Kai había venido con muchos guardias, no tenía la menor idea de por qué y él no me explicó. Así que simplemente no pregunté, le hice un ademán de despedida, no esperé a que me devolviera el gesto y me gire en dirección al puente.
Caminé lento, la nieve se había detenido, pero el gélido viento acariciaba mis mejillas. Bajé la cascada con mucho cuidado y caminé adentrándome entre los árboles del bosque, la oscuridad me envolvió y el crujir de las ramas parecía susurrar historias enterradas en la esencia enigmática del lugar.
Calmé mis pensamientos, no era buena idea pensar en cosas terroríficas. Pero es que esa sensación de ser observado solo incrementaba cada vez que daba un paso. Aunque la luna derramaba su débil resplandor, no era suficiente para poder tranquilizarme. Temía que un horrible monstruo siniestro emergiera de entre los árboles. Recordé el sobresalto provocado la vez anterior, cuando esa rama desencadenó un susto que aún resonaba en mi memoria.
Pero no pude tranquilizarme, mi respiración se empezaba agitar, tenía mis sentidos afilados como dagas. Por el rabillo del ojo, percibí una sombra y me giré rápido hacia allí, pero no había nada. Respiré profundo y el palpitar frenético de mi corazón resonaba en mi boca. Sentía que alguien me seguía por detrás, una sombra sin rostro, pero cada vez que volteaba no había nadie. Así que apresure mi paso.
En medio del bosque, me detuve abruptamente. Un estremecimiento me recorrió la espina dorsal cuando la voz rasposa y gangosa de alguien, se escuchó a mis espaldas.
—Hace mucho tiempo...
Aquel susurró me acarició la nuca, provocando que volteara con una rapidez nunca antes vista. Mis ojos desorbitados se encontraron con esa figura que aparecía entre la niebla. Saqué mi espada y apunte a la presencia desconocida.
Tenía un aspecto maloliente, el rostro arrugado, las ropas sucias y estaba descalzo. Este hombre, tenía el cabello platinado que parecía desafiar la oscuridad que nos envolvía, de un color plata mucho más intenso que el mío y sus ojos... Era idénticos al color de su cabello, que se asemejaba al color brillante del filo de mi espada.
Tragué saliva sin quitar mi vista de él.
—Hace mucho tiempo —empezó a decir, se le había dibujado una sonrisa enorme, de oreja a oreja, fue tan siniestra que me hizo estremecer del miedo—, existió una princesa que se enamoró de un horrible, monstruoso y repugnante dragón.
Cuando acabó de decir eso, empezó a reír, una carcajada que me hizo tragar saliva nervioso. Su risa era espeluznante que ocasionó que mis manos comenzaran a temblar.
—¿Quién eres? —Cuando me escuchó hablar empezó a reírse más. No bajé mi mano temblorosa que se aferraba a la espada—¿¡Quién eres!?
Entonces se detuvo. Me miró con esos horripilantes ojos. ¿Acaso era un dragón? ¿Qué carajos estaba haciendo de este lado entonces?
—¡Los Dioses nos castigaron! ¡Ese amor solo trajo desgracias al reino! —Exclamó al cielo, abriendo los brazos, como si buscara una respuesta divina y después volvió a enfocarme—. Y de esa desgracia naciste tú...—Me señaló con su índice y con las cejas alzadas, luego se señaló a si mismo—. Y yo.
—¿Quién carajos eres?
—¿Ya no me reconoces? Oh, creo que he cambiado todos estos años... Si un dragón es sometido al estrés, envejece más rápido. —explicó algo, pero no entendí qué quería decir—. Soy yo, el rey Baekyun.
El aire se atoró en mis pulmones.
¿Qué?
—Él está muerto.
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En Los Ojos Del Dragón || ChanBaek.
FanficDesde hace muchos años se ha venido contando la historia de aquellos seres. Se cree que son enormes, espeluznantes y que toman forma humana para seducir a su presa y luego acabar con ella. Los Dragones. Se cree que se encuentran del otro lado del r...