Capítulo 26

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Capítulo 26


En el Box 5 de urgencias, Alicia ya plenamente consciente, observaba la cara de preocupación de sus padres a la espera de los resultados médicos.
El fuerte hematoma crecía desde un lateral de la cabeza hasta la zona de la nuca. Aquel último golpe pudo ocasionar daños en el cerebro irreversibles aunque ahora se encontrase bien. Exceptuando el fuerte dolor de cabeza que comenzaba a remitir por la medicación.

La precaución de los médicos era poca, con el sin fin de pruebas que le realizaron a la pequeña esa tarde.
Alicia preguntó en varias ocasiones por Nerea sin recibir respuestas claras.
A parte de las típicas, —'Está bien'. — ' No se le puede molestar' o el recurrente — 'están haciéndole más pruebas como a ti'—, nada sólido que confirmase el estado de su amiga.

Lo que si intentó su padre, con delicadeza sin alterar a la pequeña, fue sonsacarle quien las había agredido tan salvajemente.

La intención real, aunque daba a entender que no llevaría más allá de comprender quien podía ser tan salvaje y prometer que no habría represalias, era que ese hijo de la gran puta acabase fondeando el puerto como una roca más.

Alicia rehuyó en todo momento la intención de su padre con evasivas o con el no menos recurrente "No lo sé. Nos atacaron por la espalda. No vi nada".
Arkaitz era consciente que su hija le mentía.
Pero algún día descubriría quien era el canalla que destrozó la infancia de su hija y ahora, su cuerpecito precioso hasta casi matarla.

Los médicos iban de un lado a otro ante la atenta mirada de Arkaitz. En uno de los Box próximo a la pequeña, un pitido continuo no daba lugar a dudas.

Un alma comenzaba a despegarse de su cuerpo. Un alma pretendía volar libre apagando la luz del cuerpo que la habitaba.

Las descargas eléctricas junto con el golpe del cuerpo al convulsionarse sobre la camilla, no dejaban lugar a dudas. No duró mucho. El pitido constante dejó paso al silencio. Poco a poco los que se reunían en aquel Box, fueron abandonándolo.

Pasados unos minutos, ante el silencio sepulcral de los enfermos y familiares en cada uno de los Box ocupados de urgencias, un camillero llegó para llevarse el cadáver.
Unos llantos en exterior, posiblemente en la sala de espera, ya no daban lugar a dudas.
El fallecido comenzaba su penúltimo viaje antes de descansar eternamente.
— Disculpen la espera. — Se excusó un médico nada más correr la cortina de la niña. — Está siendo una mañana un poco ajetreada.

Arkaitz sonrió al médico. Garbiñe, junto a la pequeña, miraba al médico expectante.

— Después de analizar las pruebas realizadas y con el último TAC sin presentar ninguna lesión de importancia dentro de la cavidad cerebral, podrán irse a casa. — El alivio de los padres de la pequeña era evidente.

— Será conveniente que sigan la evolución de su hija durante unos días. Si tuviese vómitos, mareos o otra causa que les parezca preocupante, no duden en volver a Urgencias. Los golpes tan fuertes en la cabeza como el de su hija, se pueden complicar con el tiempo. Creo que no será necesario, pero nunca está de más ser precavidos. — El médico miró a los padres de la pequeña comprendiendo que le hubiesen entendido.

— ¡Gracias Doctor!. — Agradeció Arkaitz.
— En cuanto tenga el informe se la pueden llevar. ¡Vamos pequeña!. Puedes vestirte cuando quieras. ¿No tienes ganas de ir casa?. — Preguntó el médico con gesto agradable.
— ¿Y Nerea?. — Preguntó Alicia sorprendiendo a los tres.
— Discúlpela Doctor. Está preocupada por su amiga.
— No se preocupe. — El médico se acercó a la pequeña sentándose a su lado en la cama. — Hay una Nerea que llegó poco antes que tú. — El médico hizo una pausa deliberada. — Aunque la protección de datos me impide dar información de otros pacientes, ¿que te parece si nos la saltamos por está vez?. —El médico sonrió a la pequeña. — Tu amiga Nerea ya tiene su alta también. Se está vistiendo ahora mismo.

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