Epílogo.

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Habían pasado ya quince años desde el nacimiento de los hijos de Mehmet y Agrim.

Kaelin, ahora un Doncel que atraía a todos con su mirada gentil y facciones suaves, había crecido casi hasta la altura del pecho de su padre. Su hermoso cabello marrón hacía un contraste peculiar con su piel blanca como la leche. Kaelin era dulce, delicado y tan amable que nadie podía imaginar por qué lo habían nombrado como alguien tan feroz.

Quorym era menos amable que su hermano, aunque no por eso menos hermoso a su delicada manera. Cómo todo Doncel poseía rasgos delicados, pero éstos se habían ido enfureciendo con el pasar de los años y ahora era el tipo de Doncel que a muchos intimidaba. Quorym era más parecido a su abuelo Amir que a nadie más. Era inteligente y despiadado en ocasiones. Sin embargo su corazón era blando con su familia, sobre todo con su inocente hermano al que protegía de todo lo mal.

Los gemelos no se parecían en nada. Eso no disminuía el fuerte lazo de hermandad que los unía.

Mehmet había envejecido con gracia, tal como todos creyeron que lo haría. El paso de los años acentuó sus rasgos como más masculinos, aunque sin perder esa delicada aura que lo acompañó desde el nacimiento. Sin embargo entrenar tanto su cuerpo como su magia lo hizo más robusto y musculoso. Su cuerpo era muy distinto. Pero seguía siendo el mismo principio de ojos juguetones que todo el mundo adoraba sin importar qué.

Agrim era el mismo, aunque la edad empezaba a notarse en su rostro. Cuando las primeras canas aparecieron tuvo una pequeña crisis de inseguridad al pensar que tal vez Mehmet estaría mejor con alguien de su edad. No importó, pues Mehmet se aseguró de recordarle a su esposo una y otra vez que ellos eran perfectos. Su amor solo se fortaleció con el tiempo. Cada día se enamoraban más.

Lo mismo sucedía con Dejhani y Maryize, eternos enamorados que nunca dejarían de quererse. Su hijo Doncel Elrin era también hermoso y obstinado. Había sacado lo mejor y los peor de sus padres.

Lukkaz y Hareyn finalmente se encontraron. Se enamoraron como Hareyn sabía que lo harían desde hace muchos años.

Lucker y Mayheff seguían tan enamorados como siempre, con sus hijos siguiéndoles en el camino de los guerreros.

Luego estaba Khaler.

Por más que intentaran de alegrarlo o al menos hacerlo sonreír, la felicidad realmente abandonó a Khaler el día que Kaelin murió. Khaler nunca volvió a ser feliz. Tenía momentos de felicidad cuando veía a su familia, sobre todo a los hijos de su muy mimado Mehmet. Khaler siempre se aseguraba de que su familia estuviera bien, pero ya no se integraba en sus reuniones como solía hacerlo antes. Siempre estaba atento. Pero casi nunca hablaba. Era una presencia triste en todos lados.

Enkirl ya había tomado el título de líder a pesar de que su padre seguía vivo. Como Khaler no tenía mucha vida, nadie se opuso a que Enkirl fuera el líder.

Mehmet hizo todo lo posible. Nada funcionó. Su abuelito no tenía más razones para ser feliz. Solo en breves ocasiones no era tan miserable como siempre.

Dejando eso de lado, todos estaban reunidos para celebrar la coronación de Mahriham como Reina del Reino Desertico, la primera de su clase. Luego de muchos años peleando por demostrar su valor y enfrentándose a las viejas costumbres del Reino Desértico, la princesa Mahriham finalmente logró lo que nadie en el Reino creyó posible: ser nombrada la heredera por encima de su hermano varón. Todos la admiraban.

Ahora, después de muchos años, el Rey Amir estaba listo para abandonar su puesto y entregarle el mandato del Reino a su hija. Mahriham era la mejor en todo. El Reino estaría seguro y sería próspero bajo su mandato.

El Príncipe Que No Es Un Doncel. (Tercera parte de la saga Donceles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora