Capítulo 11
Las dos niñas descendieron hasta el precioso puerto pesquero con la respiración entrecortada. No dejaron de correr calle abajo, recorriendo todo el pueblo hasta darse de lleno con el olor embriagador del salitre que desprendían las aguas tranquilas dentro de los diques.
Avanzaron por la derecha del puerto, en dirección a la fábrica de hielo, reduciendo la marcha a un caminar tranquilo, mientras recuperaban la respiración, al comprobar que el barco aún no había llegado a puerto.
— Vamos a saludarlos cuando crucen el molla zahar y el molla berri (Muelle viejo y Muelle nuevo). —Dijo Alicia excitada esperando ver a su padre sonriente desde la cubierta del barco pesquero.Continuaron hasta el fondo de los rompeolas interiores que daban el abrigo y paz a las embarcaciones refugiadas en su panza.
En la lejanía, un buque, hacía sonar las bocinas sobre el puente, anunciando la llegada de los hijos del pueblo que viajaban en el.
Desde la cofradía, imitando como queriendo abrazar al barco que se aproximaba, comenzó a aullar una sirena, acercándose los familiares a la cofradía.
Alicia imaginó a su madre salir al balcón, como hacía siempre que desde el puerto comenzaba aquel baile sonoro entre pesquero y cofradía.
Alicia y Nerea impacientes, se aproximaron al límite de la circunferencia del muelle expectantes.
El barco, continuaba su marcha triunfal, rompiendo el mar en pequeñas olas difuminándose contra la costa.
Rebasó el rompe olas exterior emitiendo un bocinazo a algún conocido que saludaba desde la parte superior del rompeolas exterior conocido como 'El Tambor'.Una mano, salió desde una de las ventanas del puente devolviendo el saludo junto con otro bocinazo.
Las gaviotas, hambrientas, revoloteaban sin descanso el barco, sabedoras que en el interior de aquel casco esperaba alimento. Lo olían desde kilómetros, excitándolas aún más.El barco se aproximó a los dos muelles donde las niñas con lágrimas en los ojos esperaban sonrientes ver los rostros de los marinos llegar a puerto. Alicia sabía que a su padre se le iluminaba el rostro cuando la veía allí saludando con la mano.
El barco aminoró la marcha, los motores emitieron un sonido de bajas revoluciones, desprendiendo una pequeña ola adentrándose en el puerto. Se desvió un poco en dirección al monte como queriendo saludar la entrada a la cueva de 'Cristo zulo' (Agujero de Cristo) detrás de las rocas debajo del monte que soportaba el peso de la carretera a Alkolea, para enfilar la entrada al muelle sin problemas. Era lo habitual, para pasar sin sobresaltos entre las dos bocas de los muelles.
Casi sin esfuerzo, comenzó la entrada a puerto junto con otro bocinazo contestado por una nueva sirena desde la cofradía.
Familiares de los marineros, se iban aproximando poco a poco a la fábrica de hielo hablando entre ellos sonrientes.
Alicia se imaginó las conversaciones sin dejar de mirar a la cubierta del barco.El morro del Salve Maria comenzó a cruzar los dos muelles de abrigo.
En la parte delantera, dos marineros, desplegaban una enorme cuerda que luego utilizarían para dejar el barco fijo al muelle.
La embarcación lentamente entraba en el puerto saliendo poco a poco la tripulación a cubierta mientras saludaban a los parientes sonrientes.
Una mujer, con un bebé en brazos, lo alzó, mientras desde la embarcación, un marinero al borde de las lágrimas saludaba alzando las manos callosas a modo de saludo.
— ¡Hola Alicia!. — El saludo le llegó desde el puente.
— ¡Hola Iban!. — Dijo elevando la mano Alicia moviéndola frenéticamente con una sonrisa.Iban devolvió la sonrisa a las dos niñas saludando con la mano derecha.
El barco comenzó a virar en dirección a la fabrica de hielo. Lo primero era lo primero, la pesca que traían en las cámaras con hielo, había que dejarlo a buen recaudo.
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La caja
Misteri / ThrillerUn hombre extraño aparece en la vida de la pequeña Alicia. En una mano porta una pequeña caja de música con una manivela y un único botón. ¿Será capaz de sobrevivir a la presión que está por descubrir su cerebro de niña?. Precuela de la próxima obra...