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La luz del sol se colaba entre la cortina de la habitación de Minho. Ese molesto rayo justo en su ojo lo hizo despertarse y se sentó en la cama. No le bastó hacer mucha memoria para recordar perfectamente todo lo que había ocurrido anoche.

Con un repentino nudo en la garganta tomó su celular, percatándose de todas las llamadas perdidas que tenía de Jisung. Aún así no quiso devolverle ninguna llamada y mucho menos contestarle los mensajes, que por cierto no tenía ganas de leerlos.
Su madre estaba sentada en el mesón de la cocina, como si lo estuviera esperando para hablar las cosas. Había escuchado a su hijo llegar a casa llorando, y estaba realmente preocupada.

—¿Qué ocurre, mi príncipe?

Minho sonrió por ese apodo que usaba la señora cuando le sucedían conflictos, que antes lo usaba mucho cuando él era más pequeño.

—Creo que... Lo que sea que tuve con Jisung, ya se acabó.

Su madre lo miraba, notando la tristeza en ese inexpresivo rostro. Conocía muy bien a Minho como para notar las expresiones que ni siquiera expresaba.

—¿Y por qué llegaste a esa conclusión?

—Sabes que Jisung es inmaduro y muchas veces se comporta aún como un niño. Siempre le digo que eso debería cambiarlo cuando las situaciones son serias, pero no parece querer cambiar y sigue comportándose así, aún si eso me afecta a mí.

Hubo un pequeño silencio en el que su mamá analizaba las palabras que Minho explicó.

—Te advertí que tuvieras cuidado siempre, aunque conozcas muy bien a Jisung. Si te hace mal su actitud y él no quiere cambiar por tí, ¿Entonces..? La respuesta es clara, corazón.

Sin darse cuenta él mismo, había comenzado a llorar. Gruesas lágrimas corrían por sus mejillas deslizándose hasta su mentón.
La señora de inmediato se levantó para ir a abrazarlo.

—Hijo...

A veces Minho no necesitaba palabras consoladoras, sino que solo un fuerte abrazo de su madre para apaciguar sus penas.
Se quedaron así por un rato y la señora vio la hora, recordando que ya debía irse a trabajar.

El día transcurrió lento, muy lento y tortuoso, pero supo manejarlo bien. Tenía esa habilidad de saber manejar la situación aunque sea complicada o triste en este caso.
      Seungmin lo había llamado para que lo acompañara a una tienda de instrumentos, pues quería comprarse una guitarra pero no tenía mucho conocimiento sobre las marcas, modelos y otras cosas, así que necesitaba la ayuda de Minho.
A pesar de que no tenía ánimos para ir, supuso que sería buena forma de despejarse; manteniéndose ocupado no pensaría tanto en Jisung y en lo que pasó, o en lo que no pasó.
      Se vistió con unos cargo café claro y unas vans, junto a una sudadera negra.

Condujo en su auto hasta la casa de Seungmin para irlo a buscar.
No pudo evitar reír al ver al chico salir de su casa apresurado y con una grande sonrisa. Traía un pequeño bolso y venía con un pantalón deportivo muy cómodo, con una sudadera.

—Hola Hyung—saludó con una dulce sonrisa, tras haberse sentado en el puesto de copiloto.

El chico miró a Minho y achicó sus ojos, como inspeccionándolo.

—¿Qué te pasó?

—Una larga historia—respondió sin muchas ganas de hablar sobre eso, como quitándole importancia con su tono de voz.

Llegaron a la tienda y entre risas entraron. Se les acercó un chico de bonita sonrisa, muy atractivo para el parecer de ambos. No se aguantaron el susurrarse entre ellos lo guapo que era.

—Buenas tardes chicos, mi nombre es Jungwon. ¿En qué puedo ayudarles?

—Buenas tardes, Jungwon. Mi amigo quiere comprar una guitarra semi profesional.

Seungmin se perdió entre la infinidad de guitarras que colgaban del techo, todas de diferentes tipos, diseños y colores.
Minho solo observaba en silencio; se encontraba sumido en sus pensamientos sobre todo lo que había sucedido con Jisung. No podía evitar recordar, pues analizar la situación lo tranquilizaba un poco. Sabe que él no está mal, y es que Jisung fue quien embarró las cosas con esa inmadurez tan característica de su forma de ser. Él estuvo bien, y aunque le duela y lastime sabrá tomar distancia.

La toxicidad no es buena.

Casi inconscientemente y como con acto automático, tomó su celular y se metió a los mensajes de texto, entrando al chat que tenía con Jisung. Leyó un par de disculpas no bien redactadas, tampoco muy sinceras, tal vez. También pudo ver que lo último del chat era un texto que decía "No puedes enviar más mensajes, este número te ha bloqueado". Esto último era muy irónico, ya que básicamente, después de que Jisung se disculpara de diferentes maneras, lo bloqueó contradiciendo olímpicamente todas sus disculpas.

Suspiró y guardó el teléfono, soltando una amarga risa.
"¿Seguiría con esa inmadurez?" Pensaba Minho. Simplemente no podía creerlo, pero si antes se sentía triste, ahora se siente molesto.
Decidió olvidar el tema y se enfocó en el lugar que estaba. Seungmin ya se le había perdido de vista, pero no lo inquietaba.
Caminó aún en silencio, observando guitarra por guitarra y cada amplificador que había de diversas marcas, modelos y tamaños.


Al final, Seungmin no se compró ninguna guitarra de las que habían, pues aún no estaba del todo seguro y quería recorrer más tiendas de instrumentos hasta estar bien decidido de cuál comprar. Las guitarras son caras y no quería arriesgarse. Aquello último fue consejo de parte de Minho.
El mayor fue a dejar al chico a su casa y se devolvió a su apartamento. Su mente aún estaba llena de pensamientos tristes que lo mantenían con los ánimos algo bajos, pero sabía distraerse haciendo cosas.

Por otro lado, Jisung estaba hecho un caos.
Estuvo todo el día encerrado en su casa pensando en Minho y en lo mucho que la había cagado con absolutamente todo. A veces le daban esos ataques compulsivos y actuaba sin pensar, guiándose de lo que sentía en el momento. No pensaba que con sus acciones o palabras pasaría a llevar a la otra persona, pero luego se daba cuenta cuando el error ya estaba cometido. También le costaba un poco pedir disculpas, pero en este caso es Minho, su persona más importante y especial. No podía dejar pasar la situación y que volvieran a distanciarse, no podía permitirlo. Aunque sabía que Minho estaba muy molesto y tal vez más molesto de lo que estuvo anoche. Pensar en eso lo ponía nervioso, porque sabía que el mayor no iba a buscarlo en un buen tiempo, dándole perfectamente a entender que no quiere verlo.

¡Jisung se siente tonto! Primero actúa de una manera y luego de otra. Intenta dar sus disculpas pero luego se enoja por sonar tan débil y manda a la mierda a cualquiera. Eso está demasiado mal, pero no sabía cómo enmendarlo. Empezaba a sentir que necesitaba un psicólogo con urgencia.

Miraba la hora de vez en cuando, y luego revisaba su teléfono para ver si había recibido alguna llamada perdida de su mayor. Pero nada. No había absolutamente nada.
Estaba empezando a desesperarse, y eso le preocupaba también. No sabía cómo manejar la situación, aunque en el fondo sabía que se le escapó de las manos en el minuto en que le dijo aquellas últimas palabras a Minho en persona, antes de bajarse del auto e irse.
La culpa que sentía lo carcomía, pero hacía lo posible por calmarse aunque era imposible.

Tomó otra vez su teléfono y desbloqueó a Minho. Entró al chat y decidió mensajearle.

"¿Podemos hablar?" Le escribió.

Pasaron 10 minutos y Minho le respondió.

"Espero que valgan la pena tus palabras, Jisung. Y que seas sincero, no como anoche que me hablaste desde tu orgullo."

Suspiró con el corazón acelerado. Sabía que debían conversar y no podía permitir que su inmadurez lo dominara como la última vez.




Siglos sin actualizar omg perdonenme por nacer. Espero no hayan perdido el interés en la historia 😂🥲

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⏰ Última actualización: Sep 23 ⏰

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The boy is mine. [Minsung] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora