Kaelin y Quorym siempre fueron unidos. Quizás más unidos de lo que dos hermanos debían ser, pero así eran ellos y no había nada malo En eso. Hasta su madre, Mehmet, estaba al tanto de su situación y no decía nada. Su cercanía tampoco era un gran secreto, pues en la tribu se decía que esos dos eran tan cercanos como unos esposos. Lo que nadie sabía era qué tan cercanos eran en realidad.
Kaelin siempre fue tímido. Su hermano no.
La primera vez que se besaron fue un accidente. Kaelin tropezó mientras entrenaban y de manera accidental sus labios terminaron sobre los de su hermano. Se sonrojaron y fingieron que nada había pasado. Pero sucedió otra vez, ya cuándo eran más grandes. Aquella vez Quorym inició el beso luego de que su hermano entrara en celo por primera vez. Sucedió a los quince, una noche en la que ambos dormían juntos porque hacía mucho frío. Quorym actuó por impulso, besando apasionadamente a su hermano mientras el calor del celo hacía que los dos Donceles sintieran muchas cosas en su interior.
Después de ese día se ayudaron muchas veces, siempre ocultos para que nadie supiera lo que hacían. Se besaban, tocaban y restregaban hasta alcanzar el orgasmo. Sin embargo no tenían sexo del todo. Ambos tenían la ilusión de enamorarse y tener su primera vez juntos. Estaban convencidos de que podrían estar juntos para siempre, incluso con una tercera persona involucrada. De hecho les hacía falta, porque era muy difícil para dos Donceles satisfacerse apropiadamente sin ayuda exterior. Sus miembros no estaban hechos para tener sexo, e incluso si lograban hacerlo sería muy difícil que pudieran alcanzar la liberación sin ser estimulados por atrás.
Kaelin y Quorym mantenían su relación en secreto. Eso hasta que un día afortunado cruzaron caminos con Joggar, el líder la tribu cercana. Joggar era un adulto joven de cabello oscuro ojos verdes y una piel morena que era característica de los salvajes. Sus rasgos eran afilados y de lejos parecía un hombre severo, aunque en realidad era bastante agradable cuando lo conocías. Joggar era también el líder más joven en la historia de las tribus salvajes, destronando a Agrim de ese título. Quizás por eso Agrim siempre detestó a Joggar.
Aquel bello día de verano, Kaelin estaba bañándose en el lago mientras su hermano vigilaba los alrededores para que nadie se acercara a verlo desnudo. Su hermano era muy descuidado y Quorym no permitiría que alguien observara el cuerpo desnudo de su hermano. Solo él tenía ese derecho. Y su futuro esposo, quizás. Aunque tendría que ganarse ese derecho, ya que por el momento Quorym era el único autorizado para ver a su lindo hermano sin una sola prenda de ropa.
Kaelin estaba salpicando, risitas saliendo de sus labios a medida que las burbujas creadas por su movimiento crecían de tamaño. Quorym le observó con una sonrisa tierna, la cual desapareció tan pronto como escuchó el crujir de una rama a sus espaldas. Sin hacer ruido, Quorym se subió a un árbol y silenciosamente sacó de entre sus ropas una daga plateada. Esperó, analizando el interior del bosque hasta que una sombra se apareció.
No lo pensó y lanzó su daga, instantáneamente oyendo un grito de dolor.
—¿H-Hermano?— llamó con timidez Kaelin, hundiendose en el agua para cubrir su cuerpo.
—Quédate ahí, Kaelin. Hay alguien aquí.
Quorym saltó de un árbol al otro, atento a los movimientos de la figura que veía acercándose a lo lejos. Distinguió que era un hombre, probablemente un salvaje por sus músculos. Quorym se precipitó sobre él en el mejor momento, envolviendo sus brazos alrededor del cuello contrario y utilizando sus piernas para desequilibrarlo. En solo un segundo tenía al hombre sometido en el suelo.
Siendo el más agresivo de los dos, Quorym no esperó a que el hombre explicara su razón de estar y de una vez le asestó un golpe en la nuca para dejarlo inconsciente.
ESTÁS LEYENDO
El Príncipe Que No Es Un Doncel. (Tercera parte de la saga Donceles)
RandomEl líder de tribu Agrim siempre ha amado a una persona. Alev, quien era conocido como la esposa del Rey desértico. Desde que puede amar, su amor ha ido dirigido únicamente a ese pequeño Doncel, que jamás podría tener. Aunque lo ha intentado muchas v...