Capítulo 6
El olor a tostadas, ya por la mañana, voló desde la cocina, cruzando todo el pasillo hasta la habitación de la pequeña.
Un sonido como de un camión viejo, sonó en su tripa junto con una vibración, mientras su cerebro y su boca comenzaban a desperezarse.
Alicia se incorporó de la cama embriagándose del aroma, pero sus párpados, como dos losas de piedra maciza, no estaban por la labor de abrirse para dejar entrar la luz del día.
Pasó por el baño chocándose con las esquinas. Se sentó bostezando en la taza del inodoro, mientras el sonido de un chorro de líquido con fuerza, golpeaba sobre el interior del inodoro, llenado el baño de un sonido como el de un río enfurecido después de unas lluvias torrenciales.Continuó por el pasillo sin encender ninguna luz, mientras por la cristalera de la cocina los rayos de sol del nuevo día osaban adentrarse hasta la mitad del recorrido.
— ¡Hola hija!. ¡Buenos días!. — Dijo la madre con una sonrisa al verla cruzar por la puerta de la cocina.
— Buenos días ama. — Contestó la pequeña.
— Te apetece... — intentó decir la madre — vale, si te apetece. — Concluyó la madre de la pequeña sacando la leche templada del microondas.Alicia ya había devorado por la mitad la primera de las dos tostadas con mantequilla y mermelada de albaricoque que tenía preparada su madre.
— Tu tranquila hija. Ya me hago yo otras. — El sarcasmo voló por la cocina entre risas.
Al terminar el desayuno y sin hacer ningún comentario a lo que ocurrió la noche pasada, la pequeña volvió a su habitación.
Subió la persiana, dejando entrar la claridad del precioso día decidida a encontrar una respuesta a la numeración que la caja lanzaba tras la música.
Recogió el cuaderno de la mesa, junto con el bolígrafo con un ridículo pompón azulado en la otra punta y se sentó sobre la cama cruzando las piernas.
Observó con atención la cadena de números.12-1 (pausa) 26-15-18-18-1 (pausa)
Se detuvo sabedora que aquello no tenía ningún sentido. Lo que tenía anotado no le decía nada.
Dejó el cuaderno en un costado, volviendo a la mesa del escritorio. Sacó de debajo de una pila de libros del último curso el ligero portátil ASUS volviendo a la cama.
Desplegó la pantalla sin que tardase en iluminarse el cuadro para introducir la contraseña de Windows.
Tecleó la serie de números y letras recibiendo como premio la música de bienvenida al escritorio.
Pulsó sobre el navegador, quedándose mirando el parpadear del cursor hipnotizada.— Vale. ¿Y ahora que es lo que estoy buscando?. — Se preguntó brotando una sonrisa en su rostro mientras se llevaba la mano a la cara.
Volvió la vista al monitor del portátil. El cursor gritaba con cada pulsación como queriendo decirle "te estoy esperado pequeña". Alicia probó con algo simple.'Códigos numéricos'
Lo que se abrió ante ella no tenía mucho sentido con lo que trataba de encontrar.
Los primeros enlaces que mostró google, llevaban a empresas con maquinarías por control numérico.
Pulsó la opción de diez más, dando paso a otras tantas páginas web. Avanzó otras diez búsquedas. Sin lograr lo que su mente pretendía.
En el siguiente bloque de enlaces, en el buscador, por fin algo llamó su atención.
En la novena opción se reflejaba un texto raro donde se podía leer un pequeño extracto del contenido dentro del enlace.'Códigos malignos y códigos sagrados.'
— Por probar que no quede. — Pensó Alicia clicando en el enlace.
La web era una verdadera estupidez. En el interior un grupo de freaks, habían ido recopilando una serie de numeraciones que aparecían en un juego de ordenador basado en el rol.

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La caja
Misterio / SuspensoUn hombre extraño aparece en la vida de la pequeña Alicia. En una mano porta una pequeña caja de música con una manivela y un único botón. ¿Será capaz de sobrevivir a la presión que está por descubrir su cerebro de niña?. Precuela de la próxima obra...