Capítulo 22

37 4 5
                                    

Capítulo 22

Aída no tuvo que esforzarse mucho para trazar un plan en dar captura al que mató a la pequeña. Confiaba en las huellas que se extrajeron del cadáver. De hecho, no se personaron en el instituto anatómico forense, directamente, se dirigieron a la comisaria en Eibar.

Eran las siete de la mañana cuando dejaron el lugar del crimen, ya sin cadáver, para hacer una breve parada en la churrería del pueblo.

David se encaprichó de unos churros, para desayunar junto con la inspectora, en un bar apartado en plena ascensión al calvario.

La muerte de la niña había deshecho por completo los momentos vividos por la inspectora desde que aquella señora vestida de negro apareció debajo de la farola de su casa. Reparó en ello mientras David pedía dos cafés con leche en la barra.
Aún era temprano para llamar al seguro de la casa y que le cambiasen a la mayor brevedad posible el ventanal de su habitación. La inspectora se lo apuntó en la agenda dejándolo para más tarde.
— ¿Aún quieres activar el operativo en la cueva?. — Preguntó David entre churro y churro.
— No estaría de más. — Contestó Aida recordando la imagen de los dos fantasmas casi difuminados, antes de desaparecer para siempre con sus bocas selladas.
— ¿Que esperas encontrar ahí?.
Aida lo interpretó como un gasto inútil por parte de su jefe. Pero estaba claro que se llevaría a cabo porqué ella lo pedía.
— No lo sé. — Dijo — Ya te dije que es un pálpito.
— ¡Está bien!. Para el mediodía lo tendrás.

Y así saldremos de dudas. Pero ahora desayuna. Que el día va a ser largo y necesitas reponer fuerzas.

— No te olvides que tenemos que pasar por el hospital. — Aida no dejó escapar la oportunidad.

— Cada cosa a su tiempo compañera. — Dijo David volviendo a introducir un nuevo churro en su boca después de mojarlo en el café con leche.
— Hay otra cuestión que me tiene preocupada. — David miró a su compañera introduciendo un nuevo churro en el café. — Te tomaste a pitorreo la amenaza que recibiste por el talkie. ¿De verdad no vas a hacer nada al respecto?. — David se atragantó con el churro al reírse.
Tosió en repetidas ocasiones hasta que pasó por la traquea el dulce.
— ¿En serio te preocupa esa chiquillada?. — Dijo David con los ojos cristalinos.
Aida no contestó. Se limitó a desayunar cambiando de tema.

*************

Las dos niñas solo pensaron en un posible asesino. Alex. ¿Quien sino?. Alex se las tenía jurada. Y después de lo que ocurrió la pasada noche en la atracción, ese odio habría aumentado considerablemente.
Las dos niñas en silencio miraban a través de la ventana pensando en su amiga.
Pasados unos largos minutos en un silencio sepulcral, se oyó la puerta de la entrada. Las dos niñas salieron del trance esperando que se abriese la puerta de la habitación con su padre sonriente y los conos con churros escapando de sus manos grasientas.
No ocurrió. Arkaitz siguió directo a la cocina sin dedicar unas palabras a las niñas. Oyeron como cerraba la puerta al fondo de la casa, comenzando un murmullo ininteligible para las dos amigas.
— Creo que mi padre ya sabe la noticia. — Dijo Alicia sin mirar a su amiga.
— Y trata de ocultarlo. — Alicia lanzó por los aires la pequeña pelota de papel con la que jugaba desde un buen rato en su mano.

— ¿Que podemos hacer?. — Preguntó Nerea.

Alicia no lo interpretó como una pregunta sin más. Era consciente que esa pregunta llevaba a la caja de música. Pero era tan obvió lo que pretendía su amiga sin pronunciar palabra que lo ignoró.

Nerea volvió la mirada a Alicia sin recibir respuesta.
— Ali. Debemos hacer algo. ¿No te parece?. — La pequeña suspiró ante la insistencia de su amiga.
— ¿Que podemos hacer Nere?. — Preguntó Alicia sin desviar la mirada del monte verde con la hierva recién cortada que observaba a través de la ventana.
— ¡Tenemos que pararle!. — La respuesta de Nerea aterró a Alicia.
— ¿Pararle?. No es tan fácil. Además no sabemos si ha sido Alex. Lo estas llevando demasiado lejos Nere. Si estas sugiriendo utilizar la caja. ¿A donde nos llevará eso?. A ser como él. Además hay otra cuestión importante. Acción, reacción. ¿Recuerdas?.

La cajaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora