XXXVI

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Cuando abrí los ojos observé que estaba en una habitación donde no había dormido antes. Que me encontraba abrazando a alguien y ese alguien era chanyeol. Dormía tan tranquilo mientras uno de sus brazos se hallaba sobre mi cintura. Sus labios estaban rojos, tenía unas pestañas pequeñas y oscuras. El cabello ondulado le caía por la frente.

Sonreí.

Despacio intenté quitar su brazo, pero él sonrió y de forma brusca me acercó de nuevo, mi nariz choco contra su pecho.

—Aún es temprano, duerme.

—Es bastante tarde.

—Ni siquiera ha salido el sol. Te dije, solo duermo un par de horas, siempre me levanto antes de que salga el sol y todavía falta mucho para eso.

—Pero ya no tengo sueño. —Olfatee su cuello. Empecé a dejar besitos por este—. Déjame ir.

—No te metas en problemas. ¿Está bien?

—Claro que no.

Entonces me soltó. Él se dio la vuelta para seguir durmiendo, puse los pies sobre el frío suelo y me dirigí hacia el baño. Después de eso, me vestí con ropa “decente” y abandoné la habitación.

Cuando cerré las puertas tras de mí, caminé y al girar en una esquina la sonrisa de mis labios se borró al ver que Jongin me estaba mirando. Me quedé en silencio, estupefacto de que me haya descubierto por estos lares.

—Buenos días —Me saludó con ese aire gélido que había a su alrededor siempre.

—Hola.

—¿Dormiste con él? —preguntó y yo no supe que responder, aunque, realmente no parecía tan enojado como otros días—. Supongo que sí.

Paso de mí para dirigirse a quién sabe dónde. Me di la vuelta y lo seguí, caminó al pasillo contrario de la habitación de Chanyeol, entró en un lugar y dejó la puerta abierta para que yo fuese detrás de él, esa fue la forma en que me tomé su acción.

Entré en ese sitio, lo primero que note fue, que había demasiados libros. Me di cuenta de que el escritorio se hallaba lleno de hojas. Varios muebles, mesitas, en una de ellas había unas tazas como si se hubieran quedado hasta tarde, supuse que fue Kai quien se quedó aquí. Me percaté de un enorme cuadro, que se encontraba pegado a la pared. Ahí, se hallaba la pintura de un hombre que no supe reconocer, tenía el cabello rojo al igual que sus ojos, era muy pálido y sonreía... mucho.

—¿Qué haces despierto a esta hora?

—Siempre me levanto a esta hora —me contestó, se sentó en ese escritorio y empezó a revisar las hojas.

—¿No ha llegado?

Kai alzó la mirada hacia mí.

—No. Seguro llegará después de que el rey se haya levantado.

—¿Quién crees que sea? —inquirí y él negó. Supongo que él tampoco sabía quién podía ser el causante de matar a ese humano. Empecé a husmear por todo el sitio. Al final nada me impresionó y decidí sentarme. Lo observé sin disimulo alguno, tenía el ceño fruncido y el aire gélido nunca lo abandonaba, Kai no se inmutó, pero estaba consciente de mi mirada—. Lo siento.

Ni siquiera levantó la vista cuando me disculpé.

—No tienes que disculparte.

—¿Se lo dijiste alguna vez? —indagué acerca de sus sentimientos por Chanyeol.

—No. No había necesidad —Me contestó, me tomó por sorpresa que lo haya hecho, pues pensé que me haría callar y me echaría de este lugar.

—¿Por qué?

En Los Ojos Del Dragón || ChanBaek.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora