Capítulo 44

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Habían pasado horas, y aún no teníamos noticias, estábamos muy preocupados: Luka estaba montando guardia en los límites de la barrera, Ginny estaba parada en la puerta de casa esperando ver alguna señal y mamá estaba en la cocina tratando de encontrar cualquier cosa que hacer para mantenerse ocupada.

Y la situación no mejoró cuando la lata de aceite oxidada que servía de traslador llegó sin Ron y Tonks.

Varias lágrimas se le escaparon a mamá, seguramente pensando en lo peor, a lo que yo trataba de decirle que seguro se retrasaron, pero pronto estarían aquí.

Y como si el destino intentara burlarse de mí, en ese momento una vieja zapatilla de lona apreció, pero sin Fred ni papá.

El plan fracasó...

Eso era lo único que pasaba por mi mente en estos momentos.

Los han descubierto, mis ojos estaban cristalizados.

-         ¡Mamá! – gritó Ginny, miré a donde señalaba

¡Habían llegado!

¡Alguien lo había conseguido!

Mamá, Ginny y yo intercambiamos miradas y bajamos a toda prisa los escalones de la puerta trasera.

Harry Potter estaba arrodillado en el suelo y Hagrid se estaba poniendo de pie.

Sentía una punzada de alivio en mi corazón.

-         ¿Harry? ¿Eres el Harry auténtico? ¿Qué ha pasado? ¿Dónde están los otros? – gritó mamá con ansias en su voz

-         ¿Cómo que donde están? – preguntó Harry jadeando - ¿No ha vuelto nadie?

-         No -dije secamente

-         Los mortífagos nos estaban esperando. Nos rodearon en cuanto levantamos el vuelo; sabían que iba a ser esta noche. Pero ignoro qué les ha ocurrido a los demás. Nos persiguieron cuatro mortífagos y nos costó mucho librarnos de ellos. Y después nos alcanzó Voldemort – explicó Harry de manera suplicante

Sentí un estremecimiento en todo el cuerpo al escuchar ese nombre y también por no saber que suerte habían corrido mis hermanos.

-         Por suerte tú estás bien – dijo mamá dándole un abrazo

-         ¿Tienes un poco de coñac, Molly? – preguntó Hagrid, algo tembloroso – Es para fines medicinales...

Mamá entró a casa a buscarlo en vez de hacerlo mediante magia, de seguro no quería que nadie le viera el rostro, que de seguro debe estar empapado de lágrimas. Entonces Ginny comenzó a explicarle a Harry el por qué estaba así.

Mamá regresó después con una botella de coñac y se la dio a Hagrid. El guardabosques la destapó y bebió un largo sorbo.

-         ¡Mira, mamá! – gritó Ginny señalando a cierta distancia

En la oscuridad había surgido una luz azulada que fue agrandándose y volviéndose más intensa, y entonces aparecieron Lupin y George, girando sobre sí mismos hasta caer al suelo.

Algo iba mal... Lupin sujetaba a George, que estaba inconsciente y tenía la cara cubierta de sangre.

Ahogué un grito de miedo.

-         Tu y yo después hablaremos – me susurró mamá en el momento en que corrió hacia ellos

Entre Harry y Lupin entraron a George a la casa, pasaron por la cocina y fueron al salón.

Una vez allí, lo tumbaron en el sofá. Cuando la luz de la lámpara le iluminó la cabeza, solté un grito de horror y sentí un vuelco en el estómago, junto con unas horribles ganas de vomitar.

Traidora (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora