kai a mis espaldas, lo bueno fue que no lo escuché acercarse—. Así que ven aquí y no estorbes.

—Por favor. Deberías agradecer de que serás el primero en entrenar al príncipe. Debes sentirte afortunado de...

—¿Escuchaste? —En ese momento vi una sonrisa ladina y llena de burla en los labios del dragón de ojos rojos, con un gesto sutil, me apuntó con el pulgar mientras dirigía sus palabras a Kai—. Dice que soy afortunado de...

—Deja de burlarte —intervine algo enfadado y por inercia golpeé un poco fuerte su brazo con mi mano.

Y sin darme cuenta, todo sucedió muy rápido.

Fui empujado por el hombre de ojos rojos, caí contra la tierra e hice una mueca de dolor al golpearme con el suelo, escuché como las espadas chocaron, ahogué un grito y el corazón se me detuvo. Miré detenidamente lo que había sucedido, el dragón de ojos rojos me salvó de haber muerto por la espada de Kai. El de ojos morados forcejeó contra su rey.

—Basta Kai —Le ordenó su rey, el hombre estaba tranquilo a pesar de estar tratando de detener a Kai. Parecía alerta, pendiente de que kai hiciera otro movimiento.

—¿Cómo es posible que aceptes eso? Golpeó tu brazo y te quedas tranquilo. ¿Ese humano asqueroso quién se cree? Chanyeol, te faltó el respeto. Si alguien lo llegase a ver... ¿Qué diría? —El enfado era notorio en la voz de Kai, sus ojos brillaban de rabia y... ¿Chanyeol? Ese era su nombre. Bueno, no importa. La cuestión era que, Kai también estaba pendiente de mí. Me encontraba detrás del dragón de ojos rojos, asustado y rogándole a todos los Dioses que existen que no se olviden de mí, porque no me gustaba la idea de morir a manos de esa bestia—. Nadie ha tocado al rey, que venga alguien y te golpee así... Eso es una maldita falta de respeto. ¿Y sabes qué es lo peor? Que el que te haya tocado sea un asqueroso humano.

—Lo peor y que podría llevar a alguien a la muerte, es lo que estás haciendo en este momento. —replicó Chanyeol con seriedad, mostrando un leve rastro de enojo en su tono—. El humano no está consciente de las normas de nuestro reino, no hay necesidad de atacarlo por todo. Ya es suficiente. —agregó, y en ese instante, Kai dejó de forcejear. Bajó la espada y tomó una respiración profunda. Se quedó en silencio, ambos se mantuvieron así. Después de un corto momento, Chanyeol se giró en mi dirección—. Ahora pide disculpas.

Cuando pensé que le estaba ordenando que se disculpara conmigo, me puse de pie rápido, no obstante, antes de hablar, Kai le hizo una reverencia a Chanyeol.

—Lo siento, majestad. Espero que usted pueda perdonar mi vida por semejante falta.

—Descuida, ahora por favor, dale una espada al humano.

—¿Qué?—mi boca soltó eso confundido.

¿Ya? ¿Eso era todo?

¿Así iban a quedar las cosas? ¿Cómo si nada hubiera pasado?

—Veamos que tan bueno es, pero seguro no hay que tener muchas expectativas. 

En Los Ojos Del Dragón || ChanBaek.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora