Nota: no sé sorprendan de la espontaneidad desértica.
Suley-Tariq era como cualquier otro joven desértico.
Audaz, ambicioso y engreído. Sus padres eran como todos los otros padres desérticos, haciéndole creer a su primogénito que merecía todo lo que se propusiera obtener sin importar el costo.
Suley-Tariq era un ejemplar joven desértico. Las madres le ofrecían a sus hijas como esposas y los padres le ofrecían a los Donceles cómo compañeros sexuales en todo lugar al que fuera. Las propuestas de matrimonios eran tantas que sus padres, unos orgulloso y engreídos nobles del desértico, presumían de haber producido un hijo tan perfecto. Él era su máxima adoración en el peor de los sentidos. Lo adoraban, si, pero aquella adoración iba ligada a un sinfín de responsabilidades y deberes que ningún otro joven desértico tenía.
Los padres del duque lo paseaban de una fiesta a otra para exhibirlo ya sea por su atractivo o por su excelente manera de hablar. Era el objeto de muchos rumores solo por el mero hecho de que gracias a sus padres poseía una vida nocturna bastante notoria.
Contrario a lo que muchos pensaron, Suley-Tariq en realidad no disfrutaba ser el trofeo de sus padres. Tampoco disfrutaba que le hicieran ver como un esposo perfecto cuando lo último que pasaba por su mente era el matrimonio. Cómo cualquier desértico, prefería la vida sencilla y sin compromisos. Creía que tener una esposa solo consumiría su tiempo y le volvería débil. Las esposas que había conocido, ya sea mujeres o Donceles, eran poco más que adornos en los brazos de sus esposo. No creía que estuviera bien, a diferencia de muchos, pero sentía que tener una esposa lo obligaría ser así.
Suley-Tariq llegó a la adultez cuando cumplió veintiun años. Llegada esa fecha, sus padres le comunicaron en la mañana una decisión que habían tomado muchos años atrás. Él debía casarse con un Doncel proveniente de una familia noble y honorable. El matrimonio había sido organizado por ambas familias cuando los dos eran apenas unos bebés debido a que habían nacido el mismo día y los brujos decían que su unión sería muy beneficiosa. Como todo en el desierto se hacía de manera egoísta, él no podía ir en contra de lo que sus padres habían organizado para su vida. Tenía que casarse.
Suley-Tariq no tomó bien esa noticia.
—¡No voy a casarme!— gritó a sus padres tan pronto supo lo que habían hecho sus padres.
Su padre, un hombre bajo y regordete, permaneció inmutable ante los gritos exasperados que soltaba su primogénito. A su lado estaba su madre, una mujer de voluptuosas curvas y rostro aniñado. Ella tampoco habló, aunque tuvo la decencia de mostrar al menos una pizca de vergüenza por sus acciones.
Suley-Tariq despotricó durante varios minutos. Gritó, peleó e insultó a sus padres por haberle comprometido con alguien que no conocía en lo mas mínimo. Al final se agotó. Y supo que sus quejas habían sido ignoradas por sus padres.
Su padre rodó los ojos y le dijo una última cosa antes de salir del comedor.
—La boda será mañana. Espero que ésta rabieta haya terminado para entonces.
—¿No escuchaste nada de lo que dije? No me casare— afirmó Suley-Tariq, ignorando la mirada suplicante de su madre. —Ya soy un adulto, no puedes decirme que hacer viejo bastar-
Una bofetada interrumpió a Suley-Tariq.
Con el rostro ladeado y la mejilla pulsando, se quedó en silencio hasta que las figuras de sus padres abandonaron el espacio. Tenía la cabeza nublada.
Era la primera vez que su padre le golpeaba.
Y sería la última.
En la noche, el duque Suley-Tariq encontró unas cuerdas en el armario de su habitación y las utilizó para elaborar un complejo conjunto de nudos que ató al extremo de su cama para bajar por la ventana. Su mansión era tan grande como para tener tres pisos, y su mala suerte era tal que se encontraba en el último piso. Su padre había instalado a muchos guardias en las puertas con tal de evitar que se fuera o escapara del matrimonio arreglado.
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El Príncipe Que No Es Un Doncel. (Tercera parte de la saga Donceles)
AléatoireEl líder de tribu Agrim siempre ha amado a una persona. Alev, quien era conocido como la esposa del Rey desértico. Desde que puede amar, su amor ha ido dirigido únicamente a ese pequeño Doncel, que jamás podría tener. Aunque lo ha intentado muchas v...