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Ya llevaban más de una hora dentro de la casa en donde era la fiesta, y todos estaban en la zona bailable . La mayoría estaban bailando y bebiendo, un ambiente bastante fuera de peligro en cuanto a peleas y esas cosas que suelen pasar cuando la gente ya está borracha.
Al principio, a Jisung le costó soltarse para poder bailar, pero le bastaron unos vasos de alcohol para tomar la confianza necesaria.
Antes, había permanecido sentado en una silla mirando a Minho, quien estaba bailando a un par de metros suyo. Se veía bastante bien y por supuesto, demasiado guapo.
Cómo los tragos hicieron efecto en su cuerpo, se levantó para acercarse al mayor, pasando sus brazos por el cuello del chico sacándole una coqueta sonrisa.

—Al fin te animaste.

—Eres mi mayor tentación. —Contestó Han, meciendo su cuerpo al ritmo de la música.

Minho se acopló a Jisung, y ambos lograron estar en la misma sintonía. Se movían apegando sus cuerpos e ignorando al resto, al ritmo de la música que parecía estar cada vez más fuerte.

Pasaron un par de horas más y el ambiente ya estaba cambiando. Habían varios que por el alcohol ya no tenían las fuerzas para bailar y estaban sentados en cualquier parte.
        Jisung había ido a buscar su chaqueta, pues le había dicho a Minho que ya quería volver a casa. Cuando volvió, pudo verlo hablando con un chico.
Analizó bien ese rostro que tan familiar se le hizo, y pudo recordar que era claramente el mismo chico que comenzó a fastidiarlo cuando lo vio en las historias de Minho la vez que viajó a visitar a sus familiares, y que encima resultaba ser de la misma universidad.
Se despidió de Seungmin y un par de amigos rápidamente, para luego dirigirse de inmediato a donde estaban ellos dos platicando.

—¿Vamos? —Preguntó a Minho suavemente, pero tomándolo posesivamente del brazo. El nombrado asintió revisando que no se le hay quedado nada de lo que trajo.

—Así que tú eres el afortunado... —Habló Hyunjin; se le notaba bastante lo borracho que estaba. Aún así eso no fue impedimento para que Jisung le contestase tan simpáticamente.

—Claro, ¿Quién más que yo está a la altura? —Sonrió y Minho le dió empujoncitos hacia la puerta principal, pues sabía que algo malo se vendría si no lo apuraba para que se fueran.

—Tal vez yo. —Dijo animadamente. —Es broma, Han. Pero oigan no se vayan, justo íbamos a jugar a la botella.

Minho rodó los ojos estando en desacuerdo con esa idea y siguió en camino a la puerta, pero Jisung lo frenó.

—Quedémonos un rato, ¿Si? Por favor, Hyung. —Minho lo miró achicando los ojos y asintió, dándole un pequeño beso en sus labios sacándole una sonrisa a Jisung.

Con pereza tomó asiento en el círculo de los pocos que aún estaban cuerdos y tragó duro al percatarse que quedó frente a Hyunjin, quien se sentó ahí a propósito.
Jisung los miraba pacíficamente, pero sólo estaba fingiendo. Aún así se sentó frente a otro chico sin mucho problema.

—Que yo sepa no hay compromisos de noviazgo aquí, así que todo vale. —Dijo Hyunjin, mirando de reojo a Jisung quien parecía no inmutarse.

Minho solo observaba en silencio. Presentía que esto terminaría muy mal, pero no diría nada al respecto.
La botella empezó a girar y el que más parecía estar atento a donde se direccionaba era Jisung. Afortunadamente paró en otros chicos.
La botella volvió a girar y esta vez paró en Minho y Hyunjin.
Minho lo miró a los ojos, con una expresión de "si me dices que no, no lo hago" pero Jisung suspiró profundo y le hizo un gesto de cero molestia, como si realmente no le importara el tonto juego.

—Esto se puso interesante. —Susurró Seungmin.

Hyunjin se levantó y se acercó a Minho para besar sus labios lentamente, sobrepasando el pequeño beso que era de la normativa del juego, pero separándose.

Jisung tragó duro y miró la botella girar otra vez. Esta vez frenó frente a él y el otro chico que ni siquiera conocía o recordaba haber visto antes, pero no podía negar que era muy atractivo.
Con la imagen de ese beso que se dieron, se acercó al contrario y besó sus labios con mucha pasión cegado de venganza, superando lo que Hyunjin había hecho. Minho se puso muy tenso y aclaró suavemente su garganta, llamando únicamente la atención de Han.

El juego tuvo un par de rondas más y la pareja se fue en rotundo silencio.

—Estuvo diver-

—No. —Espetó Minho con rabia, tomando asiento en el volante y cerrando bruscamente la puerta.

Jisung tragó duro y se sentó en el copiloto rápidamente.

—Pero Min.

El nombrado lo miró seriamente y suspiró.

—¿Es en serio, Jisung? ¿Luego de haberme dicho en casa que querías compromiso y no verme besando a alguien más? Pero claro, tú mismo quisiste jugar sabiendo que me tocaba con Hyunjin y encima besas a ese otro chico sin respetar el límite del juego y mucho peor, sin respetarme a mí. —Habló con suma seriedad.

Hubo otro silencio y Jisung se abrochó tímidamente el cinturón mientras Minho encendía el motor del auto.

—Cada vez que pienso que ya has madurado en ese aspecto, me vuelves a desilusionar como siempre.

Eso pareció chocar el orgullo de Jisung, quien lo miró frunciendo el ceño.

—¿Desilusionarte? Oh bueno, perdóname por no ser el chico perfecto y cagarla siempre, es mi dón. —Respondió sarcástico. —Sé perfectamente que soy un inmaduro de mierda y todo lo que quieras, pero no hace falta que me lo recuerdes.

El mayor suspiró, sabiendo que había dado justo con una inseguridad del menor. Aún así su enojo no se iba, y por lo mismo condujo en dirección a la casa de Jisung.
Al llegar a la casa del chico, pararon frente a esta.

—Entonces empieza a cambiar esa actitud tuya, porque no me parece correcto que-

—¡Odio tanto que seas tan correcto, joder! Si no te parece correcto mi comportamiento inmaduro puedes dejarme en paz y ya. —Habló con rabia y lágrimas se acumularon en sus ojos. Tomó sus cosas y se bajó del auto con rapidez. Antes de cerrar la puerta miró por última vez a Minho. —No sé en qué estaba pensando cuando creí que esto iba a funcionar.

Minho dejó que diera el portazo y se marchó con el corazón apretadísimo. Sabía que quizás esas palabras que dijo Jisung fueron producto de su fuerte orgullo, pues lo conocía mucho, pero quizás esta vez si dijo la verdad y le había dolido demasiado.
       Llegó a su departamento y sin ganas de nada se tomó una pastilla para dormir profundamente, queriendo olvidar todo esto por al menos 8 horas durmiendo.

Por otro lado, Jisung lloraba en silencio en su habitación, con su rostro hundido en las almohadas. Todo lo que dijo no era cierto y sabía que a Minho le había dolido.
Nunca debió haberse bajado del auto y si hubiese conversado con calma las cosas como su mayor lo estaba haciendo, todo habría sido diferente.
Se acomodó mirando el techo y buscó en su bolsillo del pantalón su teléfono. Marcó el contacto de Minho pero a pesar de que sonaba, no contestaba. Le dejó por lo menos unas 80 llamadas perdidas antes de quedarse dormido.






Ya hacía falta drama aquí. Buenas buenas.

The boy is mine. [Minsung] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora