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Jisung sentía unos nervios impresionantes. Jamás se había sentido así.
No eran nervios malos, sino buenos. Esa sensación de hacer algo que jamás has hecho en tu vida, y que algo te dice que será glorioso, o increíblemente bueno.
    Tenía confianza plena en Minho, sabía que él no iba a hacerlo sentir mal nunca. Eso lo tenía realmente calmado.
De todos modos, existía ese miedo por "entregarse" de esa manera a una persona, siendo que nunca antes lo ha hecho así.

Ver como Minho se despojaba de su camiseta lo hizo caer en la realidad.
Se sentía sumamente orgulloso de sí mismo y suertudo por ser él quien vaya a disfrutar la perfección del cuerpo de su mayor. Era una suerte y fortuna que no cualquiera tiene. Minho tenía el cuerpo bastante bien trabajado; ambos iban 3 veces a la semana al gimnasio y nunca se perdía observar la definida musculatura del mayor.

Minho lo miraba con profundidad, pero también amor.
Deseaba poder darle una buena primera vez a Jisung, porque eso merecía. Quería que se sintiera a gusto en todo momento, y que disfrutara cada detalle por más mínimo que sea, a flor de piel. Una parte de él lo quería empotrar contra la cama y follarlo duro, pero más le pesaban sus ganas de hacérselo con amor y cuidado.

De un momento a otro, se besaban profundamente en la cama.
Jisung estaba sentado en el regazo de Minho, y abrazaba su cuello para mantenerlo cerca. El mayor deslizó sus labios al cuello del contrario y fue repartiendo suaves besos húmedos, escuchando como respuestas suaves suspiros que indicaban un rotundo gusto por aquella acción.
    Hacía frío, pero esa temperatura iba dando igual a medida que ambos se sentían más acalorados por el constante tacto y roce entre sus cuerpos.

Se separaron por unos segundos y Han miró al pelimorado con una bonita sonrisa.

—Hyung... No te sientas limitado conmigo solo porque soy inexperto. Puedes hacer lo que normalmente haces al cojerte a alguien... Ya sabes. —Habló confuso, no sabiendo muy bien cómo redactarse por los nervios. No había podido hacer contacto visual por timidez.

Minho rió suave, y Jisung sintió la brisa de aquella risa golpear delicadamente su oído debido a la cercanía.

—Es que normalmente no hago el amor.

El pelinegro subió sus brillantes ojos a los del pelimorado, sintiendo como su corazón se derritió ante esa respuesta.

—Eres tan lindo... —Murmuró, e inició con confianza un nuevo beso, más intenso esta vez.

El más alto dio la vuelta, siendo precavido con el cuerpo de Jisung. Si bien no era un cuerpo estereotipado de un "sumiso–pasivo" debido a la considerable musculatura que tenía el joven; quería ser delicado para darle la mejor sensación, que era ser cuidadoso.
Los labios de Jisung estaban levemente hinchados, Minho pudo apreciarlo. Sus mejillas sonrosadas, su respiración que cada vez se aceleraba más, su manzana de Adán subiendo por cada momento en que tragaba debido al intercambio de salivas constante que había. Era perfecto.

De pronto, una curiosa mano bajó a la entrepierna de Minho; este solo se dejó hacer.
Jisung introdujo su mano, manoseando el bulto ajeno sobre la tela del boxer.

—Hace mucho quería hacer esto... —Se sinceró el pelinegro, mirando directamente a los ojos al pelimorado.

Minho sonrió, complacido por lo que había escuchado.

—No eres el único. Tuve muchísimas fantasías.

Jisung sonrió, tan bonito que a Minho le generó violencia.

A pesar de no saber muy bien cómo provocar a otro chico, Jisung se guiaba por lo que a él mismo le gustaría que le hicieran. Al tener la misma anatomía, podía saber a la perfección que cosas hacer para enloquecer a Minho.
Su mano se coló bajo el bóxer, y el mayor suspiró como respuesta.

The boy is mine. [Minsung] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora