No fue extraño que una mañana Agrim despertara con una erección.
Habían pasado tres semanas desde que Agrim empezó a dormir junto a Mehmet de manera íntima. Tres semanas en las que se besaban todo el tiempo, tres semanas en las que sus cuerpos compartían calor durante las noches y tres semanas en las que Agrim terminaban yéndose a dormir excitado pero incapaz de liberarse. Sabía que no podía hacerlo porque Mehmet se iba a asustar o se iba a confundir bastante. Mehmet no sabía nada de relaciones carnales, así que hacerle cualquier cosa de ese ámbito podría ser dañino para su mente inocente.
A pesar de que sabía lo erróneo que sería hacer algo sexual con Mehmet, no podía controlar sus propias necesidades cada vez que el muchacho hacía algo tan dolorosamente seductor sin ser consciente de ello. Mehmet era tan dulce e ingenuo que a veces hacía cosas muy sugerentes de la manera más inocente. En las noches siempre se retorcía mucho, por lo que su cuerpo terminaba restregandose contra el de Agrim de una manera tortuosa para el hombre. La manera en que su delgado cuerpo se pegaba a él era demasiado tentadora con esa ropa ajustada. Parecía que se tocaban sin ropa con lo fina que eran esas túnicas.
Agrim había sido resistente durante muchos días, pero llegó un punto en el que su cuerpo reaccionó de manera natural ante la cercanía del príncipe. Y aquella mañana cuando abrió los ojos, lo primero que vino a su mente fue el insoportable dolor en su parte baja. Tan pronto bajó la mirada fue capaz de ver su miembro duro a través de la tela, frotándose contra las piernas de Mehmet sin intención. Agrim no supo qué hacer en aquella situación y apenas logró reaccionar antes de que Mehmet se restregara más contra él. Diosa, a Agrim le dolía incluso pensar en lo insoportable que era su erección y lo poco que podía hacer al respecto.
Mehmet dormía mientras Agrim intentaba encontrar el modo de alejarse sin despertarlo y hacerlo consciente de la situación. Agrim apretó los párpados e inhaló con fuerza, preparándose mentalmente para romper el contacto entre sus cuerpos sin problemas. Para su mala suerte, apenas intentó alejarse Mehmet retrocedió hasta encontrarse con él de nuevo. Ahora su redondo y firme trasero se presionaba contra la erección del hombre, quién contenía la respiración por lo duro que era aguantar. Ah, realmente necesitaba algo de alivio si no quería morir de abstinencia. Lo mucho que se resistía por el bien de Mehmet era increíble.
—Maldición— murmuró Agrim, maniobrando para librarse del pequeño cuerpo pegado a él. —Me voy a arrepentir de ésto.
Si bien era bastante consciente de lo muy cuestionable que serían sus siguientes acciones, no podía resistirse más.
Manteniendo la mirada sobre Mehmet, el hombre metió una mano en sus pantalones y sostuvo su miembro. Dudó por un instante, pero no pudo aguantarse y empezó a masturbarse debajo de las sábanas. Su mano subía y bajaba por toda la extensión de su falo, sacándole unos jadeos muy bajos a Agrim. Sus caderas empezaron a moverse por reflejo mientras acariciaba su duro miembro. Separó los labios y rodó los ojos, su cuerpo tenso. Luego se corrió dentro de su pantalón. Ahora tenía que lavarse.
Si prestara más atención, habría notado que el príncipe estaba despierto.
•••••••••••••••••••••
Mehmet estaba pensando mucho.
No sabía mucho sobre lo que una relación verdadera conllevaba, pero tenía una muy abstracta idea de que las parejas debían tocarse mutuamente para demostrarse su amor. A sus padres los había visto algunas veces siendo muy raros, pero mayormente no los entendía. Sabía que los besos eran para dar amor. Lo demás era un misterio.
Cuándo experimentó lo que el líder Agrim se hizo a sí mismo, sintió que su cuerpo se calentaba por alguna razón. Puede que no entendiera; eso no significaba que su cuerpo no iba a reaccionar. Por reflejo había sentido mucho calor en toda su anatomía y al mismo tiempo sintió que algo raro sucedía en su entrepierna. Pero cuando el líder agrónomo terminó y se llenó de aquel extraño y pegajoso líquido, Mehmet solo se sintió más confundido. Ese era el mismo líquido que salió de él cuando tuvo sus sueños raros, pero no entendió por qué salía del líder Agrim.

ESTÁS LEYENDO
El Príncipe Que No Es Un Doncel. (Tercera parte de la saga Donceles)
RandomEl líder de tribu Agrim siempre ha amado a una persona. Alev, quien era conocido como la esposa del Rey desértico. Desde que puede amar, su amor ha ido dirigido únicamente a ese pequeño Doncel, que jamás podría tener. Aunque lo ha intentado muchas v...