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Hoy en la noche, Jisung fué invitado a un cumpleaños-fiesta de un chico de la universidad. Pero no solo el, si no, muchas más personas del aula y entre ellos estaba Minho.
Cómo es de costumbre, el mayor iría a buscarlo y así se irían juntos a la fiesta. Jisung estuvo toda la tarde indeciso sobre qué ponerse y a pesar de que le costó un mundo, finalmente pudo decidirse por algo.

Decidió ir con algo casual pero no del todo. A Han le gusta mucho cautivar miradas y siempre ha sido así, pero ahora la única que desea poder cautivar es la de su mejor amigo. Por suerte, tenía a su favor el conocer los gustos del mayor a la perfección.
Optó por unos vaqueros ajustados, resaltando su trasero a simple vista, junto a una camisa negra y, como última pieza que era su más adorada e importante: sus clásicos y característicos bototos Dr Martens negros con plataforma.

Le encantaban esos zapatos más que su colección completa de converse. Era gracioso ya que aunque usara esas plataformas de 5 centímetros, no era capaz ni con eso de sobre pasar la altura de Minho. Aunque no se quejaba, era lindo ser más bajo que él.

Se aplicó perfume y se puso sombra negra en el borde superior de sus ojos. Acomodó su cabello frente al espejo de su baño y escuchó su teléfono vibrar.
Sonrió y contestó la llamada de inmediato, tomando su abrigo negro que estaba tendido sobre la cama y bajó las escaleras rápidamente.

—ya voy, señor—respondió.

Minho al ver la puerta de la casa de Jisung siendo cerrada por este, sonrió. El chico se veía tan jodidamente bien que sin poder evitarlo se le escapó un suave jadeo.
Bajó la mirada pegándola en el volante estando sonrojado y el menor no tardó en entrar al auto.

—¡hola Honnie!—sonrió. El mayor lo miró y le sonrió.

—hola, Hannie. Te ves muy bonito.

Jisung sonrojado desvió la mirada y se colocó el cinturón para evitar que Minho lo viera en ese estado.

En la fiesta habían muchas personas, de eso pudieron darse cuenta apenas llegaron. Habían varios autos en la calle por dónde vivía el cumpleañero y les costó un poco encontrar sitio vacío.
Estando dentro de la casa se toparon con un desorden extremo, todos bailaban y cantaban como si fuera lo único que supieran hacer. Minho sonrió con diversión y tomó la mano de Jisung para unirse al despelote.

Las canciones eran tan buenas que el par de amigos se contagiaron y, luego de embriagarse un poco con algunos licores se quedaron por un largo tiempo bailando y cantando.

Por un momento, Jisung se fué a la cocina a buscar otra lata de cerveza, y en cuanto volvió visualizó algo que realmente no le gustó. Pareciera como si todo el alcohol en su cuerpo se hubiera esfumado mágicamente y, dejando la lata a un lado se acercó a ese chico extraño que estaba casi colgado del cuello de su mayor.

Minho notó a Jisung y rió al verlo empujar lejos a ese chico raro y ebrio que se le colgó.
El pelinegro con su seño fruncido se acercó peligrosamente al pelimorado, ambos mirando los labios del otro. Era casi nulo el espacio que había entre sus bocas, pero un fuerte grito por el micrófono los separó de inmediato.

—¡Ahora el esperado karaoke!

Jisung sacudió su cabeza, confundido por sus propias acciones. ¿Por qué se acercó así al mayor y este no lo detuvo? O mejor dicho, ¿Por qué Minho se acercó y él no se corrió en ningún momento?

Si no hubiera sonado se jodido ruido, ya se habrían besado. Que lamentable situación.

Evitando la mirada del mayor fué a buscar la lata que había dejado por ahí. Cuando la encontró volvió a ponerse al lado de su amigo, quien lo miraba como si hubiese descubierto Asia.

—creo que las copas me hicieron bastante efecto—rió Jisung, tratando de quitarle importancia a lo que había sucedido. Minho a los segundos después rió también.

—sí, creo a mí también.



















Despertar con migraña después de una larga fiesta era terrible para Han, pero él se lo buscó.

Estiró su cuerpo en la cama, llevando de inmediato una de sus manos a su frente. El dolor se estaba volviendo insoportable a medida que iba despertando y lo estaba enloqueciendo.
Se sentó y miró hacia los lados, no había rastro de Minho. De algo que recordaba era que le había ofrecido quedarse a dormir, pero tal vez no lo hizo y ya.
Bufando dejó la cama y fué en busca de un paracetamol para acabar ese punzante dolor.

Llegó al baño y se miró en el espejo. Suspiró pensando, tratando de lograr recordar alguna escena de todo lo que ocurrió en la noche pero le era imposible. Detestaba eso ya que borracho siempre hacía cosas que estando sobrio ni loco haría.

Solo esperaba no haberse declarado.

¡Mierda! ¿Y si eso hizo? Todo es posible.
La culpa y el desespero empezó a carcomerlo, como si estuviera viviendo la cosa más cringe de toda su vida.

De todos modos, dudaba que eso haya sucedido. Jisung sabía controlar ciertos temas estando borracho o no, y no creía que el trago lo hiciera decir que Minho le gustaba frente a éste mismo. Era un asunto tan delicado que su yo borracho lo tendría presente también.
Bufó y salió del baño, tenía pensado escribirle a su amigo para juntarse pero esa idea de que probablemente se haya enterado de sus sentimientos lo asustaba. Mejor no buscarlo y esperar a verlo el Lunes en la universidad.

El resto de su día estuvo normal, pero del asco. La migraña le duró casi todo el día, aunque más era su mal humor el que apestaba.
Por suerte nadie lo buscó y, curiosamente Minho tampoco. Diría que eso era genial, pero

¿¡Y si era porque realmente se enteró!?

¡Joder! Odiaba tanto no poder acordarse si quiera un poco de lo que ocurrió anoche. Era pésimo recordando cuando estaba en estado de ebriedad y lo detestaba, pero ahora parecía ser una situación de vida o muerte.

Prefirió dejar de pensar tanto y se dedicó a ver películas por todo lo que quedaba del día. No estaba de ánimos para buscar y dar explicaciones a su amigo, el Lunes ya tendría tiempo y ganas de hacerlo.






Holaaa, aquí otro ep. Espero que les guste y no olviden votar <3

The boy is mine. [Minsung] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora