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Jisung no despegaba su mirada de la bonita carita de Minho, quien reía por unas bromas que estaba haciendo Seungmin, un amigo que tenían en común.
Esa risa era tan dulce, que podría escucharla eternamente. Y aunque amaba más provocarla él, de todos modos le sacaba una sonrisa ver cómo otras personas hacen reír a su mayor.
Minho dejó de reír para comer el último poco que le quedaba en su bandeja de almuerzo, y Jisung aterrizó en la tierra cayendo en cuenta de que se había perdido en la belleza del chico.

Seungmin ya había terminado de comer y se estaba por levantar de la mesa, despidiéndose de ambos. No pasaban mucho tiempo con él ya que el chico prefería jugar basquetbol en los recesos.

—Chicos, siempre son unos aburridos y nunca juegan cuando yo los invito. —Se quejó Seungmin, cruzándose de brazos una vez que ya se había parado.

Jisung y Minho se miraron cómplices, y volvieron a mirar a su amigo.

—No lo sé... Ya no me dan ánimos. Minho y yo somos muy porros como para aprender en la misma clase y preferimos estudiar, por eso ya no jugamos. —Contestó Han, mordiendo su manzana.

—Yo pienso que sería divertido. —Habló ahora Minho.

Jisung frunció el ceño y miró a Minho a penas dijo aquello. Seungmin sonrió contento y chocó el puño con el del mayor.

—Vamos Hannie... será divertido. —Rogó el mayor.

Jisung miró esos bonitos labios. Suspiró derrotado y asintió.

—Vale. Vamos.

Los tres dejaron el comedor para dirigirse al gimnasio en donde sería el partido, llegando se cambiaron de ropa colocándose los vestuarios de cada equipo correspondiente. Minho y Jisung siempre eran del mismo equipo, pero Seungmin era del contrario.

Salieron de los camerinos y hubo una sorpresa.

Estaba Felix en el equipo contrario.

Y no solo eso, si no que justo estaba en la posición contraria de Jisung, por lo cual le tocaría impedir que se acercara al aro para encestar.

—Creo que voy a tener que darle clases a tu noviesito. —Dijo Jisung mientras caminaban hacia sus lugares.

—Ya no hablo con él. —Respondió el mayor elevando los hombros, sin mucho interés.

¡¿QUÉ?! Esto había pasado completamente desapercibido por Jisung.

—¿En qué momento? —Preguntó con curiosidad. Minho solo rió por lo chismoso que sonó Jisung.

—El otro día en la mañana... Cuando te vino a dejar tu mamá y me viste hablando con él.

Fueron interrumpidos por el silbato.

Jisung sonrió victorioso, no iba a simplemente quedarse callado ahora. Necesitaba abrir su boca para molestar a ese extranjero que al fin iba a salir de su camino. Hay que patear las piedras que estorban tu paso.

El partido comenzó bien. Jisung logró empujar el balón antes que Felix y no pudo evitar mirar al rubio de manera egocéntrica, con notoria superioridad.

Felix no era alguien de enojarse fácil cuando lo provocaban, sabía guardar la calma. Pero Jisung por alguna extraña razón le quitaba la paciencia demasiado rápido, como si ni siquiera tuviera.
Miraba con recelo la manera en la que Han se movía con agilidad por la cancha, sin dejar de botear el balón. A pesar de no tener una gran altura aproximando el metro ochenta, se notaba que era más habilidoso que varios jugadores más altos que él. Estaba claro que para ser tan bueno debió haber ido a algún entrenamiento.
Por un momento Minho se le cruzó y sus ojos se hipnotizaron; el mayor se veía demasiado hermoso y también se notaba lo habilidoso que era.

The boy is mine. [Minsung] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora