Capítulo 39

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Después de dos semanas, Draco había salido de la Enfermería, y creo que eso fue un alivio para Madama Pomfrey, ya no tendría que soportar su mal genio.

En los últimos días Draco había estado muy cariñoso conmigo, tanto que era difícil de creer.

Obviamente eso me hacía sentir especial y malditamente feliz... pero todas estas expresiones de cariño parecían tener un motivo oculto, parecían una despedida.

Tal vez solo esté exagerando, pero el tiempo se acababa, el armario evanescente no estaba arreglado y Dumbledore aún vivía... el trabajo de Draco no tenía avances... lo que significaba que todo iba mal.

El solo imaginarme lo que ocurriría si él no terminaba su misión me provocaba una oleada de sufrimiento.

Draco aparentaba que no le interesaba el tema y que estaba más preocupado por mí que por él cuando salía a relucir el asunto en alguna conversación, pero yo no era tonta ni ciega... podía descifrar esa mirada melancólica que solía apoderarse de él cuando estábamos en la Sala de los Menesteres... sabía que tenía miedo a lo que podría suceder, y aunque no habláramos directamente del tema, los dos compartíamos ese miedo.

Por eso nadie me quita de la cabeza la idea que Draco intentaba pasar el mayor tiempo posible a mi lado, tal vez porque pensaba que el inevitable final estaba cerca.

¡Deja de pensar en eso!

Me recriminé mentalmente observando como Draco caminaba hacia el armario evanescente. A regañadientes me senté en el sillón, inclinándome hacia delante y apoyando la barbilla en mis manos para admirarlo sin que él fuera consciente de ello...

Su hermoso cabello rubio platinado brillaba a la escasa luz, su exquisita altura podía abrumar a cualquiera al igual que sus anchos hombros que podían darme los mejores abrazos.

-         ¿De dónde sacaste el libro? – preguntó señalando el libro que tenía en sus manos

-         De la Sección Prohibida – susurré

-         ¿Cómo lograste entrar ahí?

La pregunta era directa y completamente clara, pero mi respuesta no podía serlo, Draco no podía enterarse.

Tal vez se enojaría conmigo... pero me perdonaría ¿verdad?

Después de todo, gracias a Snape había conseguido el libro y ahora teníamos una clara posibilidad de arreglar el armario... y eso era lo que Draco quería.

Pero no iba a correr el riesgo de una, más que probable, pelea.

-         Eso es un secreto – dije haciéndome la misteriosa – No puedo desvelar mis fuentes

•••

-         Eres increíble – comentó mientras me miraba con un orgullo y admiración que me hacía sentir invencible

Al fin, después de tantos intentos, de meses de trabajo: el armario estaba arreglado, y Draco estaba eufórico, hemos resuelto una parte de nuestros problemas.

-         No es para tanto, lo has arreglado tú – dije con timidez

-         Pero tú eres quien ha encontrado la forma – dijo haciendo que sonría como una tonta enamorada

-         ¿Qué haces? – dije al verlo entrar al armario

-         Tengo que comprobar el camino

Una cosa era probar con una manzana o con una de las ratas que deambulaban por la sala y otra era que se metiera él...

¿Qué pasa si no estaba totalmente reparado?

Traidora (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora