Capítulo 2
A lo lejos, el jolgorio de las fiestas patronales, así como alguna que otra cogida por el toro a algún osado que decidió pasarse de listo en la plaza de Txurruka, llegaban hasta ellos ascendiendo desde el pueblo como olas, cada vez que ocurría o estaba a punto de ocurrir algo delante de los asistentes en la plaza.
El anciano, cambió de postura sus piernas nuevamente, cruzándolas en el sentido contrario mientras alzaba la mirada a los edificios que se alzaban delante de ellos. Incluso cambió su semblante sin por ello alarmar a la pequeña.
— Antes que hagas sonar esa caja, debes pensar con certeza que es lo que deseas. — Alicia se le quedó mirando con sorpresa. — Si. Es una caja atípica y muy especial. — Dijo descubriendo la pregunta que venía seguida y que Alicia no llegó a articular.
La niña soltó de inmediato la palanquita dorada del lateral sin dejar de mirarla con extrañeza. ¿Y si le estaba mintiendo aquel señor?. Aún estaba muy cerca de él. Podía hacerle cualquier cosa sin que a ella le diese tiempo a defenderse.
— En el momento que hagas girar esa palanca, la tapa se abrirá sonando una melodía. Al concluir, oirás una numeración y después de ella, lo que hayas decidido se hará realidad. Pero como comprenderás, cada acción tendrá una reacción. Así que piensa bien que es lo que deseas y las consecuencias que por ello traerá a tu alrededor.
Alicia sintió miedo y curiosidad por partes iguales.
— ¿Lo que desee se hará realidad?. Esas cosas solo pasan en los dibujos animados. Y tú, no tienes ni pinta de genio, ni has salido de una lámpara.
El anciano soltó una carcajada echando su cuerpo hacía atrás, tras la ocurrencia de la pequeña.
— No. No lo soy. Pero lo que te digo es real como el paisaje que se abre ante nosotros. ¿Tu ves el paisaje?. ¿Ves la central eléctrica o tu casa desde aquí?. — La pequeña alzó la mirada por primera vez desde que la caja se posó en su mano asintiendo con la cabeza. — Ten por seguro que lo que te ofrecerá esa caja es igual de real.
Alicia observaba con atención el rostro del anciano. Intentaba, sin éxito, descubrir algún gesto que hiciese de una vez por todas coger en un renuncio a aquel hombre. Pero era impasible. No había nada que le llevase a desconfiar de todo lo que le decía. Aún siendo una verdadera locura. Y eso lo comprendía hasta ella con su corta edad.
— ¡Muy bien! — se decidió al fin — vamos a ver si es verdad lo que dices.
Otsifem posó la mirada en el rostro de la niña y de ahí en la caja.
— Piensa con fuerza lo que realmente deseas. Pero lo advierto una vez más; recuerda que toda acción puede conllevar una reacción. Como la utilices solo depende de ti.
Alicia, dubitativa, permaneció desafiante sin apartar la mirada del anciano. Algo dentro de ella, como una alarma que no deja de sonar mientras gente corre alarmada en todas direcciones, surcaban cada milímetro de su cerebro. Pero seguía sin encontrar nada en la mirada de aquel hombre que la obligase a salir en estampida.
Posó sus dedos sobre la palanca dorada sin desviar la mirada del anciano.
Buscaba algún movimiento en el rostro o los ojos que delatasen las intenciones reales de aquel extraño. Solo recibió la misma sonrisa amable debajo de aquel sombrero negro.
Mientras jugaba deslizando sus dedos sobre la superficie fría dorada del metal, se decidió por hacerlo. ¿Que tenía que perder?.
Sin ningún esfuerzo, pensó en lo que más echaba de menos desde que aquellos dos matones decidieron tomarla con ella en el patio del colegio y fue en aumento, paliza tras paliza, cada vez con más virulencia.
Hasta ella llegaron las imágenes que la torturaban hasta limites impensables, cuando Alex, el que llevaba la voz cantante de los dos, después de un golpe en la boca del estómago, en los soportales frente a la Citroën, la obligó a hacerse un ovillo en el suelo empapado por la lluvia.Recordaba con asco, eso era lo que sentía sobre su cuerpo, cuando indefensa, sin casi respiración, Alex dio la orden de que le bajaran los pantalones y las bragas, para introducirle los dedos en la vagina.
Recordaba aquello como una bofetada. Y su rostro lo expresó sin disimulo ante la atenta mirada del anciano.
— ¡Pues no es para tanto!. — Dijo Alex sacando los dos dedos de la vagina de la pequeña. — Prueba tú.— Invitó sin escrúpulos a su compañero de fechorías.
Hizo lo propio, mientras Alicia sollozaba sin comprender a sus nueve años que era lo que buscaban aquellos dos entre sus piernas.
David tardó menos aún que Alex. Extrajo los dedos con gesto de repugnancia limpiándolos sobre la ropa de la niña.
— ¡Que asco!. ¿Que verán los mayores en eso?. — Dijo propinándole una patada en las piernas a Alicia.
— Y de esto ni una palabra a nadie. O te mataremos a palos. ¿Lo comprendes?.
— Creo que le ha quedado claro.La pequeña vivía una y otra vez ese recuerdo desde aquel día. Permanecía grabado a fuego en su cerebro. Todo lo que vino después, no era nada en comparación con ese día.
"Toda acción tiene una reacción".
La frase llegó a su cabeza sacándola de aquel recuerdo. Sonó muy dentro de ella, y volvió a lo que en realidad deseaba que sucediese.
Pensó en Nerea, su amiga desde parvulario. Su inseparable amiga hasta que esos dos abusones la hicieron odiar cada día por el simple hecho de amanecer y ella verlo.
Se esforzó. Su concentración fue al rostro de su amiga y los recuerdos difusos de felicidad mientras jugaban alegres. Pensó en lo que debería ocurrir con normalidad. En noches dónde su amiga durmiese en su casa y se contasen chismes o al hacerse mayores, se contasen confidencias sobre chicos. Se imaginó ese momento, si no hubiesen aparecido en su vida los dos abusones.
— ¿Otra vez vosotros?. — Pensó irritada. — ¡Fuera de mi cabeza!. — Pensó sin articular palabra.
Volvió a concentrarse en su amiga, la visualizó, deseó poder estar con ella. Deseo con fuerzas volver a la normalidad y ser otra vez feliz sin ocultarse del resto del mundo y giró la palanca dorada con determinación.
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La caja
Mystery / ThrillerUn hombre extraño aparece en la vida de la pequeña Alicia. En una mano porta una pequeña caja de música con una manivela y un único botón. ¿Será capaz de sobrevivir a la presión que está por descubrir su cerebro de niña?. Precuela de la próxima obra...