La guerra era terrible.
Mehmet estaba estresado. Tenía que encontrar comida y recursos en un mundo que parecía haber cambiado abruptamente en tan solo unos días. Los aliados y vecinos que hasta ese entonces les habían ayudado dándoles todo lo necesario para vivir ya no les enviaban nada. Ellos, como una tribu que no producía mucho más que armas, estaban en una posición considerablemente inferior respecto a las demás. Sin más alimentos que aquellos almacenados, el hambre los mataría incluso antes de que la guerra lo hiciera. No tenían cultivos, o al menos no los suficiente para mantener sanos a la mayoría. Lo único que tenían era usado para alimentar a algunas familias que vivían alejadas del resto.
Resumiendo, todo era un desastre dentro de la tribu. La comida era escasa y todos estaban tensos.
Había pasado un mes desde la partida de Agrim. Mehmet se las arregló para mantener a la tribu controlada durante ese mes, encargándose de todo con la autoridad que solo un líder podría tener. Ni siquiera preguntó si podía, solo se hizo cargo de la tribu. E hizo un buen trabajo, ya que todos estuvieron bien durante ese primer mes en el que la guerra aún parecía lejana. Tras ese tiempo, todo fue en declive cuando se supo que la ración de alimentos para la tribu sería reducida con consecuencia de la guerra. Las tribus que solían enviarles comida ahora estaban enviando lejos a sus guerreros, solo para recibirlos de regreso en un estado terrible. Eso, en combinación con el temor de una guerra que iba acercándose cada vez más, sacó a relucir el lado egoísta de cada tribu vecina.
Primero redujeron su comida. Luego la redujeron otra vez. Y otra y otra vez. Hasta que un día dejaron de enviar.
Mehmet leyó el pergamino donde todas las tribus vecinas anunciaban que dejarían de proveerles comida hasta nuevo aviso con un ceño fruncido. De por sí la situación era tensa. Quitar la comida de su tribu solo haría que surgieran más problemas. Nadie iba a hacer un espectáculo tan ridículo como el que ocurrió debido a ese doncel irritante, pero el hambre haría que todos se sintieran más tensos de lo normal.
Habría pedido comida al reino desértico, pero ellos tenían sus propios problemas. Sus padres le habían dicho en su última que todo el reino estaba de cabeza porque todo sus recursos y atención se habían ido a las tropas que luchaban en el Norte. Siendo un Reino grande, el número de soldados era mucho mayor al número de habitantes y por lo tanto la mayor parte de sus recursos estaba siendo enviada a los campos de batalla. Sus padres no podían ayudar mucho. Tendría que resolver todo por su cuenta.
A pesar de los problemas, su tribu se mantenía bien. La comida era suficiente por el momento. Solo que en unos días iba a acabarse y todo caería en el caos. No tenía muchas opciones en ese momento. Claro, además de rogar por comida, algo que ningún salvaje aceptaría.
Mientras pensaba en una solución práctica para la situación en la que pronto se encontrarían, Mehmet abandonó la soledad de su tienda para ir en busca de su hermano. Maryize era el único que había sido de ayuda en los últimos días a pesar de que solía estar ocupado con las necesidades de su esposo embarazado. Mehmet siempre los visitaba para asegurarse de que el joven doncel estuviera bien con su embarazo, ya que todavía le costaba un poco a Dejhani procesar que era un doncel. Entre él y Maryize le daban apoyo.
Llegó a la tienda de su hermano justo a tiempo para ver cómo una taza era lanzada intencionalmente a la cabeza de Maryize, apenas rozando su oreja. No le sorprendió porque los cambios de humor ya habían empezado a afectarle bastante al Doncel. Siempre estaba lanzando cosas, gritando o insultando a Maryize. Mehmet suspiró, suponiendo que su hermano habría hecho algo para ganarse tal estallido. Dejhani no era tan irracional, solo que reaccionaba exageradamente ante cualquier ofensa. Y Maryize era un experto en hacer comentarios que parecían insultantes, aunque esa no era su intención. Solo era su forma de hablar.
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El Príncipe Que No Es Un Doncel. (Tercera parte de la saga Donceles)
De TodoEl líder de tribu Agrim siempre ha amado a una persona. Alev, quien era conocido como la esposa del Rey desértico. Desde que puede amar, su amor ha ido dirigido únicamente a ese pequeño Doncel, que jamás podría tener. Aunque lo ha intentado muchas v...