XLVI

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—El rey lo sabe todo.

Lo miré por mucho tiempo, en silencio. Sus palabras se repetían como un eco infinito en mente, y al repetirse, iba sintiendo un escalofrío al rededor de mi cuerpo, mi corazón dolía como si lo hubieran tirado al suelo solo para ser pisoteado sin piedad.

Pero sobre todo, mis nudillos comenzaron a hacerse blancos por la rabia que empezaba a crecer en mí. Mi respiración se aceleró, mis ojos ardían, así que parpadeé un momento.

—¿Qué?

Fue lo único que pude articular.

Siwon dio un paso hacia mí y yo retrocedí dos. La simple idea de que quisiera acercarse y tocarme me provocó repulsión.

—Baekyun...

—¿!Que dijiste!? —grité con el único fin de obtener una respuesta—¿¡Que dijiste!?

Repetí con más fuerza exigiendo que hablara. Ni siquiera dudé en acercarme a él y golpearlo, pero él estaba entrenado para defenderse, así que lo hizo. Sostuvo mis manos mientras yo forcejeaba.

Estaba cansado.

No quería más de esto.

Lo miré los ojos, su imagen no llego a mí, pues se encontraba todo borroso. Cuando las lágrimas se derramaron por mis mejillas.

—Escúchame primero.

—Me traicionaste.

—Claro que no —Empecé a reducir mi fuerza hasta quedarme inmóvil. Mis rodillas flaquearon, pero él me ayudó a permanecer estable —. No he dicho ni una sola palabra.

—En serio.

—Deberías confiar en mí, así como yo en ti —dijo y yo me quedé callado—. El rey te ha estado siguiendo.

—¿Qué?

Abrí mis ojos Empecé a buscar un motivo para que hiciera eso, pero no lo encontré. No se supone que mi hermano me dejaría ser libre, que me haya estado siguiendo... Se siente como traición. Tenía que ser un desvarío de Siwon porque estaba empezando a envejecer. Tal vez yo escuche mal... Puede que esté diciendo la verdad, pero la razón más lógica que le encontré a ello, es que mi padre le pidió que hiciera eso.

Mi hermano nunca me haría esto. Él jamás me seguiría.

Siwon extendió su mano para alcanzar mi rostro. Me dio un pequeño golpe y me hizo regresar a la realidad.

—No sé la razón... Cuando regrese aquí me dijeron solo eso. También... —me miró en silencio unos minutos—. Me informaron que han reportado como desaparecido a Jongdae.

—¿Qué?

¡Dioses! Hay tantas cosas para un solo día. Me entraron ganas de volver hacia atrás, debí quedarme con Chanyeol.

—No dieron más detalles. Es hora de que vayas a dormir, ahora todos están durmiendo, supongo que te buscarán mañana por la mañana.

—¿Qué pasará conmigo?

Siwon frunció el ceño cuando miró mis manos, las escondí con prisa dentro de los bolsillos de mi pantalón.

—Nada... Si te mantienes a raya.

—No puedo revelar todo... No hablaré.

Siwon suspiró.

—Esa es la única razón, Baekhyun. Ellos quieren saberlo todo.

Tragué saliva, mi cabeza empezó a dolerme. Cerré los ojos con fuerza, creyendo que de esta forma iba a tener alguna especie de poder que me ayudara a teletransportar lejos de todos estos problemas. Mis acciones solo van a perjudicarlos... No otra vez.

No quiero ser el causante de nada.

Tome un baño, tuve que lavar bien mis manos. Desde luego Siwon se dió cuenta de la sangre, pero no hizo ni una pregunta al respecto. Después de esto me acerqué a mi cama. Estaba solo, me senté y miré mis manos por un largo rato.

Soy un asesino.

Mis ojos se humedecieron una vez más. Tragué saliva y fue doloroso tragarme el nudo que se había formado en mi garganta. Me acomodé en la cama, cerré mis ojos y ahí estaba ese cadáver.

Mirándome, al parecer, siempre me iba a recordar que era un asesino. A partir de este día, tenía que convivir con ese sentimiento, con esa verdad. Había acabado con la vida de alguien. La noche fue demasiado larga, a penas y pude cerrar los ojos.

Cada vez que estaba por quedarme dormido, las imágenes de esa persona, la sangre y esos orbes de color plata volvían y me atormentaban.

Cerré los ojos por milésima vez y cuando los abrí, ya estaba de día. Me senté al borde de la cama, no pasó mucho hasta que tocaron las puertas.

¡Maldita sea!

Sin esperar a que yo ordenara que podían entrar, abrieron las puertas e invadieron mis aposentos.

Mi hermano me sonrió.

—Buen día —Saludó con una gran sonrisa, sus ojos desaparecieron al sonreír—. Tengo muchas cosas que hablar contigo.

—¿Qué sucede? —pregunté fingiendo que no sabía nada.

Tengo que fingir demencia por mi bien. Por el de todos.

—Siwon no te puso al tanto.

—Todos dormían cuando llegue.

—Oh... Bueno... Rompiste la regla más importante.

—No sé de qué hablas.

—Lo sabes. —Su sonrisa desapareció—. No le mientas a tu rey. No solo cruzaste el río, también tomaste la decisión de llevar a otra persona contigo... ¿Sabes los problemas que te traerá eso?

No aparté mi mirada de la suya. No agaché la cabeza, no tuve miedo, no me importaba.

—Asumo total responsabilidad. Solo pido que dejen a Siwon tranquilo, él no tiene la culpa.

—Por supuesto que tiene culpa. Decidió seguirte, en vez de regresar y contarle todo lo que sucedía contigo al rey —masculló, tensó la mandíbula y me miró fulminante. Al ver que no respondí, dejó caer sus hombros, cerró los ojos y suspiró—. Tengo que pedirte un favor.

Frunció el ceño con lo último.

—¿Qué necesita?

—Necesitamos a alguien que nos ayude a llegar a ellos. Irás y les dirás que queremos paz.

Se me detuvo la respiración. Alcé las cejas sorprendido por lo que me estabas diciendo.

—¿Qué?

—Mi deseo es que en el reino haya paz, el río es una señal de que estamos en guerra desde hace años... He pensado en esto por mucho tiempo... Solo deseo que todos podamos convivir en paz. Nos lo merecemos, ellos se lo merecen.

—Entonces no hay necesidad de que vaya. Déjalo tal y como está.

—Y... Esto haría más poderoso al reino, si llegamos a un acuerdo con su rey. Nadie se metería con nosotros... Somos la única nación que está más cerca de ellos, no podemos perder esta oportunidad.

—No.

La sonrisa de mi hermano desapareció.

—¿Qué?

No me importaba recibir un castigo por negarme. No iba a hacer nada de lo que me dijeran.

—Dije que no.

Mi hermano me miró expectante, no desvié mi vista y al final se rindió.

—Está bien. Me iré... Trata de no hacer muchas tonterías.

En Los Ojos Del Dragón || ChanBaek.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora