Capítulo 40.

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Mehmet estaba embarazado.

(N/a: 🎊🎊🎉🎉)

La notícia recorrió toda la tribu en cuestión de minutos gracias a la muy suelta boca de Dejhani. Mehmet lo había llamado para que le acompañara mientras era revisado por un curandero. Debido a que Agrim tuvo que salir de último minuto a atender un problema con las raciones de comida, Mehmet aprovechó la muy poco frecuente soledad para llamar a un curandero y recibir un diagnóstico como tal del malestar que le acosaba desde hace muchas semanas. La amiga de Agrim estaba tan ocupado en esos días que no pudo ir a revisar, dejando al muchacho con varias dudas acerca de su malestar.

Mehmet tenía sospechas, pero no estaba del todo seguro de que fuera cierto cuando sabía bastante bien que era imposible biológicamente. Los hombres como él no se embarazaban. Y sin embargo allí estaba él, un hombre en todo el sentido de la palabra, cargando el bebé de su amado en el vientre. Era tanto una sorpresa como una gran alegría. Su sueño de darle hijos a Agrim se estaba haciendo realidad. Solo que no tenía idea de cómo era posible que estuviera pasando luego de haber oído en innumerables ocasiones que era un hombre y no podía dar a luz.

Mehmet realmente estaba confundido. Aunque lo estuviera, no iba a despreciar aquel milagro.

El príncipe acarició su estómago, evitando mirar al chismoso de Dejhani mientras decidía qué hacer con respecto al inexplicable suceso que estaba desarrollándose en ese momento. Mehmet era feliz imaginándose al bebé que ahora crecía en lo profundo de su abdomen. Tan solo habían pasado unos minutos desde que supo la noticia, pero ya se imaginaba que sería una excelente madre con el bebé en su vientre. Ya quería hacerle sentir que era el bebé más amado y mimado del mundo.

Mehmet estaba al tanto de que sería difícil. Claro, ser madre no era una tarea sencilla para nadie. Mehmet tendría que esforzarse mucho para alcanzar todas las metas que tenía y asegurarse de nunca hacer sentir mal a su bebé. Quería darle todo lo bueno del mundo a ese diminuto ser incluso antes de saber cómo sería.

Bueno, entristecer por algo que deseaba desde hace tiempo sería tonto. Tenía que alegrarse. Porque estaba embarazado.

—¡MEHMET!

Ese era Agrim.

Mehmet supuso que el hombre haría un escándalo al saber de su embarazo. Como casi siempre, estaba en lo correcto.

No tuvo que ver el estado de su esposo o la gruesa capa de sudor sobre su cuerpo para notar que el líder Agrim había abandonado la tribu vecina corriendo con tal de llegar a la tienda de ambos. Mehmet suspiró, haciendo un puchero y al mismo tiempo frotando círculos sobre su abdomen. Sentado en el centro de la cama en su habitación, Mehmet le dirigió una mirada cansada a Agrim. No estaba de humor para lidiar con drama o preguntas innecesarias. Solo quería seguir con su vida como si fuera muy normal que un hombre estuviera embarazado.

De todas las reacciones que esperó Mehmet, ser envuelto en un cálido abrazo y sentir las lágrimas de Agrim en su cuello quizás era una de las menos probables. A pesar de todo allí estaba, siendo abrazado fuertemente mientras el líder Agrim sollozaba silenciosamente sobre su hombro. Era algo extraño, pero Mehmet dejó que el hombre se desahogara sobre él. Permitió que sus lágrimas le ensuciaran la ropa. No sabía que el hombre reaccionaría así, mas no se estaba quejando de ningún modo.

Mehmet sostuvo al hombre sin levantarse de la cama. Se abrazaron hasta que Agrim dejó de llorar.

—¿Por qué lloras, esposo?— preguntó Mehmet con suavidad, acariciando el rostro de su esposo para calmarlo.

—Mehmet ¿Es verdad? ¿Estás…?

—Embarazado. Sí lo estoy.

—¿Cómo es posible?

El Príncipe Que No Es Un Doncel. (Tercera parte de la saga Donceles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora