Bonesborough

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Al día siguiente después de esa ajetreada tarde, madre e hija se encontraban aún dormidas en una especie de nido que mucho tiempo atrás la bruja usaba como cama,pero ese descanso fue interrumpido por los rayos del sol que se filtraba de la ventana.

-Ahg- se quejaba la mujer por la luz que le pegaba directo en la cara - nooo mamá aún quiere dormir- murmuraba la bruja dándose la vuelta para abrazar a su hija que aún seguía dormida.

Poco tiempo después, que logró conciliar el sueño, un demonio tubo entra por la ventana para perturbar su paz.

-Buenos días Eda y Luz! HOOT- exclamó con alegría el guardián de la casa, sin prestar atención del hechizo de fuego que iba en su dirección.

-No vuelvas hacer eso hooty!- regañaba la bruja ante el susto que recibió.

-Alguien se levantó de malas- hablaba el demonio mientras retrocedía hasta regresar a su posición y se dispuso a platicar con un insecto que pasaba.

De regreso a la habitación, se podía ver como una pelinaranja observaba su alrededor y con un hechizos reparaba los estragos que dejó su guardián en su paso, no era que le moleste pero Luz tiende a caminar sin zapatos por la mañana y no quería que alguna astilla la lastime.

-¿Que hora es?- se preguntó mientras buscaba un reloj cerca que la pueda orientar al no saber donde se encontraba su celular o su pergamino, hasta que por fin haya uno - nueve cuarenta, bueno no es tan tarde, Luz se levanta a las diez y media así que hay tiempo de arreglarse - decía mientras acomodaba a su hija que ni por el más grande bullicio se despertaba.

-Ahora bien, primero arreglarnos, después levantar a Luz y arreglarla, hacer el desayuno, lavar trastes antes de salir- se organizaba mientras salía de su nido, dejando a una Luz pacíficamente dormida a lado de un pequeño búho que también dormía- Son tan adorables- tomó unas fotos variado entre su teléfono y su pergamino- Ya está, entonces a comenzar el día Edalyn- ya no le era extraño hablar consigo misma, es más, se volvió una costumbre después del nacimiento de Luz, ya que al estar sola algunas veces cuando a Camila se le juntaba el trabajo o sus otros amigos estaban muy ocupados y no podían ayudarla, la única manera de que no se olvide lo que haría era hablar con ella misma y le a funcionado ya que sus mejores decisiones fueron gracias a eso.

Salió del cuarto directo al baño para comenzar con su aseo personal, después terminar, se dirigió a su habitación en donde le dio una mirada a su niña para comprobar que seguía dormida, se vistió con una blusa holgada azul con flores rojas, unos jeans y unas botas, se ató el cabello en su típica cola alta, solo que dejó dos mechones sueltos, una vez lista y con sus accesorios, se miró al espejo y le gustó como quedó, era algo adecuado para estar en las islas, pero sin llevar a sobresalir mucho. Ya lista vio la hora en su teléfono y se dispuso a despertar a su hija.

-Luz..- se detuvo para ver si la niña se despertaba, al ver que no continuó despertando la -Luz... cariño despertar.

-Mami- decía la niña algo adormilada y tallando sus ojos.

-Cariño despierta, hay que arreglarnos para desayunar- ánimo.

-Panqueques!!- exclamó la niña ya más despierta.

-Jajaja esta bien, pero primero arreglarnos- tomó en brazos a su hija y la sacó del nido para sentarla frente a su tocador.

-Mami te ves muy bonita- halaba la niña a su madre que se encontraba buscando su ropa.

-Gracias, cielo- se sonrojó ante lo dicho por su hija, no necesita a nadie que la adule, porque sabe que tiene a su fan número uno siempre y ella siempre la verá como la mujer más bella del mundo, pero también es algo recíproco ya que se siente igual con su hija aunque al principio era extraño esos sentimientos maternales ahora son muy comunes, y su sueño que tiene cómo madre es educar a una niña con buenos sentimientos, muy respetuosa e inteligente, que sepa valorar la belleza en todo, pero siempre siendo ella misma.

Love AgainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora