XII

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Siwon se encontraba peinando mi cabello, miraba su cara por el espejo, estaba tan tranquilo mientras que yo tenía mi ceño fruncidos.

—Vuelve a repetirlo.

—Es un honor para mí estar presente en esta cena con ustedes, pido disculpas por mis torpes palabras y si en algún momento llego a ser ofensivo. Solo quería decirles que se sirvan y se sientan cómodos y también que... Creo que aún debemos esperar, no quiero casarme tan...

—Eso no es parte del discurso. Deja de meter cosas que no están en el papel, puedes llegar a confundirte. —Me regañó dándome un golpe en el hombro—. Si eso pasa, seré yo el que pierda la cabeza y no te olvides de ponerte el saco.

Hice una mueca porque si cometía un pequeño error toda la culpa recaería en Siwon y no me perdonaría nunca si llegasen a hacerle algo. La puerta fue tocada un par de veces, Siwon dejó el peine a un lado y luego se dirigió hasta allí, para abrir inmediatamente. Al notar de quién se trataba enseguida hizo una reverencia.

—¿Príncipe, qué lo trae por aquí?

—¿Por qué debería decirte? —preguntó de vuelta y alzó una de sus negruzcas cejas—. Quiero hablar con mi hermano, vete.

Vi por el espejo como Siwon asentía y salía del lugar, cerrando la puerta y dejando un pequeño silencio que fue roto por mí.

—¿Pasa algo?

—Solo vine a verte. ¿Quería ver cómo te sientes al saber que tienes prometida?

—Pues feliz. —Mentí poniéndome de pie para dirigirme a la ventana del castillo e ignorar a mi hermano, hablar de esto me molestaba.

—Lo sabía —soltó, le dediqué una mirada y noté que tenía una sonrisa de oreja a oreja—. Por eso le aconsejé al rey que era hora de que te buscara una prometida.

Cuando escuché que dijo eso lo miré con mi ceño fruncido. ¿Había dicho que fue él? ¿Él fue el causante de esto?

—¿Qué?

—Sí, yo le di la idea a papá. —La sonrisa que él me daba era felicidad pura, como si ese hubiera sido su mayor logro, por mi parte, esto era una horrible desgracia.

Y no es que no me agradara, bueno, la idea de una prometida no me gustaba para nada, es decir, sabía que iba a casarme algún día, pero no ahora, además, la persona con la que quieren comprometerme es como una hermana para mí. No puedo, no quiero ni imaginar un matrimonio con ella.

—¿Tú le dijiste a papá…?

—Así es, pensé que lo mejor era que tuvieras una prometida, así ya no te sentirías aburrido, siento que de esa forma podrás superar, que no asistes a las guerras.

Cuando esas palabras salieron de su boca, quise soltar una risa irónica, pero en vez de eso, solo me límite a guardar silencio y apretar los dientes. ¿Estaba hablando en serio? ¿Dijo que era para no sentirme aburrido? ¿Cómo puede decir eso? Toda esta situación para él era un juego. Piensa que comprometerme con una chica hará que me entretenga, como si las mujeres son un objeto con el que puedo entretenerme cuando me plazca. ¿Quién se cree?

La rabia se apoderó de mi ser, pero ni siquiera pude moverme, para acercarme y darle un golpe en la cara. Nadie podía tocarlo. Ni un solo pelo, poner las manos sobre el futuro rey era como si las pusiera sobre el fuego, acabaría siendo solo cenizas.

—Mejor vete…

—¿Eh?—Su ceño se frunció confundido.

—Quiero seguir ensayando mis líneas.

En Los Ojos Del Dragón || ChanBaek.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora