No había visto a Luhan, el tampoco vino a verme. Supongo que la visita de Siwon a su hogar, el que haya preguntado por mí, puedo asegurar que todo eso le hizo llegar a la conclusión de que volví a cruzar el río. Mi pequeño amigo debe estar molesto. Tenía algo de miedo, no quería que se aleje de mí, además, lo extraño.
Me encontraba sentado en el comedor.
Mi madre nombró al prometido de mi hermana, la observó y yo aproveché para hacer una mueca porque la capa que llevaba puesta me asfixiaba, no me dejaba comer a gusto.
Miré de reojo a mi hermana. El duque Kim tenía tres hijos varones, el mayor de ellos se había casado con la hija de un general importante. El hijo que seguía era mi futuro cuñado, y el último solo era un niño pequeño de unos siete años. La familia de este chico era la segunda familia más importante para el reino, por lo que mi padre se vio obligado a casar a mi hermana con Kim Jun-myeon. La familia Hwang a la que pertenecía mi futura prometida era la familia más poderosa después de la familia real, su familia no tuvo oportunidad de tener un hijo varón, por lo que, por ley, mi hermana tenía que casarse con el hijo de la segunda familia más importante.
Después de acabar el desayuno me dispuse a encerrarme en mis aposentos, dónde no tuve otra alternativa, más que ponerme a practicar con el piano. Me había enojado un poco que mi padre durante el desayuno le dijera a mi hermano que irían a casar algunos animales, ni siquiera se molestó en decirme algo para hacerme sentir bien. Simplemente le dio igual si aquella conversación me afectaba.
La melodía del piano era aburrida, molesta.
Mis dedos presionaron con fuerza las teclas haciendo un ruido demasiado agobiante, no dejé de tocar las teclas hasta que la puerta se abrió y me detuve dejando un último estruendo por haber golpeado con mucha fuerza las teclas del piano. Mi respiración agitada se fue calmando con cada paso que Siwon daba hacia mí.
—¿Qué sucede? ¿Está bien? —preguntó preocupado, puso una mano sobre mi hombro.
No alcé mi mirada, tan solo me quedé allí, viendo mis dedos volverse rojos por el golpe.
—Estoy bien.
—No haga eso. Se ha lastimado. —Siwon tomó mis manos, me miró con desaprobación cuando yo alcé la cabeza en su dirección, tan solo sonreí.
—Lo siento Siwon. No debí haberme ido de esa forma. Por mi culpa mi padre está enojado contigo.
—Está bien. No hay por qué disculparse.
—Sí que lo hay. —Quité mis manos de las suyas, me levanté apartándome del piano y acercándome a mi cama—. Si soy sincero Siwon, en estos momentos quiero huir lejos y no volver jamás.
—No puede huir de sus responsabilidades.
—Algo que nunca pedí.
—¡Que los dioses no lo oigan! —exclamo abriendo sus ojos y negando—. Baekhyun, usted debe sentirse afortunado de haber nacido en la familia real. ¡Por los Dioses! No vuelva a decir algo parecido.
—Mis disculpas.
No tuve otra opción más que soltar eso. Aunque muy en el fondo, lo único que deseaba era no haber nacido como el hijo de un rey. Después de todo, ya que más daba. Seguro los Dioses me estaban castigando porque siempre fui un niño extraño que muy en el fondo no le gustaba seguir las normas y que tan solo fingía hacerlo.
Durante la cena llegó la familia del duque Hwang. A quien no tuve otra opción que saludar. El duque era una persona bastante arrogante, al que le gustaba presumir y que cada vez que abría la boca me causaba aburrimiento. Su esposa e hijas eran tan diferentes a él, amables, discretas y siempre me gustaba entablar conversaciones con ellas.
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En Los Ojos Del Dragón || ChanBaek.
FanfictionDesde hace muchos años se ha venido contando la historia de aquellos seres. Se cree que son enormes, espeluznantes y que toman forma humana para seducir a su presa y luego acabar con ella. Los Dragones. Se cree que se encuentran del otro lado del r...